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La sequía y el retorno masivo de los refugiados de Kenia están conduciendo a una crisis humanitaria en Somalia

  • Amnistía Internacional alerta de que la mitad del país necesita ayuda humanitaria
  • Denuncia el retorno forzado de más de 70.000 refugiados de Kenia
  • La sequía dificulta el acceso a agua potable y alimentos y activa brotes de cólera
  • Pide asistencia económica y técnica a la comunidad internacional

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Menores somalíes alimentados en un campo de refugiados de Mekladida.
Menores somalíes alimentados en un campo de refugiados de Mekladida.

Miles de personas se encuentran en peligro por la sequía, el hambre y la superpoblación de las ciudades de Somalia fruto de la huida de los refugiados del grupo armado Al Shabaab, que controla una parte considerable del país. Así se detalla en un informe elaborado por Amnistía Internacional (AI), que denuncia que la decisión de de Kenia en mayo de 2016 de cerrar su campo de refugiados de Dabaab, que llegó a ser el más grande del mundo y donde actualmente viven 240.000 personas, ha propiciado el retorno de los refugiados al país, duplicado solo en un año, de las 33.213 personas a las 72.177, y perjudicado seriamente las condiciones de vida de los somalíes.

En el documento, titulado Not Time to Go Home (No es la hora de ir a casa), la organización ha entrevistado a refugiados que han regresado a Somalia por la falta de alimentos en el campo de Dabaab o por temor a ser presionados por las autoridades kenianas.

"En su afán por hacer regresar a las personas refugiadas, el Gobierno keniano ha exagerado la mejora de la situación en materia de seguridad en Somalia, pero la triste realidad es que en muchas partes del país abundan la violencia y la pobreza", advierte la directora de AI para los derechos de las personas refugiadas y migrantes, Charmain Mohamed. La responsable alerta también de la "grave crisis humanitaria" que viven estos refugiados fruto de la sequía y la falta de alimentos.

La sequía, detrás de la hambruna y el cólera

El desplome de las precipitaciones - en 2017 se han registrado un 50% de lluvias, por debajo de la media- dificulta el acceso al agua potable para cocinar, consumo e higiene y salud. Según el informe, la mayoría de las personas con poco recursos en Somalia tienen que comprar agua potable a altos precios, con un gasto de entre 200 y 300 euros mensuales. Según el Gobierno, estas personas sin recursos pagan casi cinco veces más que aquellas que tienen acceso al agua de tuberías. Esta falta de agua ha provocado en el país un brote de cólera que ya se ha cobrado 1.155 vidas entre enero y julio de 2017. "El mayor problema que tenemos en la zona es el agua. Un bidón de agua sucia nos cuesta 7.000 chelines (10 euros al cambio). Podemos pasar días sin agua", ha contado Amina, una mujer de entre 30 y 40 años que fue repatriada desde Dabaad a Baidoa en agosto de 2016.

Riesgo de hambruna en Somalia por la sequía

La sequía también ha impactado severamente en el acceso a los alimentos. A principios de 2017, la ONU alertó del serio riesgo de hambruna en el país por la falta de lluvia. Aunque se ha evitado, según el informe, hasta noviembre había más de 6,2 millones de personas en Somalia-la mitad de la población- que requieren asistencia humanitaria. Más de tres millones de somalíes entran dentro de la categoría de "estrés" por la falta de suministro humanitario, en riesgo de caer dentro de las categorías de "emergencia o crisis". Amnistía Internacional advierte: el riesgo de hambruna no solo persistirá en 2018, sino que se verá agravado.

La combinación de la brutalidad y la hambruna ha dado lugar a una enorme crisis de desplazamiento interno, con la huida de cerca de 2,1 millones de personas a zonas superpobladas donde los recursos escasean.

Maltratos y amenazas en Kenia

Según la investigación, la política de refugiados de las autoridades kenianas ha forzado el retorno de miles de somalíes desde 2016. Basta con observar las cifras: en 2015, 5.616 personas regresaron a su país, frente a las 33.213 retornadas en 2016 y las 72.177 hasta diciembre de este año.

Amnistía Internacional ya documentó en 2016 las presiones y amenazas de las autoridades de Kenia a los somalíes tras el anuncio del cierre del campamento, declarado ilegal por el Tribunal Superior de Kenia en febrero por vulnerar leyes internacionales y derechos humanos. Pero no solo critican al Gobierno keniano, sino que la organización también ha denunciado la complicidad del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

Una madre acurruca a su hijo malnutrido en el campo de refugiados de Dadaab
Una madre acurruca a su hijo malnutrido en Dadaab

Una madre acurruca a su hijo malnutrido en el campo de refugiados de Dadaab AFP / Tony Karumba

En su informe, AI denuncia que la financiación internacional para la ayuda de los refugiados somalíes se ha visto notablemente reducido. Si en 2016, el Programa para la Intervención en la Situación de Somalia obtuvo un 15% de financiación, este ha caído hasta el 7% en 2017. Lo mismo ha ocurrido con el Programa Mundial de Alimentación, cuyos recortes en fondos han propiciado la reducción de la cantidad de las raciones repartidas en el campo de Dabaab. Además, las operaciones de ACNUR y sus colaboradores ha experimentado un recorte de más de 40 millones de euros en los últimos seis años. Sin embargo, como señala el informe, la disminución de la financiación no ha reducido el número de refugiados.

Más de 4.585 muertos en el último año y medio

Cerca de 4.858 personas fallecieron entre enero de 2016 y octubre de 2017, fruto de la violencia por el grupo Al Shabaab, responsable de varios sangrientos atentados, y de las lamentables condiciones humanitarias a las que se exponen.

A pesar de que el Gobierno Somalí controla las princpales ciudades Mogadiscio, Kismayo y Baidoa, la guerrilla de Al Shabaab sigue cometiendo atroces atentados que se saldan con la muerte de miles de personas, el más sangriento tuvo lugar en Mogadiscio el pasado octubre, cuando murieron más de 300 personas. A la continua inseguridad que causan las operaciones del grupo se suma el control que tienen de varias áreas del sur y el centro de Somalia, lo que ha forzado a los refugiados a concentrarse en determinadas zonas urbanas libres del grupo.

Amnistía Internacional llama a la colaboración de la comunidad internacional con Kenia, en materia técnica y económica, para buscar soluciones duraderas para la integración de las personas refugiadas en el país. "Mientras la situación de las personas retornadas siga volviéndose cada vez más desesperada en Somalia, los retornos en gran escala de Dadaab son sencillamente inviables", avisa la organización.