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Georgia acusa a los tres fotógrafos detenidos de espiar para Rusia

  • La justicia georgiana prevé penas de cárcel de entre 8 y 12 años
  • Uno de los detenidos trabajó para el Ministerio de Exteriores de Georgia

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Los tres fotógrafos detenidos en Georgia el pasado jueves acusados de espionaje, trabajaban para los servicios secretos rusos, según ha desvelado este sábado el Ministerio de Interior georgiano.

Los detenidos, Irakli Guedenidze, fotógrafo personal del presidente georgiano; Zurab Kurzikidze, reportero de European Pressphoto Agency (EPA), y Giorgi Abdaladze, que fue fotógrafo del Ministerio georgiano de Exteriores, se enfrentan a una acusación formal de espionaje.

Según un representante de Interior que compareció ante la prensa, Kurzikidze estaba relacionado con el Servicio de Inteligencia Militar (GRU, en sus siglas en ruso) y el Ministerio de Defensa rusos, informó la agencia Interfax.

Los servicios de contraespionaje de Georgia incriminan a Kurzikidze de estar vinculado con dos ciudadanos rusos buscados desde hace años por la policía por cargos de espionaje: Anatoli Sinitsin y Serguéi Ókrokov, supuestamente oficiales del GRU.

"Se han constatado contactos de Kurzikidze con ciudadanos de Rusia, a los que los otros detenidos pasaban información a través del propio Kurzikidze", dijo el funcionario de Interior.

Próximos a secretos de estado

Guedenidze y Abdaladze son acusados de aprovechar su proximidad a los secretos de estado y "haber hecho fotografías que contenían información secreta, y a cambio de una contraprestación monetaria, entregarlas a Kurzikidze, que a su vez las enviaba a Moscú", aseguró el portavoz ministerial.

En los ordenadores personales de Guedenidze y Abdaladze fueron descubiertas fotografías con los planos esquemáticos de parte del edificio de la administración presidencial, información sobre los movimientos del presidente georgiano, Mijail Saakashvili, y detalles sobre las visitas y reuniones de éste, señaló Interior.

El ministerio hizo público un vídeo en el que Guedenidze reconoce que pasaba información a cambio de dinero.

En las imágenes que pudieron ver los periodistas, Guedenidze explica que al principio sólo transfería a Kurzikidze imágenes de las entrevistas que mantenía Saakashvili, pero más tarde el fotógrafo de la EPA le exigió información de carácter restringido sobre los movimientos del presidente y los planos del palacio presidencial.

Chantaje

Guedenidze añade que intentó dejar de colaborar con Kurzikidze cuando éste le pidió información secreta, pero entonces fue chantajeado.

"(Kurzikidze) me enseñó todas las facturas que demostraban que había cobrado por la información transmitida y me chantajeó. Me asusté y continué colaborando", dijo Guedenidze.

El otro acusado, Abdaladze, en huelga de hambre desde el día en que fue detenido, no ha reconocido su implicación en la supuesta trama de espionaje.

Las autoridades georgianas hicieron pública la grabación de una conversación telefónica entre Abdaladze y Kurzikidze, en la que ambos hablan sobre el pago de unos servicios indeterminados y la apertura de una cuenta bancaria en Alemania para recibir el dinero.

Mijail Gogadze, abogado de Abdaladze, ha señalado que el estado de salud de su cliente es cada vez peor.

Una cuarta detenida, en libertad

Una cuarta detenida, Natia Guedenidze, la mujer de Irakli Guedenidze y reportera gráfica de un diario de Tiflis, ha sido puesta en libertad este sábado.

La mujer ya está en su casa, aunque no responde a preguntas de los medios de comunicación por encontrarse en "estado emocional frágil", informó la agencia Novosti-Georgia, citada por la oficialista RIA-Novosti.

El juzgado municipal de Tiflis, en sesión cerrada, ha decretado la prisión preventiva para los tres imputados, que permanecerán al menos dos meses en la cárcel, mientras siga la investigación.

El artículo 314.1 del código penal georgiano, relativo al cargo de espionaje, prevé penas de cárcel de entre 8 y 12 años.

El jueves, la justicia georgiana condenó a prisión a nueve personas por espiar a favor de Rusia.

Los procesados, entre ellos cinco ciudadanos georgianos y cuatro rusos, fueron declarados culpables y recibieron penas de entre 11 y 14 años de prisión.