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Piñera viaja hasta Rancagua donde descarta el toque de queda aunque hay "daños significativos"

  • Se levanta la alerta de tsunami en todo el país excepto en la isla de Pascua 
  • Escenas de pánico y comunicaciones cortadas en Santiago

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El nuevo presidente de Chile garantiza el orden en las zonas afectadas por el terremoto

El presidente de Chile, Sebastián Piñera, ha descartado, por ahora, la imposición del toque de queda en la ciudad de Rancagua, la más afectada por un nuevo seísmo de 6,9 grados que sacudió el centro y sur de Chile.

Piñera, ha decidido de forma inmediata tras ser investido declarar el estado de emergencia en la región de O'Higgins, en el centro del país y ha viajado hasta Rancagua, a 90 kilómetros al sur de Santiago, tras suspender un almuerzo oficial con los invitados extranjeros a su toma de posesión.

En Rancagua, donde hay "daños significativos", ha pedido tranquilidad a la gente y ha afirmado que por ahora es innecesario el toque de queda en la zona y que decretarlo dependerá de cómo evolucione la situación.

También ha confirmado que se levantó la alerta de tsunami que la Marina emitió tras el seísmo de 6,9 grados, al que han sucedido al menos otros siete en las horas siguientes. Sin embargo, parece que en la isla de Pascua todavía se mantiene la alerta. 

A continuación tiene previsto seguir a la localidad de Constitución, una de las más afectadas por el terremoto.

El nuevo mandatario, que también pidió a la población seguir las recomendaciones de alerta de tsunami, encabezará una reunión con los ministros de las áreas directamente implicadas en la reconstrucción, y está previsto que anuncie las primeras medidas de su plan "Levantemos Chile".

Más tarde viajará a Santiago, donde tiene previsto pronunciar, desde un balcón de La Moneda, su primer discurso oficial como jefe del Estado.

Agilizar procesos

Con la declaración de estado de catástrofe se busca "agilizar los procesos", ha declarado el mandatario a los periodistas en el palacio presidencial de Cerro Castillo, en Viña del Mar, poco después de haber sido investido en un acto celebrado en la sede del Congreso chileno, en el vecino puerto de Valparaíso.

"Hay daños significativos en Rancagua (la capital de O'Higgins, a 90 kilómetros de Santiago)", dijo Piñera, que añadió que "vamos a desplazar las Fuerzas Armadas para garantizar las seguridad ciudadana".

Piñera también llamó a la calma a la población y le recomendó que siga las instrucciones de alerta preventiva de tsunami aunque finalmente la Armada ha levantado la alerta.

Antes de que esto se produjese la población de las localidades costeras del centro y sur de Chile ha comenzado a dirigirse hacia el interior y zonas altas. siguiendo las recomendaciones del Servicio Hidrográfico y Oceanográfico (Shoa) de la Marina chilena recomendó a la población.

La ciudad de Valparaíso, situada en la costa y en pleno centro del país, ha vivido dos realidades opuestas: por un lado, las figuras políticas que han tratado de seguir con normalidad la toma de posesión de Piñera (que ha sido más corta de lo que ya se había establecido). Por otro, los habitantes de la ciudad, guiados por el ejército hacia las zonas altas por la alerta de tsunami.

Terror en Santiago

Mientras, en Santiago, de 6,2 millones de habitantes, las personas que trabajan en centros institucionales y empresas particulares corrieron a los espacios abiertos y media hora después de los sismos ninguno de ellos se atrevía a regresar.

Las aceras y jardines centrales de la Alameda Bernardo O'Higgins, la principal avenida de la capital chilena se encontraba atestada de personas, tras los sismos, y se ha podido observar cómo muchas mujeres se encontraba con ataques de histeria y otras desmayadas.

Los colegios rápidamente han desalojado a los niños y los padres corrían desesperados en busca de sus hijos mientras el ferrocarril metropolitano se desplazaba a poca velocidad y el público ingresaba a los túneles con mucho temor.

Nuevamente las comunicaciones de Chile se cortaron con el terremoto y tanto los teléfonos móviles como los fijos no tenían línea como ocurrió con el terremoto del pasado 27 de febrero que causó 497 muertos y dos millones de damnificados y severos daños en el sector inmobiliario y la estructura vial.