Enlaces accesibilidad

David Van Reybrouck: "Aunque se agoten las minas, el Congo continuará tal y como está"

  • El historiador belga ha visitado España para presentar Congo, su monumental retrato del país africano
  • Van Reybrouck desgrana para RTVE.es las claves que explican la trágica situación de brutalidad y pobreza que vive

Por
El libro 'Congo', de David Van Reybrouck, recorre la historia del país africano desde la época del esclavismo hasta la actualidad.
'Congo', de David Van Reybrouck, recorre la historia del país africano hasta la actualidad.

Pocas naciones representan con tanta crudeza la herida en carne viva de todo un continente como lo hace República Democrática del Congo. Depredado sistemáticamente, exprimido hasta la extenuación y brutalizado, el país que germinó alrededor del segundo río más caudaloso del mundo ha pagado con su propia sangre el precio de las inmensas riquezas que atesora.

Los belgas llegaron en la segunda mitad del siglo XIX para liberar a los congoleños de los temibles negreros árabes, pero instauraron otra esclavitud igual de infame, que fue la derivada del capitalismo más salvaje. El expolio inacabable de la "política del caucho" de Leopoldo II, cuyo principal símbolo fue el látigo chicote, se convirtió después en un régimen colonial que dulcificó sus formas, pero siguió vaciando las entrañas del país por medio de concesiones de explotación que solo llenaban el bolsillo de unos pocos.

En la década de 1960, la precipitada independencia y el posterior asesinato de Patrice Lumumba, después de tan solo dos meses en el cargo, dieron paso a un régimen dictatorial concebido a la medida exacta de una de las figuras más ominosas emergida de los restos del naufragio postcolonial africano: Mobutu Sese Seko.

David Van Reybrouck.

David Van Reybrouck. STEPHAN VANFLETEREN

Después llegó Laurent Kabila, luego su hijo Joseph, y las cosas apenas cambiaron. El saqueo a gran escala continuó y el país se sumió en una guerra interminable que continúa en la actualidad. La escalofriante imagen de niños con Kalashnikov comenzó a intercalarse con las escenas apocalípticas provocadas por el ébola, mientras la violencia en algún momento se trasladó definitivamente al cuerpo de las mujeres congoleñas, que ahora padecen otro virus convertido en pandemia monstruosa: casi una violación por minuto.

Las elecciones de 2018, en las que la sombra de la sospecha se ha cernido sobre el vencedor Tshisekedi y los tentáculos de Joseph Kabila, no han hecho otra cosa que agravar una situación que amenaza con perpetuarse alimentada principalmente por el coltán, el cobalto, el cobre, el oro o los diamantes que rebosan bajo el suelo congoleño.

Congo, un retrato monumental del país africano

El historiador belga David Van Reybrouck ha visitado España para presentar Congo, su monumental retrato del país africano que se edita por primera vez en castellano. Después de haberse convertido en un éxito editorial internacional, con más de medio millón de ejemplares vendidos, Van Reybrouck habla sobre el libro, y desgrana para RTVE.es las claves que explican la trágica situación de brutalidad y pobreza que vive el que paradójicamente es uno de los países más ricos del planeta.

PREGUNTA: Cada vez que el capitalismo ha necesitado una materia prima estratégica, la ha encontrado en el Congo. Pero esta inmensa riqueza, lejos de mejorar al país, se ha convertido en su eterna maldición...

RESPUESTA: La palabra maldición está bien elegida. A veces pienso que el Congo estaría mejor si en su subsuelo no hubiera habido tantas riquezas. Me encantaría ver que las minas se agotasen, porque si se agotan, entonces las multinacionales y las potencias extranjeras dejarán tranquilo al país.

Congo va a ser una especie de esponja húmeda en un continente seco.

Desafortunadamente, eso no va a ocurrir. En algún momento las minas se agotarán, es cierto, pero el Congo en el futuro seguirá teniendo recursos importantes para el resto del planeta, como agua potable o energía hidroeléctrica, dos elementos muy importantes desde el punto de vista estratégico en esta época de calentamiento global. Así que aunque se agoten las minas, el sistema continuará tal y como está.

P: Marfil, caucho, cobre, uranio, coltán... ¿Realmente el agua dulce alcanzará un protagonismo semejante?

R: Vemos que el calentamiento global está cambiando la ecología de África. Hay partes de Mali que están desertificándose. El desierto se está extendiendo hacia el sur. Así que el Congo va a ser una especie de esponja húmeda en un continente seco. Y tiene la ventaja de que el río Congo y todos sus afluentes están íntegramente en territorio congoleño. No es como el Nilo, o el Éufrates o el Tigris, cuya situación podría generar conflictos internacionales importantes. República Democrática del Congo tiene el monopolio del río Congo.

P: ¿Se avergüenza Bélgica de su pasado colonial?

R: Sí, hay mucha vergüenza. Personalmente, me alegro que se debata el tema del pasado colonial, pero a lo largo de los últimos cuatro o cinco años este debate se ha vuelto tan violento, tan agresivo, que me está empezando a preocupar. La radicalización de lo que llamamos política basada en la identidad… Incluso aquí, en España. El presidente de México pidió que el rey español se disculpase. Y mi pregunta es que cuánto nos tenemos que retrotraer al pasado. Mi país es un país que ha estado ocupado por holandeses, franceses, alemanes, españoles... ¡Por los romanos!... ¿Tenemos que pedir al presidente italiano disculpas por algo que ocurrió hace dos mil años? ¿O tenemos que ir a Austria, a Viena, a pedir que nos devuelvan las pinturas de Brueghel?

El corazón de las tinieblas quizá es la parte más brutal del capitalismo actual.

Hay que encontrar la forma de hablar del pasado colonial, y la gente cree que pedir disculpas es algo importante, pero yo creo que el diálogo es mucho más importante. Porque cuando se piden disculpas, quien sigue hablando es Occidente, y los africanos siguen escuchando. Yo creo que hay mejores intercambios.

P: Aún así, el proyecto colonial de Leopoldo II ha pasado a la historia como una etapa especialmente abyecta...

R: Desde luego fue un periodo de un imperialismo brutal y de un capitalismo muy crudo. Leopoldo II lo que hizo fue invertir todo su dinero en su proyecto personal, que era el Congo, y para su sorpresa y también alivio descubrió que el país estaba lleno de caucho y de árboles de caucho, justo cuando se inventó el neumático. Así que la gente que vivía a lo largo del río se enviaba al interior de la selva, y tuvieron que convertirse en trabajadores del caucho. No había dinero todavía, así que tuvieron que pagar por su propia colonización mediante cestas de caucho, y cuando la cantidad no era suficiente, entonces se empleaba la violencia. Fue un periodo de gran brutalidad.

P: ¿Qué queda de ese corazón de las tinieblas, donde anida el horror, descrito por Conrad?R:

Sigue siendo una de mis novelas favoritas. Es fantástica. Pero no me gusta que la gente utilice ese título en 2019 para describir África. El corazón de las tinieblas quizá es la parte más brutal del capitalismo actual, ese sí que es el verdadero corazón de las tinieblas, y la ignorancia occidental sobre lo que ocurre en el Congo. Porque lo que ocurre allí puede parecer brutal, tribal, salvaje, primitivo... Pero no es más que el resultado lógico de procesos muy modernos derivados de la economía global. La forma que adopta es una forma que a veces parece brutal y precolonial, pero las razones profundas están muy relacionadas con el presente y la situación occidental.

P: La situación en el este del país es terrible, hasta el punto de haberse convertido en una "economía militarizada", donde el funcionamiento de las minas está custodiado por pequeños ejércitos de niños y adolescentes armados con un Kalashnikov...

R: Además ellos apenas se enriquecen. Quienes ganan dinero son las multinacionales, las élites locales... Es como una cadena, así es como funciona. En la base tenemos al niño de nueve años que es el que excava en la mina, al que pagan un dólar al día. Y al borde de la mina quien está es un chico de diecisiete años con un Kalashnikov, que es quien después vende el mineral al comerciante. El chico quizá se lleve, por ejemplo, unos veinte dólares. No es mucho dinero, no se enriquecen con ello.

Donde Joseph Kabila gana dinero es vendiendo los contratos de minería.

Una vez que el mineral cruza la frontera, y pasa a manos de un tratante belga, o libanés, ahí es donde entra en juego realmente el dinero. De este dinero Joseph Kabila no obtiene nada, porque está más allá de las fronteras del país. Donde él gana el dinero es vendiendo los contratos de minería en esta zona.

P: La presencia de China en África y en el Congo, ¿No es una nueva forma de colonización?

R: Es una nueva forma de imperialismo. Pero no es una copia del colonialismo belga. Se parece más al colonialismo portugués del siglo XVI. Los chinos no quieren dirigir el país, no les interesa. Lo que quieren es hacer negocios con Kinsasa, con las élites locales, como hicieron los portugueses cuando llegaron allí. La política china es de no injerencia. Y no solo es China, también hay otros países como Corea, Turquía, Brasil... Todos son nuevos actores de este capitalismo globalizado.

P: Patrice Lumumba ha sido una figura política que se ha enaltecido históricamente ¿Cuál crees que fue su verdadero papel en el Congo?

R: Realmente solo estuvo en el poder dos meses, que no es mucho tiempo. Nunca sabremos lo que hubiera dado de sí Lumumba, cuál hubiera sido el resultado de todo un mandato. Yo creo que su papel más importante fue el de crear este sueño de la independencia no solo centrado en una comunidad tribal, en un grupo étnico, sino para todo el país y a todos los niveles sociales. Como político en esos dos meses sí que hizo cosas importantes, y cometió errores. Por ejemplo, invitó a los rusos y dejó que la Guerra Fría entrase en África, lo que le costó la vida.

Las elecciones de 2018 han sido un escándalo.

Durante la Guerra Fría, los norteamericanos querían controlar el Congo, para asegurarse que los rusos no podían acceder al uranio. Había órdenes claras de la CIA en relación a Lumumba, incluso del presidente norteamericano. Belgas de alto nivel también participaron. Luego llegó Mobutu, que era la marioneta de la CIA. La CIA decía que Mobutu era un cerdo, pero al menos era "su" cerdo.

P: Mobutu, un personaje sin el que no se comprendería la historia reciente del Congo...

R: Siempre trato de no mostrar imágenes o blancas o negras. Mobutu fue un personaje brutal desde el principio, pero al mismo tiempo logró con éxito formar un sentimiento de identidad nacional. Y los primeros diez años de su mandato fueron un gran éxito económico. Aunque la dictadura que más tarde llevó a cabo fue horrible. Paradójicamente, hoy en Congo la gente tiene nostalgia de la época de Mobutu.

P: ¿Cómo valoras el resultado de las elecciones de 2018, y al nuevo presidente Tshisekedi?

R: Creo que es un escándalo. Fue impresionante ver cómo las elecciones fueron organizadas por el Congo, solamente por ellos. Pero después la situación fue desastrosa. El ganador no fue realmente el ganador. Tshisekedi no ganó las elecciones. Y lo sabemos por dos fuentes. La Iglesia católica formó a 14.000 observadores. Como organización de la sociedad civil es sorprendente lo que hicieron: formar personas para garantizar que el recuento electoral era correcto. Y dijeron que aproximadamente el 65% de los votos fueron para Martin Fayulu, que fue quien realmente ganó.

Además, en Kinsasa, antes de que se anunciaran los resultados oficiales, se envió un documento interno al Financial Times, con un recuento del Estado congoleño, cuya cifra coincidía con ese 65%. Pero en los resultados oficiales le dieron un 30% a Fayulu.