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Fracasa el segundo intento para elegir al nuevo presidente de Italia

  • Marini no obtiene los dos tercios en la primera votación
  • En la votación de la tarde domina la abstención

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Los partidos italianos no acuerdan nuevo presidente de la República

La segunda votación en el Parlamento para elegir al nuevo presidente de  la República italiana ha concluído sin que ninguno de los candidatos  alcanzara la mayoría de dos tercios requerida para sustituir al actual  jefe del Estado, Giorgio Napolitano, cuyo mandato finaliza el 15 de  mayo.

El fracaso de la segunda votación era predecible, pues el  progresista Partido Demócrata (PD) y el conservador Pueblo de Libertad  (PDL) anunciaron su intención de votar en blanco en esta nueva ronda.

El hombre elegido por la mañana, el exsindicalista y miembro del Partido Demócrata (PD) Franco Marini, ha fracasado en su intento y por la tarde ha ganado la abstención. De esta manera, los más de 1000 electores dejan abierta la posibilidad de votar a un nuevo candidato después de que Marini se haya quemado en la hoguera de su propio partido.

El PD ha liderado la insurrección matinal y por la tarde ha reinado el desconcierto. Italia no tiene presidente pero no es ningún drama. Giorgio Napolitano salió en cuarta votación y, en algunos casos, han sido necesarios hasta una veintena de convocatorias para llegar a ese personaje llamado a convertirse en el número uno de Italia durante los próximos 7 años.

El día ha sido un soniquete reiterativo como en el de los niños de san Ildefonso en la Lotería de Navidad pero sin que tengamos un billete para la ilusión.

"Marini, un grumete ahogado por su propia tripulación"

La candidatura de Marini fue consensuada por el líder del PD, Pier Luigi Bersani, y el del conservador Pueblo de la Libertad (PDL), Silvio Berlusconi. Pero  esta elección ha dinamitado su partido. Ahora, Bersani habla de  nueva etapa y promete otra propuesta.

El único que permanece es el candidato del Movimiento 5 Estrellas, Stefano. A Beppe Grillo le aguijonea el placer de comprobar cómo es capaz  no solo de paralizar la actividad política, sino de comprobar ahora cómo su candidato tiene posibilidades y goza del beneplácito de buena parte del espectro progresista italiano.

Mañana vuelven a disponerse las urnas y comienza el rito. Ya se puede decir que Marini es la historia de un grumete ahogado por su propia tripulación que busca otro capitán.