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Condenan a 25 años de cárcel a Bignone, el último dictador argentino, por delitos de lesa humanidad

  • Estuvo en el poder entre 1982 y 1983. El ex general tiene ahora 82 años
  • Es reponsable de torturas y secuestros en un gran centro de detención

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Cárcel para el último dictador argentino

El último dictador argentino, Reynaldo Bignone (1982-83), de 82 años, ha sido condenado a 25 años de prisión, al ser hallado culpable de secuestros y torturas a prisioneros políticos, entre otros delitos de lesa humanidad.

"Como a los nazis, les va a pasar, adonde vayan los iremos a buscar", han cantado a coro decenas de familiares y activistas de derechos humanos al terminar la audiencia, cuando el Tribunal anunció que las penas serán de cumplimiento real en prisiones comunes, sin el beneficio de la detención domiciliaria de la que hasta ahora gozaba.

Los presentes rompieron el silencio que dominó durante la lectura de la sentencia para aplaudir las condenas a Bignone y otro grupo de jerarcas dictadas este martes en una sala cercana a Buenos Aires, donde han exhibido grandes fotografías de 56 víctimas.

La justicia llega tarde, pero llega

"La justicia llega tarde, pero llega", ha dicho Estela de Carlotto, presidenta de la organización de derechos humanos Abuelas de Plaza de Mayo, en medio de abrazos y llantos. En tanto, cientos de manifestantes con banderas y pancartas lo celebraban en la calle. "Esto queríamos, la cárcel común", ha dicho Elia Espen, madre de otro desaparecido.

Cárcel y maternidad clandestinas

Los delitos fueron cometidos en el cuartel de Campo de Mayo, el mayor del Ejército terrestre, durante la primera etapa del régimen militar, que usurpó el poder entre 1976 y 1983.

En esa instalación situada en la periferia oeste de la capital funcionó un centro clandestino de exterminio, que alojó a unos 4.000 opositores, la mayoría todavía desaparecidos, y una maternidad que permitió el robo de bebés y el cambio de su identidad.

Bignone asumió el gobierno en 1982 tras la derrota ante el Reino Unido en la guerra por las Islas Malvinas, y lo entregó en diciembre de 1983 a Raúl Alfonsín, primer presidente de la recuperación democrática --fallecido hace un año--.

Vestido con un traje verde oscuro, Bignone ignoró al tribunal civil durante su alegato y dijo sentir "incomodidad espiritual" por tener detrás a los familiares con las fotos de sus víctimas. Los condenados fueron llevados a una sala contigua para escuchar el fallo.

"Es preferible la condena que el repudio de mis superiores y subalternos, que junto conmigo combatieron los horrores de esta guerra contra el terrorismo", desafió Bignone a los jueces en su extensa declaración antes de la sentencia. Carlotto le ha contestado después del fallo: "Aquí no hubo ninguna guerra, sino terrorismo de Estado".

Ante los jueces, Bignone volvió a admitir que el régimen hizo desaparecer a miles de personas, aunque sin reconocer la cifra de 30.000, estimada por los organismos de derechos humanos y reiterar que "no fueron más de 8.000". En cambio, cifró en 30 los casos de bebés robados, pese a que la Justicia los calcula en 500, de los cuales 101 han recuperado su identidad.

Los restantes condenados, con penas de prisión de 17 a 25 años, fueron el ex comandante de Institutos Militares, general Santiago Riveros; el ex jefe de Inteligencia de Campo de Mayo, general Fernando Verplaetsen, y los generales retirados Carlos Tepedino, Jorge García, Eugenio Guañabens Perelló. Todos ellos, ahora mayores de 80 años, actuaron en Campo de Mayo.

El tribunal absolvió al ex policía, Germán Montenegro. Durante el juicio, desde noviembre, se escuchó a un centenar de testigos, entre ellos a Héctor Ratto, superviviente del centro de torturas y ex obrero de la compañía alemana Mercedes Benz, que incriminó a la empresa como cómplice del régimen. El proceso se desarrolló en un local de una asociación de barrio en la localidad de Munro.

Anulación de la ley de amnistía

En su corta gestión, el dictador negoció la transición hacia la democracia, ordenó destruir todas las pruebas de la represión ilegal y dictó una ley de Pacificación Nacional para beneficiar a los miembros de las Fuerzas Armadas, norma posteriormente anulada por el Gobierno constitucional al considerarla una "autoamnistía", informa Efe.

En democracia, y tras varias entradas y salidas de la cárcel, Bignone fue detenido en el 2007 por orden del tribunal que le ha condenado ahora, aunque le aplicaron el beneficio del arresto domiciliario previsto para los mayores de 70 años.

De los cuatro presidentes de la dictadura, sólo viven Bignone y Jorge Rafael Videla, el hombre que dio el golpe de Estado en 1976 y que precisamente cumple prisión preventiva en Campo de Mayo.

Estos procesos tienen lugar tras la derogación en el 2005 de la llamada Ley de Punto Final y del impulso que dio a la acción de los jueces el ex presidente Néstor Kirchner. También tomó la iniciativa la justicia española, que juzgó y condenó al represor Adolfo Scilingo.

La pasada semana, familiares de víctimas del franquismo presentaron en Buenos Aires una denuncia para que su justicia investigue a la inversa esos crímenes, en reacción al procesamiento de Garzón por intentar ese proceso a pesar de la Ley de Amnistía española.