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Seúl y EEUU decretan una postura defensiva fuerte tras la muerte de Kim

Compartirán información para garantizar una fuerte y rápida respuesta militar si fuera necesario    

  • Pyongyag hizo una prueba con un misil en el mar este lunes

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El ministro de Defensa de Corea del Sur, Kim Kwan-jin, y el secretario de Defensa estadounidense, Leon Panetta, han acordado este lunes mantener una postura defensiva fuerte sobre Pyongyang tras el anuncio de la muerte de su líder, Kim Jong-il. Esta conversación se ha producido poco después de que el régimen comunista haya lanzado un misil de corto alcance en su costa oriental, que ha aumentado la tensión en la zona.

Según ha informado la agencia local surcoreana Yonhap, los responsables de Defensa de Corea del Sur y EE.UU. han mantenido una conversación telefónica en la que han acordado establecer una estrecha coordinación y vigilancia sobre el régimen comunista.

El general del Ejército surcoreano Jung Seung-jo, y su homólogo en Washington, Martin Dempsey, se han comprometido a compartir toda la información disponible para garantizar una fuerte y rápida respuesta militar en el caso de que fuera necesaria, ha añadido Yonhap.

La secretaria de Estados de EE.UU. ha manifestado que su país espera que Corea del Norte siga la "senda de la paz", trabaje con la comunidad internacional y renueve las relaciones con sus vecinos tras la muerte de su líder. Por su parte, el presidente de EE.UU., Barack Obama, ha subrayado este martes el compromiso de su país con la defensa de sus aliados más cercanos como Japón, durante una conversación telefónica con el primer ministro nipón, Yoshihiko Noda.

Según informa Reuters, EE.UU. , Japón y Corea del Sur están considerando la celebración de unas conversaciones de alto nivel  para discutir las actuaciuones en el nuevo escenario planteado tras la muerte de Kim Jong Il. "La fecha no está  decidida, pero será tan pronto como tengamos la oportunidad", ha  manifestado el ministro portavoz de Japón, Osamu Fujimura.

Máxima tensión

Tras la muerte del líder norcoreano, Seul ha ordenado a las Fuerzas de Seguridad extremar la vigilancia militar en la frontera y ha declarado el estado de emergencia del Gobierno.

Además, el Mando Conjunto de las Fuerzas surcoreana y estadounidense, que cuenta con cerca de 28.000 efectivos en el país asiático, ha incrementado su actividad y el número de soldados a lo largo de la frontera para potenciar la vigilancia, aunque han optado por mantener en el nivel tres el llamado Watchcon, la escala de vigilancia de actividades norcoreanas, en lugar de elevarla al nivel dos, para no crear una sensación de crisis innecesaria.

La última vez que Seúl elevó el Watchcon al nivel dos fue inmediatamente después del ataque con artillería sobre la isla de Yeongpyeong por parte de Corea del Norte, en noviembre de 2010, que costó la vida a dos civiles y dos militares. En el caso de la alerta cibernética "Infocon" el Ejército de Corea del Sur la ha elevado del anterior nivel 4 al 5 para prevenir posibles ciberataques como los de denegación de servicio, o "Ddos", operados presuntamente por Corea del Norte en los últimos años para bloquear portales de entidades e instituciones del Sur.

En medio de este clima de tensión, Pyongyang lanzó anoche un misil de corto alcance que impactó en el mar, en una zona de la costa este que no ha sido precisada. Aunque se ha descartado que el lanzamiento tuviera relación con el fallecimiento del líder norcoreano, la acción ha aumentado la tensión en la península.

Futuro incierto

Las dos Coreas se encuentran técnicamente en guerra ya que el conflicto que las enfrentó entre 1950 y 1953 se zanjó con un armisticio y no con un Tratado De Paz. Seúl cree que desde el año pasado Corea del Norte ha efectuado pruebas con misiles KN-06, con vistas a un eventual despliegue de los mismos.

El fallecimiento del líder norcoreano ha aumentado la incertidumbre con respecto al reinicio de las negociaciones a seis bandas, estancadas desde 2008, que buscan la desnuclearización de Pyongyang. Sin embargo, el régimen comunista está empeñado en retomar el diálogo sin condiciones previas.

Washington y Seúl, con el apoyo de Japón, que también participa en la ronda con Rusia y China, mantienen inalterable su postura de que no habrá más reuniones si el régimen no cesa su programa de enriquecimiento de uranio y permite la entrada de inspectores del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA).