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Una ampliación de capital para sobrevivir al incendio de la crisis

  • Pedro Freije adquirió Lottafire después de la liquidación de otra empresa
  • La empresa afronta un retraso de hasta 220 días en el cobro de facturas

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Extintores, una de las herramientas de protección contra incendios
Extintores, una de las herramientas de protección contra incendios que instala Lottafire.

La seguridad y la prevención son dos caras de la misma moneda. Una necesidad permanente, solo considerada sin embargo, en situaciones de emergencia. Es entonces cuando la presencia de un extintor o de cualquier otro sistema de prevención, cumple una labor imprescindible.

En ese trabajo pone su empeño cada día Pedro Freije, desde que en 2009 adquirió Lottafire, una empresa de instalaciones y mantenimiento de sistemas de protección contra incendios (PCI) que trabaja en todo el territorio español y tiene su sede en la localidad madrileña de Alcorcón.

Pedro adquirió Lottafire en 2009, mediante una ampliación de capital, aunque la empresa, una sociedad limitada, se había constituido en abril de 2008. Su familia “se había dedicado a este sector y debido a la crisis la anterior empresa está ahora en fase de liquidación”, explica este emprendedor.

Dificultades con la crisis

Con una media de 11 trabajadores, esta pequeña empresa tiene que afrontar desde el comienzo de la crisis, las dificultades de las entidades públicas para hacer frente los pagos pendientes con sus acreedores.

La crisis ha elevado a 220 días la tardanza de las entidades públicas con las que trabajan, a la hora de hacer sus pagos pendientes. La situación no se ha visto muy aliviada con la aprobación del Plan de Pago a los proveedores por el actual gobierno, porque las instalaciones de protección contra incendios no figuran entre los servicios de los proveedores, como son por ejemplo, la jardinería y la recogida de residuos.

A la dificultad para cobrar las deudas, se añade además, la competencia desleal que encuentra un lugar en el mercado porque “el cliente final no mira la calidad, sino el precio”.

Alerta este profesional de que está habiendo “muchas operaciones fraudulentas”, por ejemplo en el mantenimiento de los extintores y de las mangueras de las bocas contra incendios, que deben cambiarse cada cinco años. Ese mantenimiento requiere una prueba de presión para comprobar su resistencia, una operación, que señala Pedro “muchas empresas no realizan”.

El concepto de seguridad

La protección contra incendios es obligatoria por ley  en los edificios administrativos, hospitales, lugares de concurrencia  pública como bares, residenciales de viviendas y de hoteles, colegios y  centros educativos, aparcamientos y centros comerciales.

“Como nunca sucede la emergencia, no parte de ellos el acometer  instalaciones de protección contra incendios”, explica Pedro que el  concepto de seguridad en España es que “están obligados a acometer las  instalaciones porque saben que si no cuentan con ellas les van a poner  la correspondiente sanción”.

Sí, la seguridad implica un gasto, reconoce este empresario, pero, señala que “debería salir de la iniciativa  de cada uno”, un concepto, el de la prevención que Pedro considera que  sí está más presente, por ejemplo, en la sociedad de EE.UU.

El trabajo diario de Lottafire tiene una doble cara, por un lado la prevención, con la subsanación de errores y revisiones de mantenimiento y por otro lado la instalación de sistemas de detección y protección contra incendios.

Además de darse a conocer a través de la página web, tienen puestos de telemarketing y ofrecen su trabajo a través de las llamadas, una "herramienta fundamental", asegura Pedro, "porque las otras opciones como la de ir puerta por puerta no son eficaces".

Asegura este joven empresario que no se quejan porque "tienen trabajo en relacion a su infraestructura", pero reconoce también que la gestión de cobros es "horrible, con una perspectiva muy negativa", a pesar de que tienen contratados productos bancarios que les anticipan las facturas, pero eso " tiene un coste financiero". La ampliación de capital sobrevive, a pesar de todo, al incendio de la crisis.