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El juez acusa a Granados por el chivatazo que le dio un guardia civil en la primera pieza de 'Púnica'

  • Conforma la primera pieza del 'caso Púnica' bautizada como '1 Talamina'
  • Deja fuera de la pieza al empresario David Marjaliza
  • Acusa al agente y a su asesor de seguridad de revelación de secretos

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El exvicepresidente de la Comunidad de Madrid Francisco Granados, desde prisión
El exvicepresidente de la Comunidad de Madrid Francisco Granados, desde prisión

El juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco ha acusado al exsecretario general del PP de Madrid Francisco Granados de aprovechar en su beneficio el 'chivatazo' del guardia civil José Manuel Rodríguez Talamino, que le advirtió en una discoteca a altas horas de la madrugada de que la Unidad Central Operativa (UCO) estaba investigando a su amigo el empresario David Marjaliza, según el auto en el que el juez conforma la primera pieza del 'caso Púnica'.

Velasco acusa también de revelación de secretos al agente y al exasesor de la Comunidad de Madrid, José Luis Caro Vinagre, miembro del Instituto Armado en excedencia. No obstante, el juez deja fuera a Marjaliza, que confesó haber "quemado" todos los documentos que le incriminaban después de que Granados le advirtiera.

En un auto hecho público este miércoles, el titular del Juzgado Central de Instrucción 6 conforma la primera de las piezas de 'Púnica', bautizada como 'pieza 1 Talamina' después de que en septiembre pasado acordara dividir la causa en 12 piezas, luego ampliadas a 14, para agilizar la investigación. En la pieza delimita como partes que seguirán personadas la Fiscalía, acusación popular y las defensas de los tres investigados.

Según el juez, de las diligencias practicadas "se infiere la presunta participación" en estos hechos de Rodríguez Talamino como la persona que incurrió en un delito de revelación de secretos por alertar de la investigación,  al guardia civil en excedencia Caro Vinagre, quien a su vez se convirtió en "cooperador necesario muy activo" de ese mismo delito, del que se benefició Granados, lo que también le hace partícipe de esa figura delictiva.

Quema de documentos

Rodríguez Talamino, destinado en la UCO, según explica el auto, se dirigió a Granados durante las fiestas de Valdemoro para advertirle de que había participado en la colocación de un dispositivo de vigilancia a las puertas de las oficinas de las empresas del empresario, en el centro comercial Plaza Eboli de Pinto.

El auto explica que Talamino se encargó de preparar el vehículo que la Guardia Civil iba a emplear en su dispositivo de vigilancia. Tan sólo un día después de la instalación de los medios en el coche, el agente ya llamó al agente de la Guardia Civil en excedencia José Luis Caro Vinagre para avisarle.

El chivatazo provocó que "nuevos objetivos de la operación conozcan la existencia de una posible investigación penal" lo que puso en peligro "el éxito de las pesquisas", dice el juez. Además, Granados intentó ampliar la información recibida y comprobó, a través de Internet, a qué se dedicaba el grupo que realizaba los seguimientos. "Esto tiene una pinta 'mala, mala, mala!", le dijo a su amigo Marjaliza.

La cámara instalada en Plaza Eboli tuvo que ser retirada y otros implicados en la trama comenzaron a adoptar medidas de seguridad adicionales en sus comunicaciones. Además, Marjaliza, ordenó la compra de nuevos teléfonos y quemó "importantísimos documentos que hubieran servido de prueba".

Investigación sobre Marjaliza

Durante su declaración ante el magistrado, Marlajiza recordó estos hechos: "Paco me dice: He coincidido en una discoteca de Valdemoro a las 4:00 horas de la mañana, con muchas copas, con un guardia civil y me ha dicho que están investigando a un empresario de Valdemoro que tiene su oficina en Pinto. Y digo pues blanco y con asas, soy yo".

Marjaliza añadió que después le dijeron que "le habían balizado el coche" y que Granados le advirtió de que "tenía la UCO detrás". "Yo le digo: ¿Quién es la UCO? y en ese momento quemo todo", agregó, para precisar que entonces no conocía el papel de la Unidad Central Operativa (UCO) del Instituto Armado. "Sacamos tres carros del Carrefour y los llevamos a quemar", precisó.

"Paco me dice si hay cualquier cosa rómpelo. Yo tenía miles de cosas, muchas no valdrían pero cojo miedo, como es lógico", prosiguió el empresario, para asegurar: "Yo llevo mucho tiempo no sintiéndome a gusto conmigo mismo y, en ese momento, eso me sirve de acicate para que yo diga limpio todo. Y rompí todo y quemé todo".