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Mundial de Ciclismo

La revolución tecnológica en el ciclismo, así ha cambiado la carrera al profesionalismo

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Enrique Cima y Hugo de la Calle; dos épocas antagónicas del ciclismo frente a frente

Avilés, Asturias, diez de la mañana en las puertas de la sede de MMR Bikes. Se saludan por un lado Hugo de la Calle, ciclista júnior de la MMR Academy que sueña con llegar a profesional, y Enrique Cima, ciclista asturiano que compitió en la élite desde 1976 hasta 1982. Ambos representan a dos épocas del ciclismo entre las que la tecnología ha abierto un abismo.

En la más reciente, Hugo compite desde cadetes con pinganillo y el resguardo del coche de equipo. En la más antigua, Cima recuerda como en una carrera se vio obligado en Jaca a arrancar el tubeless de su rueda con los dientes para, a pesar de perder la ventaja como escapado, no descolgarse del pelotón. Es la evolución natural. La tecnología ha revolucionado todos los aspectos de la vida humana y el ciclismo no iba a ser menos.

Hoy en día los jóvenes que intentan vivir de la bicicleta en el futuro están obligados a recorrer el país de carrera en carrera, los mejores participan incluso en las pruebas Júnior y Sub-23 durante la semana de los Mundiales de Ciclismo. En la época del hoy periodista Cima, "las carreras que se corrían eran las que organizaban los pueblos aquí en Asturias el día de la fiesta, rara vez viajábamos a Cantabria o a León a competir".

"Estamos en un equipo que está diseñado para disputar el calendario nacional. Medimos todo, desde los entrenamientos a la alimentación. Así es ahora el ciclismo juvenil", confiesa el joven De la Calle.

"Sí que ayudará en la seguridad, pero a mi juicio el pinganillo hace que los corredores sean más conservadores", replica Cima.

Son dos ciclistas de épocas diferentes, uno no concibe cómo es pedalear en la época del otro, pero ambos tienen claro una cosa, al final hay que dar pedales más que el resto. Y "de manera inteligente" aconseja Cima: "Llegar a profesionales es relativamente fácil, lo difícil es mantenerse y ahí se mantienen no solo los que tienen talento sino los que más trabajan".

De la Cale asiente, sabe ya desde pequeño por su entorno familiar ciclista que solo hay un camino para llegar a vivir del ciclismo y ese es el de la entrega. Ambos vivirán esta semana las pruebas del Mundial de Ciclismo de Flandes con ojos diferentes.