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Día de la madre

El desafío de ser madre y estar sola frente a la crisis del coronavirus

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Madre con sus dos hijas
Madre con sus dos hijas

El estado de alarma por el coronavirus ha cerrado las escuelas y ha confinado a todos los niños y niñas. Con las criaturas encerradas en sus casas, cuidar de ellas y trabajar a la vez es todo un reto para sus progenitores. Un desafío total en caso de que solo haya una persona adulta al frente del hogar. En España hay 1.887.500 hogares monoparentales, según los últimos datos del INE de 2019. A la cabeza de la inmensa mayoría, del 81%, hay una mujer.

Viudas, separadas, solteras, divorciadas o casadas, de todas las madres que celebran su día son las que más han sufrido las consecuencias de la crisis del coronavirus. Aunque la palabra ‘monoparental’ no provenga de ‘padre’, sino de ‘progenitor’ en los últimos tiempos se intenta visibilizar esta predominancia de las madres dentro del colectivo a través de la palabra ‘monomarental’.

Teletrabajo y conciliación

La mayoría de las madres que tienen empleo han podido acogerse a condiciones de teletrabajo. Es lo que calcula la Federación de Asociaciones de Madres Solteras, FAMS, que ha realizado un sondeo online sobre la incidencia del primer mes de confinamiento en 545 familias monoparentales. Pero el teletrabajo no resuelve todos los problemas, porque una única persona tiene que cuidar y atender las necesidades de la criatura al mismo tiempo que realiza su jornada laboral.

“Me siento afortunada por poder teletrabajar”, nos dice Marieta, madre de la pequeña Laia, de ocho años. “Procuramos organizarnos, que coincidan sus clases online con mi jornada de trabajo por las mañanas, pero es difícil porque ella tiene otros horarios de comidas o puede necesitarme mientras estoy trabajando. El resto del tiempo también necesita atención, que juegue con ella, que la ayude a hacer los deberes…”.

Pero otras muchas madres no pueden acceder al teletrabajo. Según el estudio de FAMS, el 19% de las madres tiene que salir de su domicilio para trabajar, por ejemplo en centros sanitarios, supermercados, oficinas, asistencia social o limpieza principalmente. Algunas de ellas han optado por que sus hijos vivan con otros familiares mientras dura esta situación.

Las madres solteras duplican esfuerzos durante el confinamiento

Presión psicológica

“Las madres monoparentales se convierten en mujeres multitarea y tienen poco o ningún espacio para dedicárselo a sí mismas, con el estrés que eso genera. Una presión que aumenta en esta situación de confinamiento”, asegura Carmen Flores, presidenta de FAMS y vicepresidenta de la Unión de Asociaciones Familiares. Una situación que se vuelve más delicada todavía en caso de discapacidad o trastorno de conducta o aprendizaje del pequeño o pequeña.

Las madres monoparentales se convierten en mujeres multitarea y tienen poco o ningún espacio para sí mismas

Gran parte de esa presión viene estos días por las dificultades de moverse para comprar lo indispensable. Sin poder dejar solos a los hijos, algunas reciben ayuda de familiares que les llevan los suministros o tienen que llevar a sus hijos a la compra o a la farmacia. Les está permitido hacerlo, pero encuentran varios problemas. Según el Informe FAMS, el 27% tiene que coger el coche o un medio de transporte público para llegar al supermercado o la farmacia al vivir en un pueblo o una zona residencial. A esto se une el miedo a encontrarse con situaciones hostiles o de rechazo al hacer la compra con los hijos.

El 71% también están preocupadas por cómo afecta el confinamiento a sus hijos o hijas: cansancio, irritabilidad, inquietud, rabietas, aburrimiento… nadie queda libre de esas consecuencias.

Curra es madre de una adolescente de 17 años, Manuela. La joven está acostumbrada a respetar el trabajo de su madre, incluso hace estos días algunas tareas de la casa o la comida, pero también se resiente. “Está en un momento muy delicado de los estudios, de mucha exigencia y eso le pasa factura a veces, está sensible y preocupada”, dice Curra, que explica que su hija siempre tendrá prioridad sobre su propia tarea ante el ordenador.

Las madres solteras y separadas se enfrentan al doble desafío de trabajar desde casa y cuidar de sus hijos

Dificultades económicas

La mitad de las familias monoparentales están en riesgo de exclusión en la tasa AROPE que marca la pobreza en Europa. Cuando es un solo sueldo el que puede mantener a la familia, se suele llegar justo a fin de mes. Según la última Encuesta de Condiciones de Vida del INE, en 2018, el 50% de estas familias no se podían permitir vacaciones, el 52% no tenía capacidad para hacer frente a imprevistos y el 16% no podía mantener la casa con una temperatura adecuada.

La crisis económica generada por el coronavirus, con la oleada de despidos, ERTE y permisos no retribuidos que conlleva, supone una tormenta perfecta para numerosas familias. Las prestaciones aprobadas para autónomos o empleadas del hogar se calculan sobre el 70% de la base de cotización. Es el caso de Silvia, guía turística que trabajaba como autónoma y ha tenido que declarar el cese de actividad. Vive con sus dos hijas y le quedan 681euros al mes.

“Afortunadamente he podido llegar a un acuerdo con mi casera para pagarle el alquiler de estos meses poco a poco, más adelante. No obstante, estoy preocupada porque mi sector, el turístico, es el que más va a tardar en recuperar la normalidad y no sé cuándo podré volver a trabajar”, asegura.

El de Silvia es el caso de muchas otras madres que se encuentran en el paro y sin posibilidades de moverse para buscar un nuevo empleo por el confinamiento y la paralización de la economía.

Boletines RNE - La mitad de los hogares monoparentales en España están en riesgo de esclusión social - Escuchar ahora

Medidas de ayuda

La Secretaría de Estado de Derechos Sociales ha avanzado que el llamado Ingreso Mínimo Vital protegerá a las familias monoparentales. Era una de las peticiones de las asociaciones, que en primer lugar reclaman el reconocimiento de la condición de vulnerabilidad para que este tipo de familias pueda acceder a las distintas ayudas que serían necesarias: apoyo para el pago de alquileres o hipotecas, respuestas habitacionales dignas y seguras, becas de comedor o sustitutivas…

“Lo más preocupante es el empeoramiento del empobrecimiento de familias que ya vivían al límite. Hay muchas que necesitan ayudas económicas para cubrir sus necesidades básicas; que viven junto a sus hijos e hijas en una habitación en pisos compartidos, de forma muy precaria; que no están protegidas por ninguna prestación porque trabajaban en la economía informal o como empleadas del hogar sin contrato. Otras sufren una caída brutal de ingresos porque son autónomas o se han tenido que acoger a permisos no retribuidos para poder cuidar a sus hijos”, enumera Carmen Flores.

La incertidumbre acerca de cuándo volverán los menores a clase planea también sobre estas mujeres. “De momento, no sabemos nada de los alumnos de primaria ni de los primeros cursos de secundaria ¿con quién dejaré a mis hijas si consigo trabajar en junio? Afortunadamente yo tengo una red de apoyo familiar, pero otras muchas madres no la tienen”, afirma Silvia.

Lo más preocupante es el empeoramiento del empobrecimiento de familias que ya vivían al límite

La falta de reconocimiento y regulación explícita es uno de los principales problemas del colectivo. De momento, solo cinco comunidades autónomas han regulado legalmente la figura de la familia monoparental: Aragón, Cantabria, Cataluña, Navarra y Valencia. Baleares, Castilla y León y Galicia las incluyen dentro de sus leyes de familia. En la Comunidad de Madrid, su regulación está en trámite y también se va a abordar en Murcia. Las asociaciones de familias monoparentales llevan años exigiendo una regulación a nivel estatal que reconozca sus condicionamientos específicos y las proteja de forma equiparable en todos los territorios.