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Un pegamento inspirado en las barbas del mejillón

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Ciencia al cubo

El nacimiento de perritos fluorescentes, la muerte de una chimpancé calva, qué son las neuronas espejo, el origen de los ojos azules o por qué nos salen canas. De la mano de América Valenzuela, en 'Ciencia al Cubo' pueden escuchar las historias más variopintas sobre temas científicos de actualidad. Emisión en Radio 5: Lunes a jueves a las 15: 42; Sábados 09:22 / 17:52 / 21:06; Domingos 09:22 / 17:55

Los mejillones se agarran a las rocas bajo las aguas de océanos, ríos y lagos con una fuerza exagerada. No hay oleaje o corriente que consiga arrancarlos.

Los científicos no han pasado por alto este fenómeno y han estudiado a este molusco con detalle para intentar sintetizar un pegamento con las mismas propiedades que el suyo. Lo han conseguido.

Para pegarse a las rocas, los mejillones usas unas fibras tan delgadas como pelos. Se llaman bisos, aunque habitualmente las llamamos barbas y las retiramos con cierto desprecio cuando limpiamos estos bivalvos cuando los vamos a cocinar.

Antiguamente las barbas eran muy apreciadas, las llamaban seda de mar

Antiguamente las barbas eran muy apreciadas. Las llamaban seda de mar y servían para hacer telas en el Antiguo Egipto.

Para formar estas fibras tan resistentes y pegajosas, el mejillón libera una sustancia en forma de burbujas, de espuma. Luego expulsa otra proteína y las mezcla y esta mezcla en contacto con el agua de mar se pega a la roca y se solidifica.

Fuera de lo común

Las barbas son una exquisitez de la naturaleza. Son rígidas, pero a la vez flexibles, en la medida justa para aliviar un pelín esa rigidez y evitar que el material se fracture.

Además, el material se autorrepara. Si las fuerzas del oleaje estropean la fibra, rompen su integridad de alguna manera, en cuestión de minutos vuelve a recomponerse sin que el mejillón haya hecho nada. Parece cosa de magia, pero no lo es.

Los científicos han estudiado desde el punto de vista químico las fibras, han averiguado sus secretos y las han reproducido en el laboratorio. Hasta ahora no había ningún material hecho por el hombre con estas características.

El secreto de la barba

El secreto de las barbas del mejillón lo descubrieron en 2006 científicos del Instituto Max Planck. Averiguaron que el interior de las fibras está hecho en su mayoría de colágeno, lo que les da resistencia y elasticidad y que la capa externa está formada por un aminoácido llamado dopa e iones de hierro.

Si la fuerza del oleaje estropea la fibra, el material se autorrepara

Y las uniones entre los iones y la dopa pueden le dan rigidez a la fibra y tienen la virtud de enlazarse de tal manera que si se rompen las uniones se pueden restablecer sin problema cuando se vuelven acercar los átomos. Por eso se dice que es autorreparable.

Las posibilidades de este nuevo material son de lo más variadas. Por eso, ahora, otro grupo de científicos, estos de la Universidad de Chicago liderados por la química Ka Yee Lee, han creado un material en el laboratorio con las mismas propiedades.

Según cuentan los investigadores la idea es revestir maquinaria que está situada bajo el agua con este nuevo producto para evitar que se muevan la piezas, o también dispositivos médicos que han de fijarse a alguna parte del cuerpo, como implantes, por ejemplo.

CIENCIA AL CUBO

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