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El movimiento 15-M resiste en Sol con organización, respeto y limpieza

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La acampada en Sol ha amanecido con centenares de personas que empezaron a llegar la pasada noche con tiendas de campaña, sofás, colchones e incluso cartones para protestar por la situación actual.

"Esto es un grano en el culo, que le ha salido a los políticos", explica Javier Saldaña, un empresario de 47 años, que define los hechos como "algo único", "una revolución francesa a la española". "Apoyo a estos jóvenes porque tienen razón y cuando salga de trabajar voy a traerles todo lo que necesitan".

Como él, muchas otras personas se acercan y aportan comida y diferentes materiales. "Necesitamos mantas, agua, guantes, ceniceros, lejía, productos de limpieza, serrín, cartones, bolsas de basura, lonas y cuerdas...", reza en un gran cartel en uno de los puntos de información improvisados donde se recogen firmas.

Organizados para limpiar

Desde primera hora de la mañana recogen los cartones y barren la zona e incluso se organizan con los trabajadores de la empresa municipal de limpieza para que todo esté limpio porque, como muchos aseguran, "esto no es un botellón". De hecho, hay carteles que los prohiben.

Más de mil personas han vuelto a acampar durante la madrugada de este miércoles en la madrileña Puerta del Sol su protesta pacífica para pedir una "democracia real" y la mejora de las condiciones de vida. Las acampadas nocturnas empiezan a extenderse cada vez a más ciudades

Son personas con estudios que se sienten estafadas por un sistema con el que ellos han cumplido y que no les ha respondido, pues a pesar de estar preparados no tienen acceso a un trabajo o a una vivienda.

"Estoy renegado porque no hay mucha expectativa", explica Jorge Díaz, un joven de 24 años que está terminando arquitectura y que define como "momento histórico" la asamblea celebrada a las 5.00 horas en Sol por la cantidad de gente que había reivindicando sus derechos.

La Policía no ha intervenido

"No nos mires, únete", gritan a los curiosos que se acercan a la plaza. Al otro lado de la carretera, el edificio de la Puerta del Sol, sede del Gobierno regional, está acordonado y custodiado por varios agentes y cinco furgones de la Policía.

Esta noche no han intervenido, pero si lo hicieron la madrugada del pasado lunes para desalojar a las personas que habían acampado tras la manifestación del 15 de mayo, promovida por Democracia real ya, y donde fueron detenidas varias personas y que ya han sido puestas en libertad, pero con cargos.

"Lo que han conseguido con la represión es que cada vez venga más gente. Esto es solo la punta del iceberg", explica otro de los ciudadanos. En uno de los carteles se preguntan con ironía sobre dicha represión: "¿Se puede acampar varios días para ver a Hanna Montana, pero no para defender nuestros derechos?".

"Creo que hasta el día de las elecciones van a estar aquí", asegura Sergio Ortiz, un trabajador de 35 años, casado y con una hija, que explica que la policía no puede echarles porque no están haciendo nada malo.

Aún es pronto para saber si serán escuchadas sus reivindicaciones, pero si parece darse una combinación de los factores necesarios para que eso ocurra: organización, respeto y limpieza.