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El niño obeso de Ourense sale del centro para pasar el fin de semana con su familia

  • La Xunta permite que también pasen juntos Nochebuena, Fin de Año y Reyes
  • El abuelo no reúne los requisitos para poder acoger al menor

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El niño de Ourense con problemas de salud derivados de su sobrepeso sale este viernes por primera vez del centro de protección de menores de A Carballeira, en la ciudad de Ourense, para pasar el fin de semana con su familia.

Se trata de la primera vez que abandona el centro de protección de menores tras ingresar en él el pasado viernes, después de que fuese localizado por las autoridades en un poblado gitano de Vilagarcía de Arousa.

El menor permaneció en paradero desconocido más de mes y medio y fue sometido a exámenes médicos en el Complexo Hospitalario de Ourense (CHOU) desde que fue ingresado el pasado 1 de diciembre.

El menor de diez años podrá pasar también la Nochebuena, Fin de Año y Reyes en compañía de sus familiares, tal como se había comprometido la Xunta de Galicia.

Por otra parte, representantes del colectivo gitano de Andalucía y Galicia se reunieron esta mañana con el delegado territorial de la Xunta en Ourense, Rogelio Martínez, para solicitar que el niño obeso pueda regresar a casa.

El abuelo no podrá acogerle

En el encuentro estuvieron presentes ocho representantes del colectivo gitano de diversas provincias de Andalucía, un representante de O Carballiño, otro de Ourense, el endocrino del menor y el padre, Luis Montoya. Esta representación de doce personas se reunió durante tres horas con Rogelio Martínez en el edificio administrativo de la Xunta en la ciudad de Ourense.

Según fuentes consultadas, no hubo acuerdo final entre las partes porque Rogelio Martínez les explicó que un equipo de menores evaluó las condiciones en las que vive el abuelo del menor para decidir si daba el visto bueno al acogimiento del pequeño en su vivienda, pero finalmente determinó que no reunía los requisitos necesarios para posibilitar dicha vía.

Rogelio Martínez les explicó que el pequeño hace ahora una vida normal tras su ingreso en el centro de protección de menores al acudir al centro escolar donde cursa sus estudios y convivir con los demás.

El delegado territorial de la Xunta negó que faltase a su palabra y les engañase -como criticó el abuelo del niño-, ya que lo a lo que se había comprometido es a hacer todo lo posible para que pudiese acogerlo, pero el equipo de menores entendió que no reunía los requisitos necesarios para autorizar esta posibilidad.

De hecho, entre otros puntos, el propio padre del niño vive en la misma finca que el abuelo, por lo que suponía casi devolvérselo a sus progenitores. En la referida reunión, Rogelio Martínez explicó que a la Xunta sólo le preocupa el bienestar del niño y que adquiera unos hábitos alimenticios adecuados que hasta ahora no tenía.