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Continental y Air France, duelo judicial por la tragedia del Concorde

  • Las dos aerolíneas luchan por defender su tesis
  • El accidente del Concorde causó 113 víctimas mortales

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El 25 de julio del 2000 se estrella en Francia el Concorde con destino Nueva York

El juicio por el accidente del Concorde,  que causó 113 víctimas tras estrellarse el 25 de julio de 2000 cerca del aeropuerto parisiense de Roissy-Charles de Gaulle, se ha abierto este martes y promete un duelo de expertos que alimentan las tesis enfrentadas de las aerolíneas Air France y Continental Airlines.

La compañía francesa, propietaria del avión supersónico que se estrelló, abona la tesis de que fue una placa perdida por un DC-10 de Continental la causa de la catástrofe, en la misma línea de las conclusiones de la investigación oficial.

Pero la aerolínea estadounidense, principal encausada,  se niega a dar por buena esta hipótesis y está dispuesta a aportar testimonios que aseguran que el Concorde ya tenía llamas en sus alas antes de pasar por el lugar en el que estaba la placa de titanio.

En ese contexto, el juicio promete ser una batalla de expertos dispuestos a sostener dos versiones contrapuestas sobre los motivos que hicieron que el supersónico despegara en llamas del aeropuerto y, minutos más tarde, se estrellara sobre un hotel de la vecina localidad de Gonesse.

Sesenta testigos y una treintena de expertos desfilarán durante cuatro meses por el Tribunal Correccional de Pontoise, a las afueras de París, especialmente adaptado para responder a la expectación mediática que ha atraído a 250 periodistas.

Air France, parte civil en el caso, se apoya en las conclusiones de las pesquisas oficiales dirigidas por la Oficina de Investigación y Análisis (BEA) y recuperadas por la acusación, según las cuales la placa desprendida del DC-10 de Continental provocó el accidente.

Al pasar por ella, un neumático del avión supersónico se reventó y sus restos perforaron uno de los depósitos del aparato, que se incendió y dañó los motores dejando al avión sin control.

Buque insignia de la aviación francesa

Los pilotos trataron de hacer un aterrizaje de emergencia en el vecino aeropuerto de Le Bourget, pero no fue posible y el aparato acabó contra el hotel Hotellissimo de Gonesse.

Fallecieron los cien pasajeros, la mayor parte de ellos alemanes, los nueve tripulantes y cuatro personas que estaban en el hotel.

El abogado de Continental, el mediático Olivier Metzner, ha aprovechado la apertura del juicio para desacreditar la tesis oficial y ha acusado a la BEA de defender en su investigación al Concorde, para no dañar el buque insignia de la aviación francesa.

"Dudo de la independencia de los investigadores, que no buscaron la verdad. Dudo de Air France.  Está claro que aquel 25 de julio de 2000 el Concorde no debió despegar", ha afirmado el letrado en el tribunal.

Metzner ha asegurado que demostrará que al supersónico le faltaba una pieza en el tren de aterrizaje que provocó el accidente.

Además, el abogado indicó que cuenta con 28 testigos, entre ellos bomberos y pilotos, que vieron que el Concorde desprendía llamas antes de pasar sobre el lugar donde estaba la placa de titanio.

Los letrados de Air France prestan poco crédito a esta hipótesis, reforzada en los últimos meses por un reportaje de investigación emitido en la televisión francesa.

"Siete años de instrucción son más serios que una tesis que tiene quince días", ha declarado el letrado de la compañía, Fernand Garnault.

Importantes indemnizaciones a los familiares

En medio del duelo entre las dos grandes aerolíneas se encuentran los otros cinco inculpados, cuya responsabilidad depende de la tesis que triunfe en el juicio.

John Taylor, empleado de Continental, está acusado de no haber fijado convenientemente la lámina que se desprendió del DC-10, un trabajo mal efectuado que validó su superior jerárquico, Stanley Ford, también encausado.

Henri Perrier, que fue director del programa Concorde entre 1978 y 1994; Jacques Hérubel, ingeniero de Aerospacial, uno de los constructores del aparato, y Claude Frantzen, que supervisó este avión por cuenta de la Dirección General de Aviación Civil (DGAC), están acusados de no haber tenido en cuenta fallos en la concepción del supersónico tras incidentes anteriores.

Porque hasta en 80 ocasiones entre 1979 y 2000 se registraron incidentes con los neumáticos del Concorde y, en siete de ellas, éstos llegaron a perforar los depósitos de combustible.

Los grandes ausentes serán los familiares: sólo 24 de ellos son parte civil en el caso, entre los que se encuentran los del piloto y los de los cuatro fallecidos en tierra.

El resto se repartieron importantes indemnizaciones que, aunque se han mantenido en secreto, algunos medios cifran en más de cien millones de euros.