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Etiopía vuelve a bombardear la capital de la región rebelde de Tigray y se resiste al diálogo

  • El primer ministro ha ordenado el ataque después de que el TPLF lanzara varios cohetes contra Asmara (Eritrea)
  • La guerra está provocando una crisis humanitaria que se complica cada día por la huida de miles de personas

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Migrantes etíopes que han huído de la guerra
Migrantes etíopes que han huído de la guerra

La Fuerza Aérea de Etiopía , Mekele, en la ofensiva que inició el pasado 4 de noviembre contra esa región rebelde, y se ha ratificado en su reticencia a aceptar una negociación para resolver un conflicto cada vez más internacional.

"Un ataque aéreo ha ocurrido hoy en la mañana alrededor de las 10:45 horas (07:45 GMT) en una área llamada Kedamay Woyane" en Mekele, ha confirmado en un comunicado el Frente de Liberación de Tigray (TPLF), partido que gobierna la región norteña, fronteriza con Eritrea y Sudán.

El Frente ha señalado que en esa zona se alza una iglesia, pero las autoridades de Adís Abeba han asegurado que ahí había un almacén de armamento. No ha trascendido, ni por parte del Ejecutivo etíope ni del TPLF, si el ataque ha causado víctimas.

El primer ministro etíope, Abiy Ahmed, ha ordenado el ataque después de que el TPLF lanzara el pasado sábado por la noche varios cohetes contra Asmara, capital de Eritrea, país aliado de Etiopía en el Cuerno de África y al que el Gobierno tigriña acusa de haber intervenido en la contienda a favor de su socio regional.

Internalización del conflicto

La acometida de las fuerzas de Tigray ha supuesto un paso en la escalada bélica que implica una internacionalización del conflicto y que ha recibido los reproches de Estados Unidos.

"EE. UU. condena enérgicamente los ataques injustificables del TPLF contra Eritrea el 14 de noviembre y sus esfuerzos por internacionalizar el conflicto en Tigray.  Seguimos instando a que se tomen medidas inmediatas para proteger a los civiles, reducir las tensiones y restablecer la paz", ha aseverado este domingo el subsecretario de Estado de EE. UU. para Asuntos Africanos, Tibor Nagy.

El Gobierno de España también ha condenado el ataque y ha hecho un llamamiento para evitar la escalada de la crisis. En un comunicado, el Ministerio de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación ha llamado a "buscar una solución pacífica dentro del respeto de la soberanía e integridad territorial de Etiopía y de sus instituciones constitucionales".

Hasta la fecha, Abiyganador del Premio Nobel de la Paz de 2019,  ha ignorado los llamamientos internacionales a una desescalada del conflicto y, además, se resiste a aceptar una negociación con el TPLF para resolver la crisis. Sin embargo, el presidente de Uganda, Yoweri Musseveni, ha abogado por la vía del diálogo para acabar con la contienda, tras reunirse en Kampala con el ministro de Asuntos Exteriores de Etiopía, Demeke Mekonnen.

"Una guerra en Etiopía le daría a todo el continente una mala imagen.  Debería haber negociaciones y detenerse el conflicto, no sea que lleve a pérdidas innecesarias de vidas y paralice la economía", ha llegado a escribir Museveni en su cuenta de Twitter, un mensaje que ha borrado después de su publicación sin mediar explicación.

Anteriormente, el Gobierno etíope había negado que Uganda fuera a mediar entre las dos partes en conflicto, como habían señalado algunos medios.

Etiopía rechaza la mediación: "Incentivará la impunidad"

Medios locales han publicado este lunes que el expresidente nigeriano Olusegun Obasanjo se disponía a viajar a Adís Abeba como mediador, si bien el Ejecutivo etíope no ha confirmado ese extremo. "El Gobierno federal está comprometido con el mantenimiento del Estado de derecho en la región de Tigray", se ha limitado a subrayar el Gobierno de Adís Abeba en un comunicado.

"La mediación en este punto solo incentivará la impunidad. Ningún gobierno del mundo se sentaría y negociaría con una entidad subnacional que ha atacado abiertamente la Constitución y prometido atacar su capital", ha explicado el embajador etíope Redwan Hussein, portavoz del comité creado para gestionar la ofensiva militar en Tigray, en una rueda de prensa en Adís Abeba.

En esa comparecencia, el general de brigada del Ejército etíope Bulti Tadesse ha asegurado que las Fuerzas Armadas federales efectúan "ataques de precisión" contra el armamento del TPLF, sin apuntar a la población civil.

Tigray permanece aislada y con las telecomunicaciones cortadas desde que comenzara esta ofensiva en represalia por un ataque de las fuerzas del TPLF a una base del Ejército etíope en la región, por lo que resulta difícil la verificación independiente de información.

Más de 25.000 desplazados y una crisis humanitaria

La guerra, a su vez, está provocando una crisis humanitaria que se complica cada día por la huida de miles de personas del conflicto. Más de 25.000 personas han escapado de la violencia de la región al vecino Sudán desde que empezó la contienda, ha informado la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).

"Más de la mitad de los refugiados son niños. Llegan cansados y agotados después de caminar distancias muy largas y traen muy pocas pertenencias", ha alertado ACNUR en su cuenta de Twitter, al remarcar que "la situación está empeorando y se necesita urgentemente más apoyo".

El contencioso entre Tigray y el Gobierno federal venía agravándose desde hace meses, con el retraso indefinido de las elecciones generales que se debían celebrar el pasado agosto en Etiopía como punto de inflexión.

Tras la demora de las elecciones por la COVID-19, el TPLF celebró el pasado septiembre sus propios comicios parlamentarios, que el Gobierno central tachó de ilegales, de ahí que ahora busque restablecer en Tigray el "orden constitucional". Además, desde el 5 de octubre, fecha en la que teóricamente vencía el mandato de Abiy, el Gobierno de Tigray no reconoce autoridad alguna del Ejecutivo federal.

Durante casi tres décadas,  el TPLF lideró la coalición étnica que conformaba el gobernante Frente Democrático Revolucionario del Pueblo Etíope (EPRDF) hasta la llegada al poder en 2018 de Abiy, un joven político de 44 años y de origen ahmárico y oromo.

Abiy forzó la dimisión de muchos altos cargos tigriñas y comenzó un intento de extirpar el etnicismo de la política reformando el EPRDF en el Partido de la Prosperidad (PP), con el que busca postularse a las elecciones y del que se desvinculó el TPLF.