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Obama llevará a Copenhague un recorte del 30% en las emisiones

  • Obama confirma su asistencia a la cumbre de Copenhague
  • Propondrá recortar las emisiones de CO2 en un 30% antes de 2025
  • El recorte alcanzará el 83% en 2050 y llegaría al 17% en 2020
  • Obama viajará después a Oslo a recoger el premio Nobel
  • No asistirá a la ronda final de negociaciones en Copenhague

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La Casa Blanca ha confirmado que Obama viajará a la cumbre de cambio climático de Copenhague el próximo día 9 de diciembre. No será una visita de protocolo. Va a proponer un recorte sustancial de las emisiones de efecto invernadero.

La administración estadounidense pone como base los niveles de CO2 que el país emitía en 2005. Obama pretende reducirlos en un 30% antes del año 2025 y en un 83% antes del 2050. En línea con la legislación que tramita el Congreso: un 17% antes de 2020. Pero con una notable aceleración en sólo cinco años.

Un anuncio sustancial de camino a Oslo

Obama no se había comprometido hasta ahora a participar en la cumbre de Naciones Unidas en Copenhague. Sin embargo, era inevitable. Ya había confirmado su asistencia a la vecina capital noruega, Oslo, para recoger el premio Nobel de la Paz. Lo hará el día 10 de diciembre.

De haber esquivado la cita danesa, los grupos ecologistas y el electorado liberal hubieran arremetido contra el Presidente. Y más cuando alrededor de 65 jefes de Estado y de Gobierno han anunciado su asistencia.

No obstante, es significativo que Obama sólo asista a las sesiones iniciales de la cumbre, dado que los acuerdos se producen al final, el día 17 ó 18 de diciembre.

En todo caso, durante la reciente gira asiática de Obama, los líderes mundiales reconocieron públicamente que no hay consenso para lograr un tratado el mes que viene. La solución sería un acuerdo interino, no vinculante legalmente, pero que establezca objetivos claros para los 190 países que participan en las negociaciones.

La legislación empantanada en casa

La administración Obama se había resistido a comprometerse abiertamente en un tratado global que sustituya al de Kyoto, que EE.UU. no ha suscrito. Además, en casa, el Congreso no ha aprobado todavía la legislación para luchar contra el calentamiento global.

Hasta ahora, sólo la Cámara de Representantes había dado ya luz verde a un proyecto para reducir la emisión de gases de efecto invernadero en un 17% antes de 2020. El Senado está estudiando su propio proyecto; baraja recortes del 20% pero es probable que la cifra final sea menor. Y ambas cámaras tienen que armonizar sus versiones para que se apruebe la ley.