Enlaces accesibilidad

La Campus Party alcanza su ecuador

  • Menos ambiente en la carpa por el cansancio acumulado
  • Varios campuseros aprovechan el aire acondicionado y duermen junto al pc
  • A los tradicionales campuseros se suman cada vez más chicas y más familias

Por
Algunos campuseros no se separan ni un momento de sus ordenadores
Algunos campuseros no se separan ni un momento de sus ordenadores

Es jueves, hace tres días que comenzó la Campus Party y quedan otros tres para que termine y la carpa de participantes a mediodía no tenía nada que ver con aquella que nos encontramos unas horas antes de la inauguración.

Sobre las mesas se pueden ver cantidades ingentes de restos de comida basura y bebidas energéticas, que los campuseros han utilizado para mantenerse despiertos durante la noche.

Muchos de los participantes intentan recuperar alguna hora de sueño en un colchón sobre el suelo de la carpa, con un ojo medio abierto puesto sobre su ordenador.

David nos confirma que el cansancio empieza a pasar factura, "hay más gente durmiendo todavía a estas horas que en los días anteriores, pero el sábado esto va a estar hasta arriba".

Este veterano campusero lleva 10 años asistiendo a esta reunión con varios amigos. Se ha traído el salón de su casa a cuestas, es uno de los que no están durmiendo, pero con el sillón que trae es capaz de descansar mientras juega. "Me gusta estár aquí como estoy en casa", explica, "este sillón da masajes y vibra en función de la música que tengas puesta".

Este campusero asegura que, después de 10 años viviendo la Campus en primera persona, ya ha cambiado la forma de disfrutarla. Ahora prefiere ir a dormir a un piso que ha alquilado con cinco amigos para esta semana, "así duermo en una cama de verdad y me doy una buena ducha, que son muchos años", dice entre risas.

David reconoce que él y sus amigos al principio también dormían en el suelo de la carpa para no despegarse del pc pero, "ya se nos ha pasado eso del camping y de pasar 24 horas frente al ordenador".

Aunque ya no la viven tanto como antes, este campusero de 29 años cuenta que es verdad que por la noche "es cuando más juerga hay, a partir de la 1:00 h o las 2:00 h la gente se vuelve loca".

Más chicas que otros años

La 13ª edición de la Campus tiene entre sus filas un 16% de chicas. David, con una experiencia tan dilatada en esta fiesta tecnológica, confirma que "se ha notado un buen cambio". Explica que hace aproximadamente tres años muchas chicas crearon una comunidad de "Campuseras" y que cada vez se van asomando más a esta semana de Valencia.

Además, han alcanzado pronto el nivel de la Campus, "hay buenas frikis y buenas jugonas", asegura David.

Débora es una de ellas, tiene 21 años y lleva cuatro disfrutando de la Campus, vino por primera vez cuando cumplió los 18 y desde entonces no ha parado.

Tiene uno de los ordenadores que más llama la atención en la carpa de participantes. Ha travestido a su equipo al completo con motivos de la película de Disney Pesadilla antes de Navidad.

"Me gusta la película y a partir de ahí fue surgiendo la cosa". Dice que le ha llevado casi cuatro meses terminar su obra, "echando muchas horas de trabajo cada día".

Explica que cuando vino por primera vez "no tenía ni idea de modding" y, a raiz de sus visitas a la Campus, ha aprendido a modificar su ordenador.

La Campus, en familia

Indra y Andreo, con 14 y 13 años respectivamente, disfrutan de esta semana con su padre, Alexandre, en una de las mayores fiestas de nuevas tecnologías del mundo. Esta familia brasileña viene por primera vez a la Campus Party de Valencia, pero ya estuvo hace unos meses en la celebrada en su país.

"Ellos tienen vacaciones y aprovechamos para hacer turismo, comprar ropa y disfrutar de la Campus", explica Alexandre.

"Hemos venido sobre todo a jugar, pero éste ademas es un lugar muy bonito para estar en familia y tienes muy cerca toda esta arquitectura", dice refiriéndose a la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia.

Esta familia vive la Campus como cualquier participante. "Antes de que empezara estábamos en un hotel, pero el día de la inauguración nos trasladamos los tres al camping. Es más divertido acampar,no es tan confortable, pero es más divertido", dice sonriendo.

Miguel tiene 11 años y llevaba uno entero intentando convencer a su padre, Jesús, de que le llevara a la Campus. Con mucha insistencia y una importante condición: "mi padre dijo que te tenía que sacar de media sobresaliente o notable alto", ha conseguido su objetivo

Viene de Almería para jugar al ordenador y para ver las obras de modding, "me encantan los ordenadores modificados", dice.

"Éste niño se ha criado en las rodillas de su padre en frente de una pantalla", dice Jesús, pero añade que le permite pasar tiempo delante del ordenador porque saca buenas notas en el colegio y además ""está en cuarto de flauta travesera en el conservatorio".