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El robot subacuático que hizo el mejor mapa del hielo antártico

  • Con un sónar instalado "hacia arriba" ha medido el espesor de la capa de hielo
  • Sus datos ayudan a entender cómo evolucionan las capas de hielo
  • El robot pesa más de 200 kg y va equipado con hélices, cámaras y sensores

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El dron SeaBED ("Jaguar") bajo el mar de hielo
El dron SeaBED ("Jaguar") bajo el mar de hielo

La revista Nature Geoscience publica estos días el resultado de una investigación de uno equipo de científicos de Estados Unidos y el Reino Unido en el que han utilizado un robot subacuático para crear un mapa tridimensional del hielo de algunas regiones de las aguas del océano antártico.

La clave para la realización de este nuevo mapa ha sido un vehículo autónomo robótico, una especie de 'dron submarino' llamado SeaBED,  de la Woods Hole Oceanographic Institution estadounidense.

Con forma de torpedo, equipado con hélices y todo tipo de sensores y propulsores, ha viajado bajo las aguas para realizar el mapa más detallado que tenemos hasta la fecha de esas zonas inhóspitas, a las que los barcos, sensores de perforación o satélites no pueden llegar por diversas razones.

Las regiones exploradas están cerca de las costas de Weddell, Bellingshausen y Wilkes y entre las tareas del robot estaba recopilar datos que ayudaran a entender cómo varía el espesor del hielo en sus inmediaciones, que según parece podría tener un mayor grosor de lo esperado.

Mapas detallados en 3D

¿Cómo funciona esta maravilla tecnológica? El robot es un armatoste de unos dos metros de longitud y 200 kilos de peso, repartidos en un diseño que asemeja a dos torpedos unidos por un armazón en el que están instaladas las hélices y otros aparatos.

Por su diseño es bastante estable y entre otras cosas puede realizar fotografías de larga exposición, algo interesante para la realización de los mapas detallados en 3D.

Como sensores, el SeaBED lleva instalado un sónar ingeniosamente apuntado 'hacia arriba', dado que su misión principal es observar y medir la capa de hielo que queda por encima, en la superficie, a unos 20 o 30 metros. Los datos resultantes se procesan a posteriori combinándolos para crear un mapa completo de cómo es la zona explorada vista "desde abajo".

Se puede pensar además en el robot como en una cortadora de césped: tranquilamente se ha ido desplazando arriba y abajo para cubrir 'haciendo eses' todas las zonas posibles tomando pacientemente las fotografías y mediciones de las regiones asignadas. Uno de los resultados fue que el espesor promedio resultó estar entre 1,4 y 5,5 metros según las zonas, con un sector en el que llegó a medir más de 16 metros de hielo.

Los científicos han quedado muy satisfechos con la capacidad del SeaBED para obtener datos más fiables e información más detallada sobre el hielo antártico, que ahora se puede comparar con lo que sucede en el otro extremo del globo, el Ártico. Ahora esperan poder realizar nuevas expediciones para cubrir otras zonas.