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¿Por qué vivimos en sitios peligrosos?

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Ciencia al cubo

El nacimiento de perritos fluorescentes, la muerte de una chimpancé calva, qué son las neuronas espejo, el origen de los ojos azules o por qué nos salen canas. De la mano de América Valenzuela, en 'Ciencia al Cubo' pueden escuchar las historias más variopintas sobre temas científicos de actualidad. Emisión en Radio 5: Lunes a jueves a las 15: 42; Sábados 09:22 / 17:52 / 21:06; Domingos 09:22 / 17:55

Al lado de un río, en un valle o en la costa al lado del mar. ¿Se han dado cuenta de que situamos nuestras poblaciones en los lugares más peligrosos? Justo donde las catástrofes naturales azotan más violentamente. Hay teorías científicas que tratan de entender por qué hacemos estas locuras.

Lo hemos comprobado hace bien poco, con el terremoto de Japón del 11 de marzo. Hoy las cifras son de cerca de 13.000 muertos y unos 15.000 desaparecidos.

Este país ha crecido en torno a una de las zonas de más peligrosas del planeta. Está en el cinturón de Fuego, donde la placa del pacífico se mueve lentamente deslizándose por debajo de otras cuantas placas.

No son los únicos, México está también en una zona de unión de placas, o California. El archipiélago de Hawaii es otro ejemplo. Son islas directamente formadas gracias a volcanes, muchos de los cuales siguen en activo.

Aquí mismo en España, también vemos cómo se inundan constantemente zonas edificadas en medio del curso de una río. Hay cientos de ejemplos.

Peligroso para el ser humano

Nos asentamos en lugares peligrosos para nosotros, no para la naturaleza, desde hace milenios, porque son los más ricos.

La constante alteración favorece la aparición de ecosistemas diversos y abundantes. Los ecólogos llaman a este fenómeno 'Hipótesis de la perturbación intermedia'. Esta teoría surgió a finales de la década de los setenta del siglo XX.

Los ecosistemas exuberantes y riquísimos en biodiversidad no eran los estables, sino todo lo contrario

Varios ecólogos, más o menos simultáneamente y de forma independiente, se dieron cuenta de que los ecosistemas exuberantes y riquísimos en biodiversidad, no eran los estables, sino todo lo contrario, los que sufrían regularmente alteraciones.

Las alteraciones, lo que hacen a larguísimo plazo eso sí, es abrir una ventana para que la vida se desarrolle siguiendo otros patrones distintos al dominante en el ecosistema inicial.

Un ejemplo ilustrativo es cuando un árbol se cae en una selva y abre un claro. Ahí se hace fuerte un tipo de vida que en las condiciones habituales

no tenía casi espacio. De esta forma crece el número de especies con posibilidades de vivir en ese entorno.

En definitiva, crece la biodiversidad y en consecuencia crece la riqueza del lugar, los recursos y las fuentes de alimento. Esto era lo que más apreciaban nuestros ancestros cuando buscaban un asentamiento. Que con el paso de los siglos y los milenios se han transformado en ciudades y países.

CIENCIA AL CUBO

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