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Ciclismo | París-Roubaix masculina

Dylan van Baarle se alza con una accidentada París-Roubaix

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Van Baarle gana la Roubaix y se convierte en el nuevo rey del Infierno del Norte

El neerlandés Dylan van Baarle se ha alzado con la 119ª clásica París-Roubaix en una rapidísima, alocada y accidentada carrera. El de Ineos ha entrado a 5h37'01'' de recorrer los 257 kilómetros del 'Infierno del Norte', seguido de un meritorio Wout van Aert y Stefan Kung, a 1'47'' minutos.

#ParísRoubaixEnUnMinuto - prueba masculina

Ya a unos 200km para la meta se produjeron abanicos que provocaron un corte en el pelotón que lo separó en dos grandes grupos, quedándose en el segundo gente de la talla de Van Aert o Van der Poel. Delante, otros favoritos del calibre de Matej Mohoric, vencedor de la Milán-San Remo o Christophe Laporte.

Dylan van Baarle se alza con una accidentada París-Roubaix

La batalla no tardó en darse con el Ineos marcando un fuerte ritmo en el primero de los grupos, tratando de aprovechar los temidos paveses. Algún intento de escapada en solitario fue anulado, como uno del neerlandés Terpstra tras una caída masiva y otro del belga Reynders, que fue neutralizado tras sufrir un pinchazo.

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Corredores llamados a estar entre los favoritos como el italiano Ganna o el francés Laporte provaban la dureza del terreno con sendos pinchazos. El transalpino, además, por partida doble.

A mitad de carrera se produjo un nuevo corte de unos segundos en el grupo principal, con un estirón de cinco pesos pesados en el que estaban Mohoric, Pedersen, Ballerini, Devriendt y Pichon; a más distancia iban el alemán Pollit y el británico Swift.

Mientras otra treintena trataba de darles caza y el pelotón lograba reducir la brecha a solo un minuto. La carrera, además de alocada y accidentada, era muy rápida y se alcanzaban los 46km/h de media.

Reacción de Van Aert

Los cinco se quedaban en cuatro cuando pinchaba Ballerini en pleno bosque de Arenberg. Con Mohoric en modo avión, los escapados aumentaban su ventaja a más de un minuto del grupo perseguidor -Ganna- principal y casi dos del pelotón -Van der Poel-. Y de cuatro a tres, quedando Mohoric, Devriendt y Pichon. Pedersen hacía la goma, mientras Ballerini se unía a Swift y Pollit era cazado por el grupo, donde Inneos trataba de volver a poner a Ganna en la lucha.

Pero por detrás los Jumbo reaccionaban y paulatinamente fueron acortando la distancia con el grupo del Inneos. El belga Van Aert o el español García Cortina pasaron de desahuciados a meterse de nuevo en la carrera. Sin embargo, los tres de cabeza iban decididos a la gesta con casi dos minutos de ventaja. Meritorio lo de Van Aert, que era duda por su reciente lesión y haber pasado la COVID-19.

Contra todo pronóstico y después de sobreponerse a unos problemas mecánicos, con cambio de bici incluido, el belga se hacía un sitio entre los favoritos de un pelotón que ya solo tenía por delante a los tres escapados, solo que estos mantenían los dos minutos de ventaja y seguían pasando los kilómetros.

Pero Van Aert no se rendía y empezaba a mover el pelotón, que volvía a estirarse al tiempo que empezaba a reducir la ventaja de Mohoric y compañía. El que se iba quedando rezagado era el polaco Kwiatkowski, del Inneos; mucho esfuerzo y una caída. Con el que no contaba Van Aert era con el neerlandés Dylan van Baarle, que se metió en su grupo y le atacó a 50km de la meta para salvar el honor del Ineos.

Van Baarle quería dar caza a los tres, que ya eran solo dos con Mohoric y Devriendt. El grupo de Van Aert y Van der Poel trataba a su vez de reducir distancias desde atrás y la carrera mantenía un ritmo endiablado. Cuando Pichon se fundió con Van Baarle, los otros dos y Stefan Kung se fundieron en un quinteto que llevaba ritmo de dar caza a los dos de cabeza, aunque luego se les unieron cuatro más.

Otro pinchazo de Van Aert y escapada de Van Baarle

Pero a una carrera tan imprevisible no le podía faltar otro giro de guion. De nuevo Van Aert se veía obligado a cambiar de bici y redoblar esfuerzos para unirse a los perseguidores de Mohoric y Devriendt. Más bien a este último, puesto que Mohoric también sufría un pinchazo con el grupo perseguidor pisándole los talones.

Devriendt se quedó solo ante el peligro, nadando contra la olas perseguido por los 'tiburones' de la carrera: Van Aert, Van der Poel, Van Baarle, Kung, Mohoric y compañía. Iban a ser los 30km más largos de su vida si lograba aguantar, pero solo era medio minuto de ventaja. Uno de esos de la "compañía" era Lampaert, que se llevó consigo a Mohoric y trató de darles caza Van Baarle.

Lampaert, Devriendt y Mohoric formaron un trío que a los pocos minutos fue cuarteto con Van Baarle, de nuevo se asociaban para tratar de romper la carrera y jugarse entre ellos la victoria. Por detrás, Van Aert se llevaba a Kung para intentar unirse a una escapada prometedora. Tan prometedora que Van Baarle quiso irse por su cuenta, como si supiera quién venía por detrás. Van der Poel también trataba de reaccionar y unirse primero a Van Aert, luego ya se vería.

Los últimos 10km a meta, los decisivos ponían la carrera de cara a Van Baarle, seguido a un minuto por Mohoric y Lampaert, y estos a su vez por Van Aert, Kung y Devriendt. A 7km se quedaba fuera Lampaert por una caída tras tocarse con un espectador. Pero ese incidente quedaba ya lejos para un Van Baarle al que nadie podía arrebatarle ya la gloria.

Por detrás se juntaron los perseguidores y en el esprín se llevó la plata el belga Van Aert, al que no se le puede restar el mérito de una gran carrera.