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Los políticos italianos reconocen que el racismo avanza en Italia

  • Giorgio Napolitano lo ha señalado durante un encuentro con el Papa Benedicto XVI
  • Fini propone crear un observatorio contra el racismo y política "clara contra la inmigración"
  • Walter Veltroni, culpa a "la derecha populista y demagógica" por sembrar el miedo
  • 20.000 personas en Roma y 10.000 en Nápoles marchan contra el racismo en las calles

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Los italianos, contra el racismo

Varios políticos italianos, entre ellos el presidente de la República, Giorgio Napolitano, han advertido del peligro del racismo en el país, mientras miles de personas se manifestaban en Roma y Nápoles contra la xenofobia.

Napolitano ha hecho sus observaciones ante el papa Benedicto XVI con el que se ha entrevistado en el Palacio del Quirinal y con quien ha dicho compartir la "preocupación" (expresada días atrás por el Pontífice) por "las nuevas manifestaciones" xenófobas registradas en varios países.

El jefe del Estado ha asegurado que existe una "emergencia educativa" en relación a esos riesgos y fenómenos como el racismo, "que oscurecen los valores fundamentales".

Fini también reconoce el riesgo de racismo

Las palabras de Napolitano han sido refrendas poco después por el presidente de la Cámara de los Diputados de Italia, Gianfranco Fini, que ha reconocido que en el país existe el riesgo de racismo.

"Sería erróneo negar que existe un peligro de racismo y xenofobia", ha dicho Fini en una entrevista en Milán en la que ha recordado su propuesta de crear un Observatorio contra esa lacra.

Fini, líder de la derechista Alianza Nacional, integrada en el Partido de la Libertad del primer ministro Silvio Berlusconi, ha coincidido también con Napolitano al afirmar que se trata de un problema educativo cuando dijo que "el racismo nace de la deficiencia, de la ignorancia y del miedo frente al otro".

El presidente de la Cámara de los Diputados ha dicho, sin embargo, que "es necesaria una política clara contra la inmigración", porque a su juicio "no se pueden abrir las puertas a todos por un mal entendido sentido de la solidaridad".

Veltroni culpa a "la derecha populista"

Por su parte, el líder de la oposición, Walter Veltroni, ha señalado que "el pesado clima de intolerancia que se difunde en el país impone una profunda reflexión".

"Se repiten con alarmante frecuencia episodios inaceptables, agresiones, ataques violentos y discriminaciones. Todo eso es fruto de una atmósfera tenebrosa y negativa alimentada por una derecha populista y demagógica que ha asumido la grave responsabilidad de utilizar y alimentar el miedo de los italianos", ha agregado Veltroni.

20.000 manifestantes en Roma

Los temores expresados por los políticos han sido secundados en las calles de ciudades como Roma y Nápoles, donde miles de personas, entre ellas muchos inmigrantes, se han manifestado para protestar contra el racismo.

Los organizadores han cifrado en 20.000 el número de personas que se manifestaron en Roma y en 10.000 las que estuvieron en Nápoles.

"Queremos un mundo de todos los colores. Racistas y opresores fuera", se podía leer en una pancarta en Roma, mientras que en Nápoles la protesta se abría con otra que decía "No hay seguridad sin derechos".

Todas esas declaraciones y manifestaciones se producen después de de que se hayan registrado en Italia varios episodios violentos contra extranjeros y grupos de inmigrantes.

Acoso a los gitanos rumanos

Desde la quema de campos vacíos de inmigrantes rumanos en mayo a la paliza que la policía dio el martes a un senegalés, las agresiones sufridas por un chino dos días después o las denuncias por vejaciones conocidas hoy y hechas por una mujer somalí contra los agentes de aduanas en el aeropuerto de Ciampino en Roma.

La manifestación de Nápoles fue convocada después de que el pasado 18 de septiembre tres personas disparan y mataran a seis inmigrantes, originarios de Ghana, Togo, Liberia y Nigeria.

Sin embargo, los expertos y los investigadores estiman que ese tiroteo fue más bien un ajuste de cuentas relacionado con el tráfico de drogas por parte de "Los Casalesi", uno de los clanes más sanguinarios de la Camorra, que gestiona las actividades ilegales en esa zona.