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La policía asalta la plaza de los manifestantes en Kiev tras la muerte de 21 personas

  • El Gobierno había dado un ultimátum a los opositores para poner fin a los disturbios
  • Son los peores incidentes violentos desde que comenzaron las protestas
  • Más de 300 personas han resultado heridas y 114 han sido trasladadas al hospital

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La policía asalta la acampada de los opositores ucranianos tras la muerte de 9 personas

Ucrania ha vivido este martes su jornada más violenta en casi tres meses de disturbios. Después de una batalla campal entre policía y manifestantes, que se ha saldado con al menos 21 muertos, las fuerzas de seguridad han lanzado un asalto a la plaza de la Independencia de Kiev, bastión de las protestas antigubernamentales, para poner fin a las protestas. Según un último balance de la policía y la oposición, entre los fallecidos hay siete policías muertos por arma de fuego. En total, más de 300 personas han resultado heridas, 159 de ellas policías, y 114 han sido trasladadas al hospital.

El Gobierno había dado un ultimátum a los opositores hasta las 17.00 de la tarde para que desalojaran los edificios ocupados y cesaran la violencia. Lejos de marcharse, los manifestantes han atacado con cócteles molotov y piedras a la policía. 

Por su parte, la oposición ha pedido al presidente que ordenase el repliegue de la policía y renunciara a la dispersión violenta del Maidán. Sin embargo, Yanukovich ha rechazado esta opción.

Con la ayuda de tres camiones de agua, la policía ha derribado las barricadas construidas por los manifestantes, que han prendido fuego a varias tiendas de campaña y han lanzado contra los antidisturbios adoquines, petardos y cohetes artificiales, según medios locales. Las imágenes de la televisión ucraniana han mostrado la plaza y la sede de la oposición ucraniana en llamas.

"El centro de Kiev está bajo una especie de estado de sitio. Hay varias estaciones de metro cerradas y también se han cortado algunas carreteras que conducen a la capital para evitar quizás que la oposición se refuerce", ha informado el corresponsal de TVE en Moscú, Carlos Franganillo.

Oficiales de la policía han instado por megafonía a los manifestantes a desalojar pacíficamente la plaza, donde se encuentran acampados desde el pasado 21 de noviembre. Además, han exhortado a las mujeres y a los niños a que se vayan de Maidán, como ya hizo antes el dirigente opositor Vitali Klitschkó en previsión de una dispersión violenta de la plaza.

Euromaidán, en llamas

Como parapeto y para frenar el avance de la policía, los manifestantes han formado una gran muralla de fuego tras incendiar varias tiendas de campaña.

Tras un llamamiento de los líderes opositores al presidente Yanukóvich para que ordenase el repliegue de la policía y renunciara a la dispersión violenta del Maidán, miles de personas se han congregado en el corazón de la plaza,  cantado el himno nacional, mientras ondeaban banderas del país y coreaban el "Gloria a Ucrania".

"Ordene el repliegue de la policía. Llamo a Víktor Yanukóvich a declarar una tregua hasta la mañana, entonces estaremos dispuestos a acudir a las conversaciones", ha proclamado Arseni Yatseniuk, dirigente del principal partido opositor (Batkivschina). También ha llamado a los efectivos antidisturbios a "retroceder unos 200 metros".

“El Gobierno orquestó intencionadamente provocaciones para dispersar por la fuerza y con sangre las protestas del Maidán y a los activistas. Yanukóvich se ha convertido en un presidente sangriento", ha asegurado el opositor, Vitali Klitschkó, en una declaración recogida por la página web de su partido, UDAR (Golpe).

El presidente de la Rada Suprema (Legislativo), Vladímir Ribak, ha anunciado que el presidente se reunirá este miércoles, en torno a las 11:00 hora local, con los líderes de la oposición.

Edificios ocupados

El asalto policial se ha producido tras una mañana de de violentos choques. Los choques se han iniciado cuando los manifestantes trataron de romper el cordón policial que rodea el Parlamento, y arrojaron piedras y objetos a los agentes, mientras estos respondían con gases lacrimógenos y granadas de sonido.

Al no conseguir su propósito, un grupo de ellos invadió la sede del Partido de las Regiones, la formación del presidente, que se encuentra cercana al Parlamento. Allí destrozaron objetos y mobiliario y lanzaron cócteles molotov para prender fuego al edificio.

A la céntrica calle Líptskaya, donde se encuentra el edificio, llegaron efectivos antidisturbios apoyados por partidarios del partido oficialista, que dispersaron a los opositores. Al frente de la manifestación marchaban destacamentos de las denominadas "autodefensas" creadas por los opositores, que se manifiestan de manera ininterrumpida desde hace casi tres meses en el centro de Kiev y otras ciudades ucranianas, y en las que tienen un protagonismo destacado grupúsculos de extrema derecha.

Desde finales de enero, cuando los manifestantes desalojaron el Ayuntamiento de Kiev y la plaza de la Independencia, no se habían visto escenas tan violentas.

Según el Ministerio de Interior, "los participantes en las acciones de protesta intentan tomar el Ayuntamiento de Kiev, queman neumáticos y lanzan cócteles molotov contra el edificio". Los enfrentamientos coinciden con el debate parlamentario sobre los cambios en la Constitución que la oposición demanda.

La oposición exige el fin del sistema presidencialista

Los manifestantes reclaman la convocatoria de elecciones anticipadas, tanto presidenciales como legislativas, y la vuelta a la Constitución de 2004, menos presidencialista.

El lunes, los tres grupos parlamentarios opositores, Batkivshina, UDAR y Svoboda, anunciaron su intención de exigir la restitución de la antigua Carta Magna en la sesión de la Rada Suprema (Parlamento) que tiene lugar este martes. La mayoría parlamentaria, sin embargo, se niega incluso a incluir este punto en el orden del día.

El sistema político ucraniano pasó a ser presidencialista mediante una reforma constitucional aprobada en noviembre de 2010, meses después de que Yanukóvich asumiera la jefatura del Estado.

Además. la tensión ha empezado a trasladarse a otras zonas del país. Según ha informado AFP, varios manifestantes han irrumpido en la administración regional y la sede de la policía de Lviv, un bastión nacionalista al oeste de Ucrania. Alrededor de 500 opositores han lanzado piedras hacia la administración regional y se han introducido en el edificio sin resistencia. Después, otro centenar de manifestantes han atacado la sede de la policía regional.

La UE y Moscú, profundamente preocupados

El brote de violentos enfrentamientos ha causado inquietud en los países europeos, que han instado a reconducir la situación a través del diálogo.

Desde Moscú hasta Washington, pasando por Bruselas, Varsovia y París, han condenado el retorno a la violencia en Kiev, algunos incluso sugiriendo que el país está al borde de la "guerra civil" y con Berlín agitando la posibilidad de sanciones en la UE.

Según el jefe del Comité de Asuntos Exteriores de la Duma (cámara baja del Parlamento ruso), Alexei Pushkov, Ucrania está al borde de la "guerra civil" y ha acusado a Occidente de ser responsable de esta situación por "poner presión sobre las autoridades ucranianas para que no restablezcan el orden en el país y dejen a organizaciones ultraradicales que se impongan a la policía y conduzcan a una situación de guerra civil".

Por su parte, la jefa de la diplomacia comunitaria, Catherine Ashton, ha pedido a los líderes ucranianos que afronten "las causas de raíz de la crisis" y ha instado a volver urgentemente al "proceso parlamentario".

La crisis política estalló en Ucrania a finales de noviembre del año pasado, en el marco de la negociación de un acuerdo de asociación con la Unión Europea, que finalmente el presidente, Víktor Yanúkovich, no firmó. En su lugar, el presidente recibió un préstamo de Rusia.

Para intentar acabar con la crisis, el primer ministro, Mykola Azárov, dimitió y el Parlamento aprobó una amnistía para todos los imputados por desórdenes callejeros. Las oposición, sin embargo, no se da por contenta, y las protestas continúan tanto en la calle como en las instituciones.