Enlaces accesibilidad

Juan Pastor, director del Teatro Guindalera: 'Podría pasar sin calefacción, pero no sin teatro'

  • La Guindalera cumple 10 años sobreviviendo al IVA y la crisis
  • Lo celebran poniendo en escena Duet for one de Tom Kempinski
  • Juan Pastor dirige la obra interpretada por sí mismo y su hija María
  • Hablamos con Juan y Teresa Valentín-Gamazo fundadores del proyecto

Por
Para María Pastor es una suerte ser digida por quien mejor la conoce, su padre, Juan Pastor.
Para María Pastor es una suerte ser digida por quien mejor la conoce, su padre, Juan Pastor.

Teresa nos recibe calurosamente en el salón de su casa y nos presenta a su marido, Juan y a su hija María. La peculiaridad de este salón es que está situado en un escenario que ocupa casi la mitad del espacio de una sala con un pequeño patio de butacas (entre 75 y 90).

El salón es el lugar donde en poco menos de una hora, Juan será una psiquiatra que analice las emociones de la violonchelista Jacqueline Du Pré (que será María, su hija), en la obra Duet for One de Tom Kempinski.

Entre cajas, o en la cabina, Teresa Valentín-Gamazo, se ocupará de miles de detalles. Ella es la esposa de Juan, la madre de María y la productora (multifunciones) de este lugar.

Diez años de sueños y renuncias

Estamos en el Teatro Guindalera que Juan y Teresa fundaron, después de una larga carrera escénica en Madrid y en el País Vasco, hace 10 años.

El 27 de noviembre de 2003 se inauguró el teatro con Animales nocturnos, una obra de Juan Mayorga, cuando aún el dramaturgo no era conocido.

Deducimos por las palabras de Teresa que este pequeño teatro situado en el Barrio de Salamanca fue también un regalo lleno de amor para su hija María que entonces iniciaba su carrera como actriz.

La experiencia sin duda ha valido la pena. El teatro está lleno y, como cuenta Teresa con orgullo, "viene gente de toda España gracias al boca a boca". "No programamos cualquier cosa, sólo obras que creamos aquí, hay un estilo, una marca de la casa que ha creado Juan con su dirección", recalca.

Los tres están de acuerdo en que Guindalera ha sido y sigue siendo "un sueño hecho realidad" a costa de muchas renuncias. Pero cada uno aporta un matiz al relato de ese sueño.

Sueño y realidad

"Nosotros mantenemos esto como un lujo a base de muchas renuncias, nos sentimos millonarios excéntricos, nuestros actores (María incluida) están bien pagados pero renunciamos a mucho para hacer realidad un sueño", explica Teresa.

María Pastor, su hija puntualiza que efectivamente es un sueño hecho realidad, su sueño profesional: "Estoy aquí por una decisión profesional. No creo que haya nada mejor que la Guindalera profesionalmente, ni en la tele ni en ningún teatro grande ni en el CDN", cuenta.

"No soy famosa, ni gano mucho dinero", continúa, " pero no he parado de trabajar en esos diez años, he podido interpretar en un año cinco papelones de Chéjov, de Shakespeare, de Harold Pinter".

Lamenta María Pastor el poco apoyo que han recibido desde la cultura oficial o los grandes teatros. "Albert Boadella ha sido el único que nos ha apoyado". Se refiere a la presentación que se realizó de los trabajos de La Guindalera en los Teatros del Canal, en diciembre de 2012.

En aquella ocasión se representaron en el Canal dos grandes obras emblemáticas de La Guindalera: Odio a Hamlet, y La larga cena de Navidad.

Las catacumbas

Y María pide sí no ayudas, al menos que no les pongan "zancadillas", como el IVA cultural del 21 por ciento.

Juan-que no cobra como director de la obra- pone el punto de equilibrio entre Teresa y María: "Mi sueño sería estrenar Las tres hermanas de Chéjov, Guindalera está llena de renuncias muy grandes, pero lo importante es que la esencia e de nuestro trabajo está presente en lo que hacemos"

"Estamos en las catacumbas y las catacumbas tenían su lado positivo y su lado negativo", concluye.

El sentimiento de renuncia

"Tom Kempinski parte para Duet for One, de datos reales, la relación entre Jacqueline Du Pré, que contrajo una enfermedad degenerativa y tuvo que dejar de tocar…y su terapeuta", explica Juan sobre esta obra estrenada en 1980 en Londres.

"Es una reflexión sobre el sentimiento de pérdida y como mitigar ese dolor" , añade. "En el diálogo entre Jacquline y el psiquiatra hay de todo: sentido del humor cáustico, lirismo, explosión sentimientos...Y mi personaje es excusa para presentar a un personaje tan rico cómo fue esta violoncellista que estuvo casada con Barenboim"

"Tenía desde hace años la obra en el cajón, pero en estas circunstancias de crisis en que se están cerrando las orquestas, en que puede desaparecer un teatro como éste, en que solo preocupa la economía, me parecía pertinente poner en escena esta obra en España". Para Juan la pérdida, hoy en día, está asociada, sin duda, a la cultura.