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'The New York Times' tuvo la oportunidad de descubrir el 'Watergate'... pero la dejó pasar

  • Dos ex reporteros tuvieron una pista de la trama que acabó revelando The Washington Post
  • El director del FBI le insinuó a un redactor la implicación de la Casa Blanca
  • El periodista se lo trasladó a un editor, pero después la historia murió en un cajón

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Es la historia que a todo periodista le hubiera gustado descubrir: una exclusiva que ayudó a derribar a un presidente de Estados Unidos. La gloria fue para dos reporteros de The Washington Post, Bob Woodward y Carl Bernstein. Ahora, 37 años después, dos ex redactores de The New York Times, el gran rival del Post, han reconocido que tuvieron una pista de lo que ocurría, pero desaprovecharon la oportunidad.

Así lo recoge el propio The New York Times en un artículo en el que explica cómo Robert Smith y Robert Phelps descubrieron algunos de los aspectos comprometidos del caso, que costó al presidencia a Richard Nixon dos años después, en 1974, cuando se vio obligado a dimitir para evitar que el Congreso le imputara por las actividades ilegales cometidas para su reelección.

La pista, en concreto, partió del entonces director del FBI, Patrick Gray, quien, en una comida con Smith, confirmó la implicación del fiscal general, John Mitchell, en el allanamiento del hotel Watergate que dio inicio a la investigación, y dejó ver, sin mencionarlo explícitamente, que incluso el presidente Nixon estaría involucrado.

Inmediatamente, Smith contó todos los datos a Phelps, uno de los editores del diario en Washington, quien tomó notas y grabó la conversación con el consentimiento de Smith. Pero una serie de circunstancias impidió que ambos siguieran la pista.

Circunstancias adversas

En primer lugar, Smith dejaba el Times, ya que al día siguiente iniciaba su labor como profesor de Derecho en la Universidad de Yale. Además, toda la redacción del periódico estaba volcada entonces en la convención republicana y, posteriormente, Phelps se marchó todo un mes a Alaska.

La historia murió en ese lapso para The New York Times, mientras que Woodwrad y Bernstein tiraban del hilo que les proporcionaba su fuente, conocida como Garganta Profunda, cuya identidad no se reveló hasta 2005: el célebre informante era William Mark Felt, director adjunto del FIB, es decir, el subordinado inmediato de Gray.

Smith ha mantenido en secreto la pista más de tres décadas, pero ahora ha decidido difundirla tras saber que Phelps la ha incluido sus memorias. Por su parte, el antiguo editor explica, según recoge The New York Times, que no tiene "ni idea" de que fue de sus anotaciones. En cualquier caso, era la exclusiva de su vida.