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Entrevista al director de la Representación de la Comisión Europea en Madrid

Fonseca: "La dimisión de Jeleva es una mala y una buena noticia en si misma"

  • El Tratado de Lisboa pone fin al debate institucional.
  • Debemos retirar los estímulos fiscales cuanto antes.
  • España tiene capacidad sobrada para capitanear Europa.

Ver más: Agenda / Tratado de Lisboa Preguntas y respuestas Ver especial de la Presidencia

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Francisco Fonseca, Francisco Fonseca, director de la Representación de la Comisión Europea, durante la entrevista mantenida con RTVE.es en su despacho del Paseo de la Castellana de Madrid.
Francisco Fonseca, Francisco Fonseca, director de la Representación de la Comisión Europea, durante la entrevista mantenida con RTVE.es en su despacho del Paseo de la Castellana de Madrid.

Con más de veinte años a sus espaldas representando a España en las instituciones europeas, Francisco Fonseca se ocupa de dirigir la representación de la Comisión Europea en España. Un cargo al que llegó el pasado mes de junio y en el que tiene la difícil tarea de trasladar a la ciudadanía española el día a día de los 27.

Todo un reto si se tiene en cuenta que de aquí en adelante la Unión Europea tendrá que abordar un nuevo marco institucional, con la mirada puesta en la crisis económica y la creación de una nueva estrategia económica que garantice la creación de empleo en los próximos años.

Una tarea compartida que hasta junio va a liderar españa, aunque lo que ahora empieza continuará los próximos años. De todo ello hablamos con Francisco Fonseca que nos ha recibido en su despacho del Paseo de la Castellana de Madrid.

Una conversación que, en esta primera parte, tratará sobre la puesta en marcha del Tratado de Lisboa y que después abordará las primeras semanas de presidencia española y las perspectivas económicas para los próximos meses

Pregunta (P) - ¿Qué es el Tratado de Lisboa

Francisco Fonseca (F.F.) - Es la culminación de una serie de reformas de los Tratados de la UE que comenzaron en 1986 para hacer conseguir una Europa más eficaz en su funcionamiento y una entidad más legítima para los ciudadanos.

En Lisboa conseguimos estos objetivos, es imperfecto, aunque nos permite cerrar el debate institucional. Podemos decir que tenemos un esquema muy claro: la Comisión mantiene su papel de coordinar los Tratados, ejecutar las políticas, hacer las propuestas legislativas. Además las decisiones se tomarán por acuerdo -salvo excepciones- entre el Consejo Europeo y el Parlamento.

Van Rompuy, Ashton y Barroso tienen una obligación de resultados. O colaboran o fracasarán

Tenemos una Unión donde su voz al máximo nivel será visible en la figura del Presidente del Consejo Europeo. Cerramos por tanto un debate que permite ahora centrarnos en afrontar los grandes retos de la socidad europea en el siglo XXI: el cambio climático, el declive demográfico, garantizar el crecimiento económico, convertirnos en una potencia mundial en los grandes foros, y ser la mayor potencia en Ayuda al Desarrollo.

P - Con lo que ha costado conseguir un texto aprobado por los 27 como es el de Lisboa, nos dice que es imperfecto. ¿Cuáles son esas imperfecciones y a qué se deben? 

F.F. Es imperfecto en cuanto a que es un pacto entre los 27 Estados miembros y las instituciones europeas. Se han buscado consensos en puntos en los que no todo el mundo estaba de acuerdo.

Por poner algunos ejemplos: hay áreas como la fiscalidad y la seguridad social que se mantienen en la unanimidad del Consejo. Todos sabemos que hay un problema con el llamado turismo sanitario, pero para mantener especifidades hay áreas que no están en un marco legislativo perfecto.

Desde el aspecto institucional, es imperfecto porque se buscaba una Comisión reducida para que tuviera cohesión interna. Tras el NO irlandés se pactó la vuelta a un comisario por Estado. Ahora en vez de un colegio de 18 personas, tendremos uno de 30 tras las próximas adhesiones. Esto exige mucho más esfuerzo de coordinación, pero es lo que hay. Esa es la realidad política.

P - En lo que sí parece haber consenso es en la necesidad de que Europa hable con una sola voz en el mundo. Por eso Lisboa crea dos nuevas figuras: el Presidente del Consejo y la Alta Representante de Política Exterior. ¿Van a conseguir que no haya distintas opiniones?

F.F. - Hasta ahora cada Estado quería tener en política exterior su propio coto de caza particular. Lo que se ha hecho es poner coherencia. Tenemos un Presidente del Consejo, Van Rompuy, que será el partner a nivel de intercambio de opiniones, organizar las reuniones y ser el anfitrión de los Presidentes como Obama o el del gobierno Chino.

Lisboa pone fin al debate institucional

Al mismo tiempo tenemos una Alta Representante -Catherine Ashton- que es el engarze entre Van Rompuy -materia política, de seguridad y militar- y las competencias en política exterior de la Comisión de Durao Barroso. Además, tendrá Lady Ashton, esa condición de ser el "número de teléfono fijo" al que llamarán los ministros de exteriores de otros países. En definitiva, creo que hemos conseguido una polifónica coral bien ajustada.

P - Será posible conseguir que esa Coral esté afinada o en algún momento habrá roces en materia de competencias de unos con otros

F.F. - Esas tres personas (Van Rompuy, Ashton y Barroso) tienen una obligación de resultado. Si no colaboran como socios leales fracasarán los tres. Esto será así, y no me cabe ninguna duda de que lo harán. Hemos empezado bien. De hecho, hasta ahora se ha visto cómo Ashton y Rompuy pueden coordinarse perfectamente entre ellos, con Barroso y con el Presidente de Turno. Ahora bien, quizá ahora seamos un poquito más motor diesel que antes.

P - Hombre, no todo el mundo cree que haya tan buen feeling entre las partes implicadas. De hecho ha habido voces que critican a la presidencia española por no cumplir sus promesas de no tener protagonismo y ser leales con el Presidente del Consejo. De hecho, se habla incluso de que Zapatero quedó eclipsado y sorprendido por Van Rompuy en la inauguración del semestre al anunciar el Consejo Europeo para el 11 de febrero. 

F.F. - Vamos a ver. El Consejo informal del 11 de febrero es una decisión del señor Van Rompuy, pero cuando vino a Madrid ya había informado de sus intenciones a Rodríguez Zapatero. Que luego a lo mejor haya habido algún problema de coordinación, pues puede ser. Pero vamos, en diciembre se creó una célula de coordinación entre las dos partes, y creo que está trabajando muy bien.

Hay que empezar a retirar ya las ayudas de estímulo fiscal.

Lo importante no es quién establezca la fecha, sino lo que vamos a hacer. En eso ya hay un acuerdo entre los Presidentes del Consejo, la Comisión y de Turno. Incluso ya se ha fijado una hoja de ruta que debe culminar en el Consejo de Primavera.

P - Otro de los puntos calientes del Tratado de Lisboa es el nuevo Servicio de Acción Exterior. Ahí tendrá plenas competencias Catherine Ashton, pero todavía debe articularse para que no se solape con las competencias de los Estados. ¿Cómo se va a hacer?

F.F. - Es una cuestión de sentido común. Estoy seguro de que todos los Estados estarían encantados de tener representación en un número muy importante de países del Tercer mundo, y que sea Europa quien les asegure su presencia. Ahora bien, no creo que el nuevo Servicio de Acción Exterior asuma, por ejemplo, el papel ante la ONU. Eso seguirá en manos de británicos y franceses. Tampoco creo, por ejemplo, la oficina europea minimalice a los españoles en México o Argentina.

De todos modos hay muchas cosas que arreglar. La primera de ellas es modificar el presupuesto de 2010, cambiar las reglas de funcionarios públicos... Aunque espero que esté listo durante el segundo semestre del año. Pero poco a poco, porque es algo que lleva su tiempo.

P - El próximo tres de febrero acude al Parlamento Europeo la nueva candidata a Comisaria de Desarrollo, Kristalina Georgieva. Sustituye a Rumania Jeleva que ha presentado su dimisión después de que los diputados pusieran en duda su idoneidad. ¿Esto viene a poner de relieve el poder que tiene ahora la cámara?

F.F. - La dimisión de Jeleva es una mala noticia en el calendario político ya que ahora tenemos una Comisión que no podrá empezar a funcionar el 1 de febrero como estaba previsto. Ahora bien, esto viene a demostrar las bondades del sistema, en el sentido de someter al colegio de comisarios a un rigurosísimo control del Parlamento. Y este nivel de fiscalización es una buena noticia.

Ahora bien, los plazos empiezan a ser ya muy ajustados, porque la cámara no votará la nueva Comisión hasta el día 9, y tiene que preparar un informe histórico de cara a la Estrategia 2020 (la de crecimiento económico y creación de empleo) antes del Consejo de Primavera.

Hasta aquí esta primera parte de la entrevista a Francisco Fonseca, Director de la Representación de la Comisión Europea en Madrid. En la siguiente entrega abordaremos con él la recuperación económica y sus perspectivas de cara a la presidencia semestral española de la Unión Europea.