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Cooperativas eléctricas: cuando el fin no es vender kilovatios hora sino impulsar un nuevo modelo energético

  • La subida de la luz aumenta el interés por esta alternativa a las grandes compañías
  • En una cooperativa el consumidor es "dueño de su propia empresa eléctrica"
  • Todas las decisiones, incluidas las tarifas, son votadas en asamblea
  • La ventaja no es tanto económica como de apuesta por un nuevo modelo
  • Garantizan que el 100% de su energía es verde y promueven la producción propia

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Imagen de la construcción de la planta fotovoltaica de Som Energia en Alcolea del Río, en Sevilla
Imagen de la construcción de la planta fotovoltaica de Som Energia en Alcolea del Río, en Sevilla

Hace más de un siglo, las primeras cooperativas eléctricas nacieron en España para llevar la luz a los pueblos 'olvidados' por las compañías. Las nuevas, surgidas en los últimos años, ofrecen al ciudadano una alternativa a las grandes empresas que copan el mercado.

El de las cooperativas es un modelo sin ánimo de lucro en el que los consumidores se convierten en "dueños de su propia empresa eléctrica" tras hacerse socios. Se exige una cuota inicial de 100 euros para entrar y poder contratar la luz con ellas. Todas las decisiones, también las tarifas anuales, son votadas en asamblea por los cooperativistas.

La ventaja no son tanto los precios que ofrecen, como la apuesta por impulsar un cambio en el modelo energético actual garantizando que el 100% de la electricidad que comercializan es verde y poniendo en marcha proyectos para producir su propia energía a partir de fuentes renovables.

Representan todavía una pequeñísima porción del mercado, pero la subida de la luz hasta alcanzar cifras récord en enero -el recibo medio se ha disparado un 9% respecto a diciembre y un 27% respecto al mismo mes del año anterior- ha hecho que muchos consumidores se estén interesando por este modelo de economía social. Algunas de estas cooperativas han duplicado y hasta cuadruplicado y quintuplicado el número de socios y contratos que hacen habitualmente a la semana, según han asegurado a RTVE.es.

La treintena de cooperativas que existen en España -entre las centenarias y las de nuevo cuño- difícilmente suman el 1% de los contratos, según explica desde la recién creada Unión Nacional de Cooperativas de Consumidores y Usuarios de Energías Renovables (UNCCUER) Salvador Escutia Carrasco, presidente de la cooperativa eléctrica de Alginet, nacida en 1930. En frente, las empresas de Unesa -Endesa, Iberdrola España, Gas Natural Fenosa, Viesgo y EDP- copaban el 80% de la comercialización en España en 2015, según los últimos datos disponibles en su web.

Som Energia, la pionera de las nuevas cooperativas eléctricas

Som Energia, con más de 31.800 socios y unos 45.400 contratos, es la cooperativa más potente que existe actualmente en España. La impulsó el holandés Gijsbert Huijink después de que una compañía eléctrica le pidiera 80.000 euros por conectar a la red la masía que acababa de comprar en Girona.

"Me extrañó mucho (...) Me parecía exagerado y empecé a mirar alternativas como poner placas y baterías. No tenía experiencia ni conocimientos del sector eléctrico", relata Huijink, que acabó constituyendo la cooperativa en 2010 junto a apenas un centenar de amigos, familiares y vecinos con las mismas inquietudes tomando como modelo las que ya existían en Europa.

Las nuevas cooperativas eléctricas son una respuesta social a los abusos de las compañías eléctricas tradicionales

El catedrático de la Universidad de Málaga y vocal de la Fundación Energías Renovables Mariano Sidrach de Cardona explica que estas nuevas cooperativas eléctricas surgidas en España como consecuencia de la liberalización del sector energético "nacen como una forma de recuperar autonomía en el ámbito energético (...) Son una respuesta social a los abusos de las compañías eléctricas tradicionales y a la desinformación y falta de cultura energética de la ciudadanía de nuestro país".

La principal ventaja, según este doctor en Ciencias Físicas, es la "transparencia y la confianza". Los consumidores y usuarios se convierten en "auténticos protagonistas de su gestión energética pasando de ser números de contrato a ser personas que se autogestionan democráticamente sus suministros".

"Nuestro fin no es vender kilovatios hora, sino proveernos de un servicio ético"

Silvia Bueno es una de las cooperativistas de Som Energia. Se dio de alta en verano de 2013, no por ahorrar en la factura, sino "por conciencia pura y dura", para aportar su "granito" al cambio de modelo energético. Confía en ellos, asegura, porque no se van a llevar el dinero y porque las ganancias, "que no son muchas", revierten en el proyecto.

"No malgastamos, el precio que marcamos es el que necesitamos para el gasto que tenemos", subraya Huijink.

El presidente de EnergÉtica, el ingeniero industrial Rodrigo J. Ruiz, lo resume de esta manera: "Nuestro fin no es vender kilovatios hora, sino proveernos de un servicio de calidad y ético". Esta cooperativa, que actúa en Castilla y León, nació en Valladolid en febrero de 2015 y cuenta actualmente con 630 socios y más de medio millar de contratos de electricidad.

Asamblea constituyente de la cooperativa EnergÉtica

Asamblea constituyente de la cooperativa EnergÉtica EnergÈtica

¿Cómo operan entonces las cooperativas en el mercado eléctrico? Se dedican a la producción y la comercialización de la luz. Las otras dos actividades que existen son el transporte -en manos de Red Eléctrica Española en régimen de monopolio- y la distribución, controlada en un 98% por Unesa, la patronal que engloba a las grandes compañías.

El objetivo a largo plazo de todas ellas es producir el 100% de la energía que necesitan sus cooperativistas, pero es una meta aún lejana. Som Energía, por ejemplo, produce de momento solo el 6% de todo lo que vende. El grueso lo adquieren, como las comercializadoras en manos de empresas privadas, en el mercado mayorista. La diferencia es que garantizan que el 100% de la energía que comercializan es de fuentes renovables.

Un sistema de certificación "testimonial y pedagógico"

Lo que hacen las cooperativas es garantizar que si han comercializado una cantidad determinada de electricidad al año, los productores de energías renovables han inyectado ese mismo montante de 'energía verde' a la red. Es decir, si una familia ha consumido 2.500 kWh la cooperativa garantiza que en esos doce meses, el sistema cuenta con esa misma cifra en renovables.

Esto se hace mediante los "certificados de garantías de origen" de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Los productores tienen un plazo para certificar que su producción es de fuentes renovables y obtener estos sellos, que luego distribuyen entre las comercializadoras que quieren garantizar a sus socios que la energía que venden es verde.

Cuando se acaba el año se hace una contabilidad de la energía para confirmar la garantía de producción en renovables

"Cuando se acaba el año se hace una contabilidad de la energía para confirmar que esa compra tuvo esa garantía de producción en renovables", explica a RTVE.es Santiago Ochoa de Eribe, director de la cooperativa nacida en el País Vasco Goiener, que cuenta con cerca de 5.600 socios y más de 6.000 contratos. "Tiene más un carácter testimonial y pedagógico" para visualizar la demanda de energías verdes frente a otras fuentes como fósiles o nucleares.

"Si todos reclamamos energías renovables y actuamos en consecuencia, a los políticos primero, y a las compañías eléctricas después, no les va a quedar otro remedio", apunta Sidrach de Cardona.

Hoy por hoy hay sellos de energía verde 'para todos' porque la demanda de los consumidores que quieren tener esta certificación es mucho menor que la oferta de energía renovable existente. Según el avance del informe El sistema eléctrico español de Red Eléctrica Española sobre 2016, el 41,1% de la energía generada en la Península fue de fuentes renovables frente al 36,9% de 2015.

El principal objetivo: cambiar el modelo energético

Gemma Fajardo García, profesora titular de Derecho Mercantil en la Universidad de Valencia y directora del Máster de Economía Social del Instituto Universitario de Investigación en Economía Social, Cooperativisto y Emprendeduría, explica que las cooperativas tradicionales, las que aún perviven en el Levante, pueden ofrecer mejores precios -con descuentos de hasta el 20%- porque son dueñas de las redes de distribución. "Las nuevas no pueden ofrecer precios tan ventajosos, pero tampoco este es su principal objetivo, sino el de cambiar el modelo energético, facilitando la transición hacia fuentes energéticas sostenibles", señala.

Esta experta en cooperativismo señala que aunque por volumen "todavía no puede decirse que contribuyen a este cambio de modelo, sí que lo hacen a nivel social, formando opinión y siendo ejemplo para las administraciones locales de cómo se puede hacer esta transición apoyándose en la ciudadanía".

Las cooperativas van más allá de producir el 100% de la energía verde, ponen en el centro al ciudadano

Desde La Corriente, una cooperativa madrileña recién nacida con 60 socios, Julio Campo comenta que todo el mundo puede escuchar en su entorno "quejas sobre el oligopolio" pero normalmente el consumidor mantiene una actitud pasiva. "Las cooperativas van más allá de producir y general el 100% de la energía verde, es poner en el centro de la demanda la gestión de la ciudadanía, empoderar al ciudadano" para cambiar el modelo, afirma.

Pablo Álvarez, presidente de la cooperativa gallega Nosa Enerxía, que cuenta con unos 255 socios y 200 contratos, destaca también el "empoderamiento" del consumidor que por motivos medioambientales o porque está "cansado del oligopolio y las puertas giratorias" entra a formar parte de proyectos de este tipo.

Las cooperativas ahora son minoritarias, pero Álvarez cree que hay potencial para seguir creciendo porque hay una "masa crítica coherente inclinada al ecologismo" en la sociedad y pone como ejemplo lo que pasó con las telecomunicaciones. Hace unos años era impensable cambiarse de compañía pero se acabó "rompiendo el molde".

Las cooperativas como productoras de energía

El gran reto de las cooperativas es la producción de energía renovable financiada con aportaciones de los socios. Som Energia ha impulsado un proyecto pionero en España, Generación kWh, que les ha permitido poner en marcha una planta solar en Alcolea del Río, en Sevilla, gracias a la inversión de más de 2 millones de euros por parte de 2.182 socios.

La filosofía del proyecto es autoproducir la energía que cada uno consumirá en los próximos 25 años a precio de coste adquiriendo "acciones energéticas" por valor de 100 euros para construir instalaciones verdes que suministren a todos. Para calcular la inversión recomiendan invertir lo necesario para generar el 70% del consumo. Por ejemplo, una familia con un consumo de 2.400 kWh al año tendría que invertir 900 euros, según explican en este vídeo:

Además de ver reflejado un ahorro en el recibo de la luz -que estiman en unos 20 euros al año- la cooperativa asegura que el retorno de la inversión está garantizado a razón de 4 euros al año por cada 100 invertidos durante los próximos 25.

Hasta el 31 de marzo de este año esperan obtener otros 2,5 millones de euros para poner en marcha los dos próximos proyectos: una instalación eólica en Pujalt, en Barcelona, que está en trámite administrativo; y una central minihidráulica que todavía está en estudio inicial.

Pero al margen de estas instalaciones especiales, Som Energia cuenta ya con instalaciones propias de las que se pueden beneficiar todos los socios, entre ellas, la central de Valteína, en Peñafiel (Valladolid). Una minihidraúlica que compraron junto a la cooperativa EnergÈtica, propietaria del 20% de esta instalación, que se puso en marcha en 1949 pero que estaba parada. Rodrigo J. Ruiz destaca que gracias a ella, pueden producir el 50% de la energía que demandan sus socios.

Visita de los socios de EnergÉtica a la planta minihidráulica de Valteína, en Peñafiel, en Valladolid

Visita de los socios de EnergÉtica a la planta minihidráulica de Valteína, en Peñafiel, en Valladolid EnergÉtica

La cooperativa histórica de Alginet tiene desde hace ocho años una pequeña planta de producción fotovoltaica y tienen ahora mismo dos proyectos en estudio, uno eólico y otro fotovoltaico y un tercero en terreno propios, según explica su presidente, Salvador Escutia Carrasco. Esta histórica tiene 6.000 socios y representa el 98-99% de todo el mercado eléctrico en este municipio de Valencia.

La profesora de Derecho Mercantil Gemma Fajardo García subraya lo complicado que puede resultar para una cooperativa la producción de electricidad en cantidades significativas debido al coste de producción de las plantas: "En este campo nuestra legislación ni fomenta la producción de energías renovables ni la constitución de cooperativas eléctricas, a pesar de que nuestra Constitución ordena a los poderes públicos fomentar las cooperativas".