Enlaces accesibilidad

Londres celebra el regreso de "los cuentos de hadas" con una gran fiesta callejera

  • Los seguidores de la boda real se divierten en fiestas callejeras
  • Han celebrado un mega pic-nic en los parques de la capital británica
  • Los ingleses aprovechan el festivo nacional para irse de bares y salir de compras

Por
Debbie, de Manchester, junto a toda su familia, ha preparado un almuerzo de lo más patriótico en St James Park.
Debbie, de Manchester, junto a toda su familia, ha preparado un almuerzo de lo más patriótico en St James Park.

Como no han sido invitados al banquete oficial, han celebrado uno propio que nada tiene que envidiar al del príncipe Guillermo y su ya esposa Catalina. Los cientos de miles de personas que han acompañado a los novios durante toda la mañana en la abadía de Westminster, en el Mall y hasta que se han dado el esperado beso en el palacio de Buckingham festejan el enlace con una gran fiesta en la calle. 

"Mientras ellos comen salmón, nosotros patatas fritas, pero seguro que no se lo están pasando tan bien como nosotros", afirma una familia inglesa en el parque de St James, donde se ha congregado la multitud para hacer un mega pic-nic.

Los recién casados, Guillermo y Catalina, salen de la Abadía y pasean muy felices en una carroza descubierta.

"Brindamos por William y Catalina, esperamos que sean muy felices", dicen unas jovenes canadienses mientras descorchan una botella de champán.

El beso -bueno, el segundo beso- ha sido el pistoletazo de salida para que la gente se lanzara a ocupar parques y terrazas. Y la culpa la ha tenido el buen tiempo.

"¿Qué ha pasado con la lluvia?", se preguntaba la gente. El cielo encapotado de primera hora de la mañana ha dejado paso a un día primaveral que ha puesto el broche de oro a "un día perfecto".

"Ha sido maravilloso. Todo ha salido bien. El ambiente es estupendo. Merece la pena haber venido, aunque había tanta gente que no hemos podido ver bien la comitiva nupcial", señala Linda, una canadiense. Según cifras de la policía, hasta un millón de personas ha estado presente en el recorrido de los novios. 

Marea humana con la bandera británica

Y es que al final todos coinciden en que lo más importante no ha sido tanto ver a los novios como vivir el ambiente de la calle junto al resto de los fans de la monarquía, que han exaltado su lado más patriótico con un vestuario rojiblanco y azul de pies a cabeza.

Los complementos indispensables han sido las banderas, pañuelos, gafas, camisetas.. . y todas con los colores de la bandera británica. Además, también hay quien ha querido robar el protagonismo a la pareja real vistiendose de novios y también muchos se han puesto sus mejores galas para no desentonar con el ambiente nupcial.

Y los españoles también hemos puesto una nota de color entre tanto rojo, blanco y azul. "Hemos cogido unos sombreros cordobeses y los hemos tuneado con una guitarra, un clavel y unas castañuelas", explica Marinés, acompañada de sus dos amigas malagueñas. Su look ha tenido tanto éxito que todos han querido hacerse una fotografía con ellas.

Los ingleses vuelven a creer en el amor

El nuevo matrimonio ha reconciliado al pueblo con su monarquía. "A todo el mundo nos entristeció la muerte de Diana y sufrimos por lo solos que se habían quedado sus hijos. Estábamos deseando verle feliz", ha señalado entre lágrimas Rachel, una australiana, que ha venido pasar tres días a Londres junto a su familia para ver la boda real.

"Hemos vuelto a creer en las historias de amor. Nos han convencido otra vez que de los cuentos de hadas son posibles. A ver si esta vez es para siempre", ha afirmado Sandy, la madre de Rachel, recordando el triste final del matrimonio del príncipe Carlos y Lady Di.

Nos han convencido otra vez de que los cuentos de hadas son posibles

El espíritu de Diana ha estado muy presente entre los seguidores de la boda real. "No dejamos de pensar en qué feliz hubiera sido al ver a su hijo casado", comenta Anne, del sur de Inglaterra.

"Es algo increíble ver a tanta gente junta, movida por el amor a su monarquía y a su país, estas cosas deberían pasar más a menudo", opina Celine, que considera que la imagen que se ha exportado de su país "no podía ser mejor". 

Fiestas callejeras en todo el país

En Trafalgar Square, Hyde Park, una marea humana vestida con los colores de la bandera británica lo inunda todo.  No faltan ni la música en directo ni las botellas de champán ni, por supuesto, las pintas de cerveza.

Gracias a la reina por darnos el día libre

"No solo estamos celebrando la boda real, sino también que es un día festivo", aseguran dos jóvenes con unas camisetas en las que se lee "Gracias a la reina por darnos un día libre".

Y no solo hay street parties en la capital británica sino también por todo el país. Desde Belfast, en el norte de Irlanda, hasta Gales, familiares y amigos se han reunido para comer y bailar al aire libre. Una de las fiestas más especiales se encuentra en Bucklebury, el pueblo de Kate Middleton, desde este viernes duquesa de Cambridge.

Todos los comercios abiertos

Los comercios han agradecido que el Gobierno haya declarado este viernes festivo nacional y no precisamente porque hayan cerrados sus puertas. Al contrario, han intentado que el ambiente nupcial contagie a la gente y les anime a comprar para recuperarse de un mal invierno económico.

"Al terminar la boda, hay muchos que se han acercado a hacer algunas compras, sobre todo turistas en busca de los últimos souvenirs", dependiente de Oxford Street, la principal arteria comercial de la capital británica. "No he podido ver la boda, pero no pasa nada porque tal y como está la cosa, doy gracias por tener trabajo"

"Todavía nos queda toda la noche", le recuerda su compañera. Y promete ser de lo más animada porque los conciertos y las fiestas durarán hasta el amanecer.