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Retiran una campaña publicitaria de café en Alemania que usaba una frase de los nazis

  • Tchibo y Esso promocionaban la campaña en 700 gasolineras alemanas
  • "A cada uno lo suyo" se leía a la entrada de los campos de Buchenwald y Weimar
  • Nokia en 1998 también uso la frase y tuvo que cambiarla por una de Shakespeare

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La cadena comercial minorista alemana Tchibo y la petrolera estadounidense Esso se han visto obligados a suspender una campaña publicitaria de café en 700 gasolineras, que bajo el lema "A cada uno lo suyo" recogía la frase que había en la entrada de algunos campos de concentración en Alemania.

  

Según explica el diario Frankfurter Rundschau, "Jedem das Seinen" era la frase de bienvenida en los campos de Buchenwald y Weimar, que formuló hace más de 2.000 años Marco Porcio Catón, político romano que defendió que cada ser humano viviera como tuviera a bien y que repetía que "Cartago debe ser destruida".

  

La portavoz de Tchibo, Angelika Scholz, explica al diario que su empresa "nunca tuvo la intención de herir los sentimientos de nadie", y que el lema sencillamente "no fue nada acertado". Razón por la que retirarán "lo antes posible" los carteles publicitarios de las gasolineras en toda Alemania.

El portavoz de Esso, Olaf Martin, explicó por su parte al periódico que la agencia publicitaria que llevó adelante la campaña no entendió "el alcance histórico" de la frase.

Mal gusto e ignorancia histórica

  

Salomon Korn, el vicepresidente del Consejo Central de los Judíos en Alemania, dijo al diario que la campaña es de "un mal gusto sin parangón" y un ejemplo más de "ignorancia histórica", aunque es mucho más conocido el lema del campo de Auschwitz: "El trabajo te hará libre".

Korn responsabilizó al sistema educativo alemán, con deficientes clases de historia, de que la frase "A cada uno lo suyo" se haya utilizado en el pasado en diversas campañas publicitarias. Ya se hizo en múltiples ocasiones y las agencias publicitarias se vieron obligadas a disculparse.

  

El caso más sonado se remonta a 1998, cuando el mayor fabricante de móviles del mundo, Nokia, publicitó fundas para teléfonos con el mismo lema. Cubrieron la frase con otra del escritor William Shakespeare después de que el Comité Judío Americano expresara sus protestas.