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ANÁLISIS

Una impresora 3-D que utiliza azúcar para imprimir tejidos vivos con vasos sanguíneos

  • Es una impresora barata empleada en proyectos de bricolaje tecnológico
  • El material base utilizado es azúcar disuelto en un bio-gel de células vivas
  • Una vez creados los tejidos, al disolverse deja la forma de los vasos sanguíneos

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Unos investigadores de la universidad de Penn han combinado los avances científicos y tecnológicos en medicina e ingeniería de materiales para crear una impresora 3-D capaz de "imprimir tejidos vivos" que contienen vasos sanguíneos perfectamente funcionales. El trabajo ha sido publicado en la revista científica Nature Materials.

La impresora en cuestión es un modelo RepRap modificado, un aparato relativamente simple y barato que imprime lo que se denominan redes vasculares, de vital importancia para las células que componen órganos y tejidos.

La técnica consiste en imprimir por capas una especie de 'rejilla' de filamentos con azúcar, que conforman los vasos sanguíneos del tejido. Todo ello se encapsula en un bio-gel o tejido vivo, que se hace 'crecer' de forma natural (y de los que existen muchos comercialmente: Fibrin, Collagen, Matrigel, etcétera). Una vez madurado, el azúcar se disuelve sin dañar a las células, dejando el 'hueco' por el que circulará la sangre.

La Universidad de Penn desarrolla una impresora 3-D

La técnica garantiza que las células del tejido recibirán el oxígeno y los nutrientes necesarios y que podrán desprenderse de los desechos propios de su condición. Hasta ahora se podían hacer crecer ciertos tejidos por capas pero esta nueva técnica podría ser más útil para crear modelos 3-D más grandes, resistentes y con una mejor capacidad de supervivencia que los fabricados de otra forma.

El azúcar que se disuelve tras el crecimiento de las células alrededor de la impresión 3-D no tiene ningún tipo de efecto negativo en las células; se pueden emplear diversos tipos de geles según las piezas (tipos de tejidos) que sea necesario imprimir para un paciente concreto.

Cuando estos tejidos se combinan con los del cuerpo de la persona, por ejemplo en el hígado, al poco tiempo comienzan a tener un comportamiento como el de las células originales, con sus vasos sanguíneos en perfecto estado y la producción de los diversos compuestos químicos propios de su funcionamiento.

Uno de los detalles más importantes es que el equipamiento utilizado, en concreto la impresora 3-D, es un modelo especialmente barato, que emplea código y hardware abierto. La utilizan habitualmente los aficionados al 'bricolaje de alta tecnología'.

La impresora original puede modificarse para lograr más precisión y cumplir con algunas de las necesidades propias de estas funciones médicas, que es el trabajo en el que se embarcarán ahora sus creadores.