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Obama levanta el veto de Bush a la investigación con células madre embrionarias

  • El presidente excluye explícitamente la clonación
  • El Congreso tendrá que decidir si se puede investigar con embriones humanos
  • Obama quiere separar la ciencia de las presiones políticas

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Obama levanta la prohibición para financiar con dinero público la investigación con células madre

Obama acaba de firmar el decreto que levanta el veto a las ayudas públicas a la investigación con células madre embrionarias, terminando con ocho años de bloqueo impuesto en 2001 por su predecesor, George W. Bush.

"Apoyaremos vigorosamente a los científicos que persigan esta investigación", ha subrayado Obama en una ceremonia en el Salón Este de la Casa Blanca, donde ha indicado que la ciencia no está reñida con los valores morales.

"Cuando el gobierno no hace estas inversiones, se pierden las oportunidades, no se exploran caminos prometedores. Algunos de nuestros mejores científicos se van a otros países que patrocinen su trabajo, y esos países pueden llevarnos la delantera en los avances que transforman nuestras vidas",  ha agregado.

Sin embargo, esta rúbrica simbólica sólo un primer paso, ya que el nudo gordiano de la cuestión sigue en manos del Congreso de los Estados Unidos, que prohíbe desde 1996 la investigación con embriones humanos, que es de donde se extraen las células madre, en la llamada enmienda Dickey-Wicker, que tiene rango y que ha sido renovada anualmente desde entonces.

Prohíbe específicamente el uso de fondos públicos en la creación de embriones humanos, una práctica habitual en las clínicas privadas de tratamientos de fertilidad, así como la investigación donde los embriones se destruyan o se pongan en peligro, lo típico en la extracción de células madre.

Obama no toma partido en esta cuestión espinosa. No tiene intención de hacerlo y el Ejecutivo no puede suplantar los poderes del Legislativo. De hecho, el Presidente reconoce que la investigación con células madre debe cumplir la ley federal. En este caso, la enmienda Dickey-Wicker. Obama deja al Congreso su reforma y le pide que "respalde esta investigación".

Una puerta entornada pero no abierta del todo

En todo caso, Obama da un paso más allá de la política de su predecesor en la Casa Blanca. El enfoque de Bush en 2001 fue autorizar con restricciones la financiación pública para investigar sobre 21 cepas de células madre, las que se conocían entonces. La llave para sortear los límites legales fue un quiebro curioso: los investigadores federales podían realizar su trabajo siempre y cuando no extrajeran ellos mismos las células madre.

Obama levanta todas las restricciones administrativas de Bush y amplía la investigación a los cientos de cepas que se conocen en la actualidad y las que se desarrollen en el futuro. Es un apoyo explícito a esta investigación médica y abre la puerta a que se beneficie de los miles de millones de dólares que dedica su plan de recuperación económica a la ciencia.

El decreto presidencial tendrá que ser desarrollado en el plazo de 120 días por los institutos nacionales de Salud. En ese plazo, deberán elaborar las directrices para la investigación con células madres pueda acceder a la financiación pública. Al margen de la ley Dickey-Wicker, hay un rosario de cuestiones espinosas, como el permiso de los donantes de los embriones.

Una investigación prometedora pero moralmente polémica

Las células madre pueden convertirse en cualquier célula del cuerpo humano. Este potencial abre la puerta a terapias para multitud de enfermedades, tales como la diabetes, el Parkinson e incluso la parálisis por lesión medular. No en balde, para ilustrar el problema, este fin de semana han proliferado las entrevistas con el actor Michael J. Fox, que sufre la enfermedad de Parkinson, o el rescate de imágenes de Superman, Christopher Reeve, en silla de ruedas tras fracturarse dos vértebras cervicales al caerse de un caballo.

A pesar de las prometedoras expectativas, la investigación con células madres levanta una seria oposición entre todas las personas que consideran al embrión como un ser humano en potencia. Entienden que debe ser protegido como tal y rechazan su destrucción incluso con fines terapéuticos.

Obama se ha dirigido también a los detractores de la investigación.  "En ningún caso se utilizará para la clonación de seres humanos, moralmente inaceptable".

En este sentido, Obama ha añadido un memorando al decreto presidencial. En él se aboga por separar las decisiones científicas de la ideología política en la toma de decisiones por el Gobierno. Va más allá de la investigación con células madre. Se extiende también al cambio climático o la píldora del día después. Quiere sustituir el dogma por el pensamiento científico y la responsabilidad.