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Descubren la estructura del virus del Zika, clave para tratamientos y vacunas

  • Es similar al virus del dengue pero con una diferencia notable en una proteína
  • Esta diferencia podría explicar su capacidad para atacar las células nerviosas

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Un bebé afectado de microcefalia en Brasil
Un bebé afectado de microcefalia en Brasil

Un grupo de científicos estadounidenses han descubierto la estructura del virus del Zika en una investigación clave para el desarrollar futuros tratamientos y vacunas, que publica este jueves la revista Science.

El estudio de la Universidad de Purdue, en Estados Unidos, revela que su estructura es muy similar a la de otros virus del mismo género (flavivirus) como el dengue, el del Nilo Occidental o la fiebre amarialla, pero con una diferencia notable en la superficie de una proteína clave, la glicoproteína.

Una variación que puede explicar la capacidad del virus del Zika para atacar las células nerviosas y su relación con la microcefalia fetal y con el síndrome de Guillian Barré, que puede causar parálisis temporal en adultos, según informa AFP.

Según informa la agencia Sinc, el zika parece tener una estructura diferente en una región que facilita la unión a anticuerpos y a receptores de huéspedes. Las regiones de la estructura que son únicas podrían ser la clave para explicar las diferencias en cómo se transmite el virus y cómo se manifiesta la enfermedad.

Este mapa en 3D del virus que publica Science ha sido desarrollado por los científicos Richard Kuhn y Michael Rossmann, los mismos que determinaron la estructura del virus del dengue en 2002 y la del virus del Nilo Occidental en 2003.

"La estructura de los virus proporciona un mapa que muestra las regiones potenciales donde se podría atacar al virus con tratamiento terapéutico, que podrían usarse para crear una vacuna efectiva o que podrían mejorar la capacidad de diagnosticar el zika y de distinguir la infección de las de otros virus del mismo género", explica Kuhn según recoge Efe.

Sin tratamiento y vacuna para el zika de momento

Por el momento no existe ni tratamiento ni vacuna para el zika y es necesario mejorar su diagnóstico, una tarea que se complica por que en la mayoría de las ocasiones no hay síntomas o, si los hay, son leves y similares a los de otros virus del mismo género.

"Determinar la estructura mejora enormemente nuestra comprensión del zika, un virus sobre el que se sabe muy poco, e ilumina las áreas más prometedoras para seguir investigando y combatir la infección", sostiene Kuhn.

La estructura del zika es, en general, muy similar a la de otros flavivirus, con el ácido ribonucleico (ARN) como único material genético y rodeado de una membrana grasa. Esa fuerte similitud con otros virus del mismo género, como el dengue o la fiebre amarilla, no sorprendió a los científicos y supone un motivo de esperanza en el sentido de poder aprovechar los avances ya existentes en el desarrollo de vacunas, aunque las "sutiles diferencias" pueden ser la clave.

"La mayoría de los virus no invaden el sistema nervioso o el feto en desarrollo por la barrera hematoencefálica (las células entre los vasos sanguíneos y el sistema nervioso central) y la barrera de la placenta, pero la asociación con un inapropiado desarrollo del cerebro en el feto sugiere que el zika sí lo hace", apunta Devika Sirohi, una de las investigadoras.

"No está claro cómo el zika accede a esas células y las infecta, pero quizás esas áreas de diferencia estructural puedan estar involucradas. Esas áreas únicas quizás sean cruciales y requieren más investigación", ha añadido.

El equipo de científicos de Purdue determinó la estructura del zika con criomicroscopía electrónica, una técnica muy utilizada en biología estructural y en la que la muestra se estudia a temperaturas muy bajas. Para llevar a cabo esta investigación, el equipo de Purdue estudió una cepa del virus del zika aislada de un paciente infectado durante la epidemia en la Polinesia Francesa.

El brote actual del zika en América, un virus nuevo en el continente, está rodeado de preguntas que la ciencia trata de responder a contrarreloj ante lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera una emergencia de salud global.

Su rápida expansión y las enfermedades que se le asocian han obligado a los organismos y agencias de salud a reconocer lo mucho que se desconoce sobre un virus que fue descubierto en 1947 en el bosque Zika de Uganda.