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Castro defiende su larga instrucción de Nóos, que define como "travesía" con "dificultades"

  • Habla de las críticas de "altas instancias políticas, mediáticas y judiciales"
  • Castro se refiere a "trámites inútiles o superfluos" y defiende su actuación
  • Justifica la previa declaración de imputados, aunque no sean acusados
  • Concluye esta fase con 4 años de investigación, 16 imputados y 63.304 folios

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CASTRO QUIERE QUE SE JUZGUE A LA INFANTA POR DELITO FISCAL Y BLANQUEO EN NÓOS
El juez que ha instruido el caso Nóos, José Castro, a la salida de los juzgados de Palma.

Cuatro años de investigación, 16 imputados, 63.304 folios recibidos en sede judicial, 319 declaraciones, 340 resoluciones judiciales, 449 despachos librados, 44 recursos de reforma resueltos y 41 de apelación tramitados. Son los abrumadores números de la fase de instrucción del caso Nóos que este miércoles ha llegado a su fin y que el juez José Castro ha defendido ante las críticas, según él mismo dice en el auto, de "altas instancias institucionales, políticas, mediáticas e incluso judiciales".

En esta resolución, de 167 páginas, Castro dedica un apartado a defender su investigación ante los que la han calificado de "excesivamente larga", según indica el juez, que ha mantenido la imputación a la infanta Cristina para que sea juzgada por fraude y blanqueo.

Así, el juez define estos cuatro años de instrucción como "travesía" y, no sin falta de ironía, asegura que para determinar si el proceso se ha desarrollado con "diligencia o retraso" se deberían conocer las "dificultades" que ha tenido para afrontar dicha travesía, además del "medio de transporte utilizado para cubrirla".

Fue el propio exjefe del rey Juan Carlos, Rafael Spottorno, el que a principios de este año manifestó que deseaba que la fase de instrucción terminase "cuanto antes", calificándola como "martirio".

Castro habla de trámites "superfluos"

El juez insiste en el auto en aportar el por qué de la larga instrucción que, en algunos momentos, según explica, "ha permanecido entretenida en trámites inútiles o superfluos" y en la que ha concurrido "prácticamente todo el repertorio incidental prevenido por la Ley de Enjuiciamiento Criminal e incluso aquel que ni se pensaba", añade.

Afirma Castro que no tiene conciencia de haber acordado diligencia alguna de investigación "inútil" para la causa y afirma que la instrucción no se paró ni "ante los hitos de más dilatada pendencia" como la elevación de una exposición razonada al Tribunal Superior de Justicia de Valencia o la emisión por parte de la Agencia Tributaria de los informes que se le solicitaron.

Ante la que califica como "legítima división de opiniones sobre la justificación de su duración", dice que la instrucción se ha ultimado "cuando procesalmente ha sido posible hacerlo".

Añade, en clara alusión a la citación en sábado de algunos de los imputados, que "se han utilizado días y horas que, en otro caso, serían inhábiles para la práctica de actuaciones judiciales concentrándose en ellas el mayor número posible de diligencias".

Justifica la previa declaración de los imputados

Castro deja claro que el número de imputados no tiene por qué coincidir finalmente con el de acusados que se sentarán en el banquillo y defiende la previa declaración de los imputados: "A todo acusado se le habrá debido dar previamente la oportunidad de prestar declaración".

"Tal requisito es indispensable para evitar que nadie pueda ser acusado de unos determinados hechos sin haber sido oido previamente sobre ellos por el juez de instrucción", asegura Castro, quien cree que se trata de un "filtro procesal tendende a evitar acusaciones sorpresivas o infundadas".

Con este auto, por tanto, el juez Castro pasará a un segundo plano, una vez finalizada la fase de instrucción de esta pieza separada del caso Palma Arena, cuya investigación se inició en 2007.

Para muchos ya convertido en juez estrella, Castro quedará como el primer y único juez que ha imputado a un miembro de la Familia Real, con la de hoy tres veces a la infanta Cristina.