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Entrevista

José Mujica, expresidente de Uruguay: "Estamos viviendo un holocausto ecológico"

  • El exmandatario uruguayo, ya retirado de la política, analiza la situación global para Cinco continentes, de RNE
  • "En la época que estamos hay que tomar medidas de carácter mundial", advierte en relación al cambio climático

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Cinco continentes - José Mujica: "Hoy reaparecen las fronteras que son nuestras cicatrices " - 23/08/18

Tiene referentes en la izquierda y en la derecha. Desde Rosa Luxemburgo hasta Winston Churchill. Todos las grandes figuras dejan algo, asegura. Si no todo al menos una parte. Un hombre que absorbe, que comunica. Un hombre de ideas sencillas que vive de forma humilde y habla con el poso sereno que dan los años. Opina sin importarle el qué dirán y pese a su edad -83 años- tiene una forma de pensar a la vanguardia en muchos temas para los que, considera, se requieren soluciones globales a las que no se llega por la falta de actitud de los gobiernos. Nunca se ha tomado una licencia hasta que, recientemente, tras el fallecimiento de su perra Manuela, ha abandonado la política activa.

Pregunta - ¿Qué le llevó a dar ese paso?

Respuesta - Los sentires no se pueden explicar. Van más allá de lo racional. Hay gotas de agua, en determinados momentos, que parece que disparan decisiones. Tal vez, el subconsiciente. Eso fue lo que me pasó.

P. - Usted suele decir que no se puede poner la ideología por delante de la realidad ¿Es eso lo que está pasando ahora en Venezuela?

Hay que separar la idea de crecimiento económico y de felicidad

R. - Lo más milagroso que existe es estar vivo y vida tenemos una. No podemos prometer un paraíso utópico para no se sabe cuándo. Hay que procurar cambios positivos que contribuyan a que esta vida sea lo más feliz posible. Y desde luego, hay que separar la idea de crecimiento económico y de felicidad. Los tiempos contemporáneos son confusos porque tienen a educarnos en que para triunfar en la vida hay que ser rico y así nos va. Me parece que a cualquier ideología uno la tiene que sujetar. La gente tiene que soñar utopía y tenerla, pero tiene que pagar la luz, tiene que vivir. Sancho y Quijote andan por el mundo y hay que procurar que vivan ambos.

P. - Sin embargo la política parece cada vez más distanciada de la gente cuando, en paralelo, crecen movimientos populistas y de ultraderecha...

R. - Los seres humanos tenemos muy poca memoria. Europa, durante los últimos mil años, ha estado peleando. Desde que está la UE, con todos los defectos que tiene, aprendió a convivir. No es poca cosa. Pero no miran para atrás ¿Y qué pasa? El patrimonio de las clases medias crece al 1 o el 2% anual -cuando crece- y la economía corporativa al 20% y eso hace aumentar la percepción de desigualdad. No es que los europeos sean más pobres que antes. Una inmensa mayoría está mejor que antes pero hay una minoría que se va cada vez más lejos. No nos cuesta mirar hacia arriba pero miramos fácil hacia abajo. La culpa la tienen los sirios, los africanos que cruzan el Mediterráneo... O los mexicanos en EE.UU. Miramos la mano de obra que puede venir y que nos está complicando y no hacia la concentración tan grande de riqueza que hay. Es un problema de percepción grave del que vienen los brotes nacionalistas; Inglaterra que se va; fenómenos como el de Donald Trump que viene y nos rompe toda la literatura... Un siglo hablando del libre comercio y ahora llega y rompe las barreras. Ahora parece que China es la abanderada del libre comercio. Nos rompieron la literatura.

Estamos convirtiendo esto en sartén con el peligro de freírnos todos juntos. Y sabemos lo que hay que hacer y no lo hacemos

P. - Se rompen barreras por un lado, pero, por otro, se levantan para las personas.

R. - Ridículo. Parecía que íbamos a la eliminación de fronteras y abruptamente reaparecen las fronteras que quizá no sean otra cosa que las cicatrices de nuestra Historia. En la época que estamos hay que tomar medidas de carácter mundial. Porque lo que empieza a estar comprometida es la salud del planeta entero. Estamos convirtiendo esto en sartén con el peligro de freírnos todos juntos. Y sabemos lo que hay que hacer y no lo hacemos.

P. - ¿Por qué?

R. - Porque los gobiernos no pueden enfrentar los intereses que tienen que vencer. Hace 30 años nos dijeron en Kioto lo que iba pasar, por qué y las medidas que había que tomar. ¡Pasaron 30 años! Estamos peor que antes. No hay crisis ecológica. Hay crisis política. Sería una crisis ecológica si no supiéramos la causa, pero sabemos que la causa es nuestra actitud y no la corregimos. Es realmente criminal lo que estamos haciendo. Mi generación vivió con el peligro de un holocausto atómico y ahora vivimos con el peligro de un holocausto ecológico. Cada día caminamos más hacia que se desaten una serie de fenómenos irreversibles que una vez desatados se alimentan a sí mismos y que no sabemos dónde terminan. Ése es el escenario en los próximos 50 años. Grave. Muy grave. No lo arregla ningún gobierno. Lo arreglan todos los gobiernos si se ponen de acuerdo.

El expresidente uruguayo José Mujica, durante la entrevista con 'Cinco continentes', de RNE

El expresidente uruguayo José Mujica, durante la entrevista con 'Cinco continentes', de RNE. RNE

P. - ¿Es posible con políticas nacionalistas que se están poniendo en marcha en diferentes países europeos o en EE.UU. con el America first (América primero)?

R. - Ya sé que es muy difícil. Por eso es grave la situación. Dramática. Es como si fuéramos en fila india a un matadero. Parecemos un matadero de ovejas. Vamos derechos a la muerte y no reaccionamos. Lo que digo es muy duro, pero hay que decirlo con crudeza. Hay una responsabilidad de los Gobiernos con respecto a la vida del hombre y del planeta. Sabemos perfectamente lo que es el cambio climático y cómo va a afectar a la vida del planeta. Sabemos también lo que estamos haciendo con los mares y estamos planteando que el crecimiento es indefinido. Eso es una mentira de nuestra civilización pero tiene tal impacto cultural que los africanos están viendo el bienestar europeo y quieren abalanza se sobre Europa y Europa tiene que entender que hay que ir allá. Hay que levantar a África para que no venga pero eso significa que hay que sacrificar cosas acá. Y Europa, además, se olvida de todo lo que saqueó África y de la deuda sociológica e histórica que tiene... y los gobiernos se cierran ante eso. Italia y España, por ejemplo, vomitaron millones de hombres. España vomitó un millón de hombres que cayeron en México, y no hace tanto. Pero eso se olvida. Los italianos... ¡Dios nos libre lo que fue! ¡El alud de italianos en el Río de la Plata o EE.UU.! ¡No seríamos lo que somos si no hubiéramos tenido ese fenómeno! Nuestros apellidos hablan de eso. Y ahora Europa se asusta por alguna gente. Nos tenemos que resignar a ver el color negro en las elecciones de los cuadros europeos. Un plan Marshall para África daría a Europa una causa para vivir.

El mercado es importante y ayuda, pero no es lo único. Gastamos en cosas innecesarias y no en cosas que son importantes.

P. - ¿Cómo se puede hacer?

R. - Lo que le debemos a la URSS con su fracaso es, por un lado, haber parado al ejército nazi, que no es poca cosa; y, por otro lado, el susto. El susto del avance del Ejército Rojo permitió la política de ayuda de EE.UU. Ahora no hay susto. Es difícil pero es posible. Es un disparate lo que despilfarramos. Tenemos una economía basada en ciertos principios falsos. La obsolescencia programada de hacer cosas que duren poco tiempo para seguir comprando, las grandes megalópolis. ¿Usted cree que alguien que viaja tres horas al día para ir a trabajar puede ser feliz? No, pero alimenta al mercado inmobiliario. Puede que en Europa parezca que no hay alternativas, pero las hay. Porque, además, el mercado es importante y ayuda, pero no es lo único y nos lleva a un camino de cometer disparates. Gastamos en cosas innecesarias y no en cosas que son importantes.

P. - ¿Qué piensa cuando ve el éxodo de venezolanos a países limítrofes?

R. - Venezuela es potencialmente muy rico y está en la pobreza. Yo rechazo las sanciones económicas: para la derecha y para la izquierda. Porque está la historia. Las que aplicaron a Mussollini o a Franco no las sufrieron ellos, sino sus pueblos. Con las sanciones siempre se perjudica a los más débiles. Por eso creo que es un disparate y que hay que erradicar la política de sanciones económicas. Por otro lado, Venezuela tiene contradicciones que no sé cómo va a superar. Es un modelo que resultó exactamente al revés. En América Latina han triunfado golpes de estado de derechas con el apoyo del ejército y ahora vemos a un ejército que apuntala el gobierno de Nicolás Maduro. Creo que se subestimó la economía de mercado y eso es un error. Esa política de nacionalizar desde el punto de vista de los principios le puede parecer muy bien, pero, si no hay una capacidad de gestión, lo que se está planteando es un problema. Producir menos y peor no es negocio ni progreso. Eso pasó en Venezuela y ahora está destartalada. La gente de izquierdas tenemos el defecto de confundir sentimientos con realidad y caemos en el infantilismo. Los conservadores tiene la tendencia a caer en lo reaccionario. Así se mueve la Historia humana.

P.- En América Latina se está enjuiciando a muchos expresidentes: Lula, Cristina Fernández de Kirchner, posiblemente Rafael Correa…

R. - Es llamativo. Y lo es también que, a la vez, en Europa le pongan una multa de 8.000 millones a Volkswagen y nadie va preso, y todo sigue funcionando. En el área desarrollada no se mata a la gallina de los huevos de oro. En América deshacemos todo.