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Obama apremia al G-20 a seguir estimulando la economía

  • Discrepa con los recortes del gasto acometidos por Europa
  • EE.UU. lanza una advertencia a China para que revalúe el yuan

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El presidente de EE.UU., Barack Obama, pronuncia su discurso en las obras de una carretera en Columbus, Ohio, financiada por la Ley para la Recuperación Económica.
El presidente de EE.UU., Barack Obama, pronuncia su discurso en las obras de una carretera en Columbus, Ohio, financiada por la Ley para la Recuperación Económica.

El presidente de EE.UU., Barack Obama, ha apremiado a los miembros del G-20 a seguir estimulando la demanda nacional y ha enviado una seria advertencia a China para que revalúe su moneda, el yuan, y corregir los desequilibrios globales.

El formato elegido por Obama ha sido una carta pública a sólo una semana de que empiece la cumbre del G-20 en Toronto, Canadá. Una reunión que puede marcar el punto de inflexión en la peor crisis económica desde la Gran Depresión.

"Nuestra principal prioridad en Toronto debe ser salvaguardar y reforzar la recuperación" económica. Obama advierte de los riesgos de recaer en la recesión. Una amenaza que la mayoría de los economías consideran improbable pero no imposible.

"De hecho, si disminuyera la confianza en la fortaleza de nuestra recuperación, deberíamos estar preparados para responder de nuevo tan rápida y contundentemente como fuera necesario para evitar la caída de la actividad", ha remachado.

Recortes prematuros

La petición a Europa para que sigan estimulando sus economías se da de bruces con los recortes del gasto público que han acometido a raíz de la crisis del euro. Y contrasta notablemente con la cumbre del G-20 en Pittsburgh el pasado otoño, cuando los miembros se comprometieron a incrementar ese gasto.

La debacle de Grecia ha obligado a otros países como España, Portugal e Irlanda a apretarse el cinturón. Pero ha sorprendido más la decisión de Alemania de seguir el mismo camino, a pesar de que los mercados no cuestionaban su solvencia.

"Debemos ser flexibles en el ritmo de consolidación fiscal y aprender de los errores del pasado; cuando se retiró el estímulo demasiado pronto y se provocó otra recesión", ha escrito Obama. En su cabeza planean dos ejemplos: la década perdida de Japón en los años 90 y el recorte del gasto en 1937, que prolongó la Gran Depresión y abocó al mundo a una segunda Guerra Mundial.

El miedo en Washington es que demasiados países se embarquen a la vez en planes de austeridad fiscal y estrangulen la recuperación mundial. Apuestan en cambio por presentar planes de consolidación a medio plazo: recortar el déficit al 3% del PIB en 2015. Lo que omite la carta es que la huida de capital de Europa hacia EE.UU. ha abaratado el coste de su deuda.

Crece la tensión con China

Otra muestra de las discrepancias de fondo en el G-20 es la creciente tensión entre Estados Unidos y China a cuenta del tipo de cambio de sus monedas. El Congreso amenaza con tomar represalias si China no da su brazo a torcer.

Pekín mantiene artificialmente la cotización de su divisa, el yuan o renminbi, para favorecer sus exportaciones. Una política que ha provocado la pérdida de casi tres millones de empleos en EE.UU.

La advertencia de Obama es seria: "quiero también subrayar que los tipos de cambio determinados por el mercado son esenciales para la vitalidad económica global".

El problema es que la devaluación del euro frente al dólar ha recortado el margen de maniobra de China. Ha encarecido de facto sus exportaciones a Europa. Y con ello, se desvanecen las expectativas de que revalúe el yuan antes de la cumbre y aumentan las probabilidades de una guerra comercial con Estados Unidos.

A la postre, es otro de los compromisos fallidos de Pittsburgh, cambiar el modelo de crecimiento mundial: los exportadores como China y Alemania debían estimular su consumo interno.