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PlayStation 4 y Xbox One: a las puertas de la nueva generación

  • Xbox One se lanza el 22 de noviembre, una semana después la PS4
  • Las dos grandes rivalizan por el trono del videojuego mundial
  • Las consolas apuestan por Internet y aspiran a convertirse en centro del ocio digital

Deben competir contra la crisis y los nuevos dispositivos como tabletas y móviles inteligentes

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A la izquierda, la Xbox One y a la derecha la PlayStation 4
A la izquierda, la Xbox One y a la derecha la PlayStation 4

Es únicamente el inicio, porque el camino de la nueva generación será largo y seguramente vendrá acompañado de nuevas sorpresas tecnológicas que aún no podemos imaginar. Pero la inminente llegada de Xbox One y apenas una semana después el desembarco de PlayStation 4, es el primer paso.

El sector de los videojuegos movió en nuestro país el pasado año 822 millones de euros, más que otras industrias culturales maduras como el cine o la música. Es mucho, pero significó un 16% menos que al año anterior.

Profundizando en esas cifras, descubrimos que se vendieron casi 12 millones de juegos para todo tipo de plataformas, y que se colocaron un millón y medio de consolas entre portátiles y de sobremesa en un año sin grandes lanzamientos de hardware, que es cuando realmente se disparan esos registros.

La esperanza del sector para capear otro año complicado está en que cuaje esta nueva hornada de máquinas, más potentes, pensadas para un momento en que ha cambiado la manera de consumir el ocio y de acceder a los contenidos, aunque para conocer sus resultados habrá que esperar un par de años.

Cambio de ciclo, salto de generación

El salto a la nueva generación se ha hecho esperar un poquito más de lo que hubieran deseado los más jugones. Y además coincide con la crisis económica y la encrucijada tecnológica, porque han aparecido nuevos actores como tabletas y móviles inteligentes que pretenden cambiar las reglas del juego.

PS3 se lanzó en noviembre de 2006 y su rival Xbox 360, el 22 de noviembre de 2005. Es decir, que han pasado 7 y 8 años respectivamente. La generación anterior, la de PS2 y XBOX fue más corta porque la primera vio la luz en marzo del 2000 y la segunda, ya entrado 2002. Lo normal es que una de estas generaciones se prolongue en torno a seis o siete años, que es el tiempo que las compañías necesitan para rentabilizar la inversión que supone poner una consola en la calle.

Las compañías tardan entre seis y siete años en rentabilizar una nueva consola

A pesar de que sus precios puedan parecer elevados, (PS4 costará en torno a 400 euros y la consola de Microsoft cerca de los 500), con los primeros miles de unidades vendidas, Microsoft, Sony o Nintendo, pierden dinero.

Costosa inversión en I+D

La inversión en I+D es costosa, igual que algunos componentes, como por ejemplo el lector Blu Ray que en su día incorporó como novedad la PS3. Ese dinero lo recuperan años después con la venta de videojuegos, que es donde realmente se encuentra el beneficio.

El beneficio se encuentra en la venta de videojuegos

Claro que los estudios de desarrollo, los creadores de los juegos también necesitan tiempo para dar forma a sus producciones. Un tiempo que ha ido in crescendo a medida que los videojuegos se han ido asimilando a grandes superproducciones de cine. Valga como ejemplo que el reciente GTA V ha sido fruto de un trabajo de más de dos años llevado a cabo por un ingente equipo de profesionales.

La necesidad de aprender a programar en los nuevos soportes y ese tiempo que es necesario para dominar una plataforma, favorecen que los mejores juegos de una generación nunca sean los que acompañan a la consola en su lanzamiento sino en su ocaso. Lo hemos vivido este mismo año con títulos tan espectaculares como “The Last of us”, “Beyond”, “Halo 4” o el propio “Grand Theft Auto V”.

Precisamente el lanzamiento de este último juego, la obra más ambiciosa de la compañía norteamericana Rockstar, ha sacudido los planes que Sony y Microsoft tenían pensados para el bautismo de fuego de sus nuevas consolas. El juego sigue batiendo récords de ventas y podría hacer que muchos usuarios se esperen un poco más para dar el salto generacional aguardando una hipotética bajada de precios o a los primeros juegos títulos realmente importantes que todavía están por llegar.

Un momento complicado

Microsoft ha vendido en todo el mundo 80 millones de consolas 360, y Sony más de 70 de su PS3. No se puede comparar con los más de 161 millones que logró instalar la mítica Play Station 2 en sus casi 13 años de vida útil y los más de 150 de la portátil DS de Nintendo. Seguramente esos tiempos dorados son cosa del pasado y ahora, la batalla será por dominar un mercado no tan receptivo.

La irrupción de tabletas y teléfonos móviles inteligentes que permiten jugar, aunque sea con títulos mucho menos complejos y más enfocados al público casual, ha hecho mella en la industria de las consolas.

Los grandes fabricantes buscan cómo integrar a los estudios independientes

Ha obligado a ciertos cambios de paradigma, porque los grandes fabricantes buscan cómo integrar a los estudios independientes que hacen juegos más sencillos y directos en su oferta.

También la interacción con este tipo de dispositivos será importante para apuntarse un tanto en la lucha por ser los dominadores del mercado, unas interacciones que Microsoft promete a través de su sistema 'Smartglass' y que Sony ya ha probado incluso con aplicaciones móviles de alguno de sus juegos más recientes como el caso de Beyond dos almas.

Internet, el factor fundamental

¿Qué van a aportar las nuevas consolas? Más potencia sobre todo, pero el margen de mejora es relativo porque las anteriores ya eran herramientas muy poderosas y han demostrado que son capaces de mover juegos hiper-realistas.

Xbox One y PS4, apuestan más por convertirse en el epicentro del entretenimiento digital, por estar conectadas a Internet permanentemente, por reproducir audio, fotos y vídeos desde la nube y por engancharse a las redes sociales.

De hecho, la consola de Sony incorpora un botón en el mando para compartir directamente en Facebook o Twitter momentos estelares de nuestras partidas o logros de puntos sin que nosotros dejemos de jugar. Eso sí, después de la polémica que suscitó hace meses cuando se avanzaron características de Xbox One, ninguna obligará a los usuarios a estar permanentemente conectados para funcionar.

La mejora de las infraestructuras dará el empujón a la compra de contenidos digitales

Ambas plataformas van a seguir apostando con fuerza por los servicios de suscripción, con ellos se podrá jugar online participando en ligas y torneos, se ofrecerá descarga de juegos, demos y otro tipo de promociones. Los desarrolladores del circuito indie aprovecharán ese escaparate para intentar hacer llegar al gran público sus creaciones.

La mejora de las redes de comunicación y el hecho de que en buena parte del mundo Internet sea ya suficientemente rápido, permitirá también dar el empujón definitivo a la compra de contenidos digitales.

One y PS4 vienen de serie con discos duros de gran capacidad que se pueden llenar con juegos que descarguemos en lugar de ir a comprarlos a la tienda en soporte físico. Aunque los expertos auguran que durante al menos el próximo lustro las descargas digitales y el formato físico convivirán, todo parece abocado a que el día de mañana compremos libros, cine o videojuegos dándole a un botón y que no tengamos su caja con el manual de instrucciones almacenados en la estantería del salón.

¿Lo permitirán las grandes cadenas de distribución?, ¿qué pasará con la compra-venta de videojuegos de segunda mano que mueve al año miles de millones? Sin duda el escenario que se dibuja en ese sentido es apasionante.

Y un último factor ligado a la conexión a Internet, la piratería. Volverá a ser el caballo de batalla de una industria especialmente golpeada por este problema. A medida que la arquitectura de las consolas se ha hecho más compleja, se ha complicado también el proceso para piratearlas, pero la red ofrece tantas y tantas posibilidades que resultaría temerario aventurar que la próxima generación no será pirateada.

¿Cuál me compro?

Esa es la pregunta del millón. Xbox One y PS4 son dos grandes máquinas, y en la decisión influye de manera determinante el tipo de juegos que a uno le gusten, las experiencias que haya tenido previamente con una u otra familia de consolas y el precio, claro. Sin llegar a los tiempos de la titánica lucha que mantuvieron durante la década de los 90 Nintendo y Sega, Sony y Microsoft se juegan mucho en el envite. Los beneficiados en último término somos los jugadores que disfrutamos de títulos de mayor calidad en una y otra plataforma.

Los títulos exclusivos que una y otra ofrecerán en los próximos años pueden decantar la balanza, y también un aspecto que afecta en nuestro país de manera llamativa: la cultura de marca. 

Los españoles somos fieles a una serie de marcas y nos cuesta cambiar, en ese sentido, Play Station ha gozado en nuestro país de un dominio bastante llamativo si lo comparamos con otros países del entorno europeo o de los EEUU, pero Xbox, con su tercer intento no está dispuesta a dar el brazo a torcer. 

¿Cuál me compro? Pues quienes ya lo tienen claro, habrán incluso reservado con anterioridad la consola para disfrutarla desde el día del lanzamiento. Pero en esto de las nuevas tecnologías, tener un poco de paciencia puede ayudar a ganar en perspectiva.