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Elecciones en Grecia

Grecia toma el pulso a la política europea

  • Las campañas de los dos favoritos se han basado en la "esperanza" y el miedo
  • Según los expertos, Grecia necesita un cambio: “Lo peor es que no pase nada”
  • A base de sustos, Grecia ha obligado a Europa a reflexionar sobre sus políticas

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Seguidores de Nueva Democracia portan banderas en un mitin en Grecia
Seguidores de Nueva Democracia portan banderas en un mitin en Grecia

No podían imaginar en el siglo de Pericles que la palabra que entonces empezaban apenas a conjugar los griegos iba a traer tantos quebraderos de cabeza a Europa: democracia. Desde el estallido de la crisis de deuda cada votación en las urnas helenas pone patas arriba los mimbres comunitarios y Grecia se transforma en la arquitecta improvisada de una Unión Europea que a base de sustos corrige las reglas de una casa donde no todos encuentran su sitio.

Las encuestas muestran una sociedad desencantada y polarizada tras seis años de recortes. Los sondeos dan la espalda a los partidos tradicionales que han gobernado el país desde el fin de la dictadura. Según la media de encuestas del diario Avgi el conservador Nueva Democracia obtendría un 30,5% de votos y el socialista Pasok se hundiría a un irrelevante 4,7%. La Izquierda Democrática, que había sido su socia en el anterior gobierno de coalición, ni siquiera conseguiría representación.

Ante ese anunciado fin del bipartidismo, hay una formación que ha despegado como alternativa real. La que ha basado su campaña en la promesa de devolver el poder al pueblo. Syriza, que ya ha ganado en comicios municipales y europeos, aparece en las encuestas como la primera fuerza más votada, con un 35,5% de los votos, lo que equivale a 144 escaños de los 300 en juego. A siete de la mayoría absoluta.

Y, además, para completar el mapa político, varias partidos antagónicos pujan por la tercera plaza: el centrista To Potami (El Río), los comunistas del KKE, los neonazis de Amanecer Dorado. ¿Qué va a decantar la balanza?

“Tradicionalmente el partido que encabeza las encuesta tiene un efecto arrastre, pero en este caso se puede compensar por la campaña del miedo a las propuestas radicales de Syriza así que la incertidumbre es total”, señala a RTVE.es el investigador principal de Europa del Real Instituto Elcano y profesor de Ciencia Política en la Universidad Autónoma de Madrid, Ignacio Molina.

La clave estará en los indecisos, en torno a un 11%. En las últimas elecciones esa campaña del miedo funcionó y el 22% de los indecisos que finalmente optaron por votar, lo hicieron por este partido, mientras que solo un 9% se decantó a favor de Syriza.

La esperanza contra el miedo

Nueva Democracia no deja de azuzar ese miedo, con el Gobierno alemán y el Fondo Monetario Internacional como aliados. El “apocalipsis económico del día después” han llamado a uno de sus últimos vídeos de campaña en el que una retahíla de titulares de periódicos predicen el caos:

“Syriza gana las elecciones. Pocos días después colapsan las negociaciones entre Tsipras y los acreedores de la deuda griega. Se desata una crisis de liquidez. El Estado se queda sin dinero. Grecia declara el impago de su deuda. Los turistas dejan de venir. Se dejan de pagar las pensiones. Se acaba la gasolina. También las medicinas”. Este es el recuento de infortunios, sobre una música dramática.

“No tienen argumentos para decir que su política es la que hay que seguir. Ya no tienen fuerza para convencer a los griegos de que hay que seguir con los los ajustes. Por eso apelan al instinto más primario, al miedo”, explica a RTVE.es Irene Martín, profesora de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Madrid, experta en Grecia.

Mientras, Alexis Tsipras ha dedicado la campaña a disipar esos temores. Ha moderado su discurso, ha viajado a Fráncfort y Bruselas para negociar su programa económico y ha dejado de coquetear con una posible salida de Grecia del euro. Su gran obstáculo es que tiene pocos apoyos de otros partidos para formar gobierno si gana. Por eso, ha pedido una gran movilización para asegurarse la mayoría absoluta.

En sus vídeos, Syriza aprovecha el mensaje apocalíptico, utilizando la imagen de un asteroide, que será el que se acercará realmente a la tierra el día 26, coincidiendo con su probable victoria. Y a diferencia del de Nueva Democracia, exhibe un futuro brillante.

“La esperanza está de camino, en Grecia y en Europa", aseguró Tsipras este jueves, en su último mitin, junto a Pablo Iglesias, líder de Podemos. “Será un triunfo histórico de nuestro pueblo, un pueblo que derrotará el miedo y el dolor y formará una nueva unidad nacional”.

"Lo peor para Grecia es que no pase nada"

Si Syriza tendrá o no margen de maniobra para pilotar este cambio radical de política económica en Grecia es la gran incógnita. Irene Martín cree que la coalición de Tsipras ya ha respondido a esta cuestión en los ayuntamientos donde gobierna desde mayo de 2014. “Ha reducido el presupuesto de obras públicas y ha destinado ese dinero a políticas asistenciales, de inmigración y a pagar las facturas de los más golpeados por la pobreza extrema”, señala la profesora.

Syriza ya ha cambiado la política económica en los ayuntamientos

“El problema cuando eres muy maximalista es que tienes que pactar. Y tienes que ceder. No creo que Tsipras obre ni un milagro ni un desastre”, reflexiona Molina, que recuerda que lo único que está claro es que quien venza en los comicios tendrá que renegociar la colosal deuda helena, que estrangula cualquier posibilidad de que la economía griega pueda crecer. La clave está en el cómo. “Al margen de quien gane se necesita un cambio. Lo peor que le puede pasar a Grecia es que no pase nada después de las elecciones”, añade.

Grecia, otra política posible dentro de la UE

Grecia es el pequeño laboratorio que ha anticipado movimientos políticos y sociológicos en la Unión Europea. Aquí ha sido donde se ha empezado a romper el bipartidismo tradicional, donde la extrema derecha ha entrado con fuerza en el Parlamento, y donde por primera vez se ha visto la salida del euro como un escenario real.

Estos comicios no son tan críticos como los de la primavera de 2012, cuando el contexto económico y político era de una enorme inestabilidad. Las dudas se cernían sobre los países deudores, el BCE aún no había anunciado su incontestable intervención para salvar el euro y España estaba a punto de pedir el rescate bancario. “Ahora, son menos importantes porque la UE tiene más cortafuegos, pero también tienen un gran potencial de desestabilización si toda sale mal”, advierte Molina. “O al contrario. Si todo sale bien, habrá un viraje que permita equilibrar más las políticas griegas y europeas”, añade.

Desde la UE, hay quienes temen que una victoria de Syriza provoque una salida de Grecia del euro por falta de acuerdo con la troika. Y también que si opta por una vía moderada, las facciones más radicales de su coalición rompan el partido y generen un desgobierno. Pero también hay quienes defienden a Tsipras como el líder con más credibilidad para hacer reformas y, por ello, están dispuestos a hacer concesiones.

Europa está dando lenta, pero inevitablemente, un giro hacia otra política económica. Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, acaba de poner rostro y cifra a ese estímulo. Y Grecia puede volver a ser la piedra de toque.