La Copa tuvo un color especial y el Barça volvió a entonar 'Viva la vida'
- En Sevilla se cumplió lo que la euforia previa del barcelonismo era incapaz de ocultar
- El FC Barcelona, campeón de la Copa del Rey al ganar una final épica al Real Madrid, la crónica


Sevilla se ha despertado este domingo con la resaca de una final de Copa del Rey histórica y devolviendo las calles a la normalidad para los sevillanos. La fiesta del FC Barcelona y la tristeza del Real Madrid apagó el hervidero de camisetas azulgranas y madridistas que se estaban dejando ver por sus calles céntricas esos días y dejando paso a un paseo de maletas, despedidas y rumbos opuestos tras una noche larga para ambas aficiones.
La noche en que volvió a sonar 'Viva la vida'
Durante la celebración azulgrana sobre el césped de La Cartuja, el himno que inundaba las 70.000 localidades de La Cartuja dio paso a uno de los no oficiales: Viva la vida, de Coldplay. El tema que acompañó al Barça de Guardiola en 2009 vuelve a sonar, después de un tiempo de sequía de títulos y bajo una premisa similar. El Barcelona, su equipo técnico y sus jugadores, hacen soñar a su afición, que ya empieza a creerse una de las palabras prohibidas durante esta y otras temporadas anteriores: el triplete. La Copa asegura ya uno de los tres.
Este Barça vuelve a generar esa ilusión que, entre otros, despertaba aquel plantel de jugadores. Ahora son otros 'niños' de La Masía los que han tomado el control y replican las ganas de éxito, se muestran ambiciosos y no dan partidos por perdidos por muy en contra que se pongan los resultados. En la última semana están los ejemplos del Celta y esta propia final. El rey que quiere reclamar su trono de nuevo en el fútbol.
Otra de las imágenes que ha dado que comentar, el cambio de celebraciones respecto a aquel equipo. Mientras que en 2009 las celebraciones de los jugadores culés eran compartidas con sus hijos y familiares, en la de este sábado los que más destacaron fueron los propios padres de los jugadores. Signo inequívoco de la juventud de esta plantilla.
La confianza ganó a la esperanza
Decíamos en la previa de la final que iba a ser un partido de sentimientos encontrados. 90 minutos, que terminaron siendo 120, donde los azulgrana apelaron, precisamente a esa confianza que desbordaban por las calles de Sevilla y una euforia imposible de esconder.
Así fue como las 26.000 gargantas culés que llegaron a La Cartuja no se hicieron esperar y fueron tiñendo con sus colores su respectivo fondo hasta dos horas antes del comienzo del partido, en contraste con el lado madridista, que tardó más en aparecer. Los blaugrana querían que el Estadio fuese un hervidero desde el primer momento. Y lo fue.
Un Real Madrid vivió de la esperanza. La que le dieron los goles de Mbappé y Tchouaméni, que les hicieron soñar con levantar la Copa del Rey. Una palabra que muchos aficionados repetían antes del partido, por el que no tenían demasiadas expectativas, conscientes del gran momento que atraviesa su rival. Este domingo será tiempo de empezar a sacar las primeras conclusiones de la temporada madridista.