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Coronavirus

Las protestas contra el Gobierno pierden intensidad, aunque dejan un herido en Moratalaz

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Continúan las caceroladas contra el Gobierno por la gestión del coronavirus

La undécima jornada de concentraciones y caceroladas contra la gestión del Gobierno ante el coronavirus en diferentes puntos de Madrid ha perdido intensidad y afluencia este miércoles respecto a días anteriores, aunque se ha registrado un enfrentamiento entre varios vecinos en el barrio de Moratalaz.

La calle de Núñez de Balboa, el Paseo de la Habana y la calle de Ferraz han vuelto a ser escenario de protestas, en esta ocasión secundadas por decenas de personas, frente a los centenares de los últimos días, mientras que un amplio dispositivo policial se ha desplegado en Alcorcón para evitar enfrentamientos entre manifestantes en favor y en contra de las movilizaciones.

El momento de tensión de este miércoles se ha vivido en la concentración de Moratalaz. Por causas que están siendo investigadas, en el marco de la protesta se ha producido un enfrentamiento entre un grupo de extrema izquierda y los congregados en la zona en el transcurso del cual un joven que participaba en la cacerolada ha sufrido un golpe en la cabeza con un objeto contundente.

Agreden a un joven durante las protestas contra el Gobierno en Moratalaz

La rápida intervención de los vecinos y policías ha evitado que el incidente, entre tensión e insultos, fuera a más, según relatan testigos presenciales a la agencia Efe. El chico ha sido atendido por sanitarios de una Unidad Básica del Samur-Protección Civil por policontusiones y ha sido trasladado hasta el Hospital Gregorio Marañón, donde ha quedado ingresado, según han informado a Europa Press fuentes de Emergencias Madrid.

Concentraciones en varios puntos de Madrid

El aplauso sanitario de las 20 horas, cada vez más tibio, ha dejado paso a las caceroladas desde balcones y ventanas, y a las protestas contra la gestión de Sánchez, que tienen lugar en torno a las 21:00 horas rodeadas de un amplio operativo policial, coordinado por la Delegación del Gobierno en Madrid con el objetivo de que se guarde la distancia de dos metros y que no se corte el tráfico de las calles.

Todas las concentraciones en los diferentes puntos siguen marcadas por los gritos de "libertad" y "Gobierno dimisión", y por las banderas de España que portan los asistentes y los vecinos que las siguen desde sus ventanas haciendo sonar todo tipo de menaje y utensilios.

Este miércoles, el Paseo de la Habana ha sido uno de los puntos donde más agentes policiales se han desplegado, que han llegado a retirar vehículos del lugar antes de que se acercaran decenas de personas.

En la calle Núñez de Balboa, donde se iniciaron las caceroladas, del distrito madrileño de Salamanca, también decenas de personas han vuelto a protestar, pero en movimiento en todo momento, para evitar posibles sanciones.

Un grupo de ciudadanos ha vuelto a manifestarse en la calle Ferraz, ante la sede del PSOE, con mayor presencia policial. Los congregados han estado en permanente movimiento por las aceras siguiendo las recomendaciones de los agentes, que indicaban a los manifestantes que no podían parar ni invadir la calzada.

Las protestas se han extendido por otros barrios, como Mirasierra, Aravaca, Chamartín, Montecarlo o Aravaca, ciudades madrileñas como, Alcorcón, Pozuelo de Alarcón o Getafe y otras ciudades españolas como Salamanca, Valencia, Zaragoza, Sevilla, Logroño o Guadalajara.

Sin incidentes en Alcorcón

Tras la tensión de los últimos días en Alcorcón, el Ayuntamiento de este municipio ha decretado este martes el cierre de la Plaza de los Príncipes de España, lugar donde se organiza la concentración, para evitar aglomeraciones y que no se produjeran enfrentamientos.

Un amplio dispositivo de Policía Nacional y Policía Local ha vigilado esta plaza y sus alrededores y la cacerolada se ha celebrado sin incidentes y escasa afluencia.

En Galapagar, la Guardia Civil ha vuelto a cortar las inmediaciones del domicilio del vicepresidente Pablo Iglesias y la ministra Irene Montero, para que los participantes en la protesta no pudieran acercarse.