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Los elefantes tuvieron un antepasado anfibio

  • Hasta ahora se creía que los antepasados de los elefantes siempre fueron terrestres
  • Las pruebas se han conseguido a partir de dos fósiles dentales hallados en Egipto
  • Un cambio climático producido hace 37 millones de años pudo acabar con ellos

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Los antepasados de los elefantes
El Moeritherium, antepasado del elefante. Ilustración que recrea cómo pudieron ser hace 37 millones de años.

Los elefantes de hoy viven en tierra aunque cientos de veces los hayamos visto disfrutar en pantanos y ríos del agua. Sin embargo, un antiguo ancestro de estos animales vivió en el agua y tuvo una forma de vida similar a la de los hipopótamos de ahora hace 37 millones de años , según un estudio sobre fósiles publicado por la Universidad de Oxford.

El animal era similar a un tapir, un mamífero ungulado parecido a un cruce entre un caballo y un rinoceronte, según estudios  realizados por expertos de las universidades de Oxford y Stony Brook, en Nueva York. Para la prueba se realizó un análisis químico de unas dentaduras fosilizadas. Entonces, se comprobó que se alimentaba de plantas acuáticas, propias de lagos y ríos.

Estos trabajos, publicados también en Proceedings of the National Academy of Sciences, han roto con la creencia de que los antepasados de los elefantes siempre fueron animales terrestres. Por si esto no fuera suficiente, para Erik Seiffert, coautor del estudio, "podría ayudarnos a comprender más sobre la anatomía y la ecología de los elefantes de nuestros días".

Animales de la Prehistoria

Las pruebas de ADN sugieren que los elefantes están relacionados con animales marinos como los manatíes y los dugongos, y otros mamíferos terrestres, como los damanes. Estos orígenes, según los expertos, confirman que los antepasados de los elefantes evolucionaron desde una vida acuática.

Los científicos estudiaron las mandíbulas fosilizadas de dos especies, que formaron parte de una familia de mamíferos emparentados con los elefantes y, de forma más remota con los manatíes. Los han bautizado como Barytherium y Moeritherium.

Los restos fueron hallados en el norte de Egipto y pertenecen a la época del Eoceno, cuando esta parte del país norteafricano estaba sumergida bajo el agua, ya fuese de pantanos o ríos.

Alexander Liu, de la Universidad de Oxford, confirma que el Barytherium no fue completamente acuático, más bien anfibio, si pudo tener un cuerpo adaptado con una forma aerodinámica y unas extremidades semejantes a unas aletas.  Sin embargo, su pariente, el Moeritherium, fue un animal más parecido al hipopótamo, tanto en anatomía como en forma de vida.

Lo que todavía no han logrado averiguar es qué motivo su salida a tierra firme. Una teoría defiende que a finales del Eoceno se produjo un cambio climático que desecó los pantanos y los ríos que atravesaban todo el norte de África, con lo que forzaron la evolución de estos animales hasta nuestros días.