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Los argentinos votan con la mano en el bolsillo en las elecciones presidenciales más disputadas

  • El sucesor de Cristina Fernández podría decidirse en segunda vuelta
  • La maltrecha economía guiará el voto de la mayoría de los ciudadanos
  • Los tres principales candidatos han esquivado detallar sus propuestas

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Los candidatos argentinos se preparan para las elecciones intentando evitar una segunda vuelta

Los argentinos acuden este domingo a las urnas para elegir al sucesor de Cristina Fernández al frente del país, en un clima de inquietud por el incierto resultado electoral y, sobre todo, por la marcha de la economía, que hará que voten con la vista puesta en el bolsillo.

Lo que le preocupa a la gente es qué va a ocurrir con su salario, con su trabajo y con su bolsillo

"Lo que le preocupa a la gente es qué va a ocurrir con su salario, con su trabajo y con su bolsillo en los próximos cuatro años", sostiene Mariel Fornoni, directora de la consultora Management&Fit, en declaraciones a Efe.

La situación económica, que se debate entre el estancamiento y la volatilidad, será la brújula que guíe el voto de los 32 millones de argentinos que llamados a votar y, especialmente, del diez por ciento de indecisos que tienen la llave de la presidencia, dada la incertidumbre sobre el ganador.

Las encuestas dan como vencedor aventajado al peronista Daniel Scioli, seguido del conservador Mauricio Macri y del también peronista, pero disidente, Sergio Massa. Sin embargo, para obtener la presidencia en primera vuelta hay que obtener un 45 % de los votos o un 40 % con diez puntos de ventaja sobre el siguiente rival, y solo Scioli roza en los sondeos este umbral.

Así, Argentina parece abocada, por primera vez en su historia, a una segunda vuelta para elegir al presidente del país, una incertidumbre que se superpone y se enhebra con la inestabilidad económica.

Los subsidios estatales, claves en la política económica

Si el general Juan Domingo Perón, que presidió tres veces el país dijo que "el órgano más sensible del hombre es el bolsillo", el de los argentinos está especialmente sensibilizado, lo que ha condicionado las propuestas de los tres principales candidatos -que se reivindican, todos ellos, herederos del legado del peronismo-.

Ninguno ha detallado en profundidad sus planes para levantar la decaída economía argentina, pero, atentos a la consigna de Perón, anuncian que se ocuparán de engrosar el bolsillo del electorado. En sus cierres de campaña, los tres pidieron el voto de los indecisos y Scioli se adelantó a anunciar que bajará el impuesto de la renta, una de las medidas del Gobierno de Cristina Fernández que más ha molestado a la clase media argentina.

El próximo presidente heredará de Cristina Fernández una economía estancada, al borde de la recesión, un mercado negro que ha llevado al dólar blue en la recta final de la campaña a cotizar a 16 pesos -un 70 % sobre la cotización oficial-, una inflación superior al 20 % y un conflicto con varios fondos especulativos de inversión que aleja a Argentina de la financiación en los mercados internacionales.

Esa herencia incluye también falta de confianza en las instituciones, descrédito de los índices oficiales, división del movimiento sindical y fractura social, así como un considerable gasto en subsidios públicos: el Gobierno destina cifras millonarias a las subvenciones en un país donde 17,5 millones de personas viven de un cheque del Estado, bien una jubilación, una ayuda -como la Asignación Universal por Hijo- o un subsidio.

Una política que la oposición ha tildado de populista pero que ahora, en vísperas de las elecciones, ningún candidato se atreve a criticar. Todos se comprometen a mantener las ayudas públicas, aunque también a impulsar la creación de empleo para que disminuyan progresivamente.

Carteles electorales en el centro de Buenos Aires

Carteles electorales en el centro de Buenos Aires. EFE

El paro pesa en el ánimo de los argentinos

Los sueldos no son acordes al consumo que se debe hacer y la gente está empeñándose

"El peso no vale nada. Los sueldos no son acordes al consumo que se debe hacer y la gente está empeñándose hasta el último en las tarjetas. Vaya a saber qué destino tendremos", se lamenta Elsa Corbalán.

También la porteña Ludmila Fernández reconoce que votará "con la mano en el bolsillo", con la esperanza de que el próximo Gobierno "piense un poco más en la gente en forma global, no siga habiendo tanta devaluación" y que los ciudadanos puedan llegar "a final de mes no tan apretados".

Para Sebastián Patane, bonaerense, los argentinos están "preocupados por los precios de los alimentos y el coste de vida", pero priorizan tener trabajo y "en los últimos diez años ha mejorado bastante".

La inflación no les pesa tanto como el desempleo

Una percepción que comparten algunos analistas, como Fornoni, para quien "los argentinos no creen en versiones apocalípticas de la economía, la ven en función de cómo le va a su círculo cercano. La inflación no les pesa tanto como el desempleo".