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Separados por la guerra y por la pandemia: El reencuentro de los hermanos Maso, refugiados y olímpicos en Tokyo 2020

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Mohamad y Alaa Maso se reencuentran en los Juegos de Tokyo 2020
Mohamad y Alaa Maso se reencuentran en los Juegos de Tokyo 2020

Mohamad y Alaa Maso abandonaron Alepo en 2015 por la guerra de Siria. El conflicto, que acaba de cumplir 10 años, se ha cobrado la vida de más de 400.000 personas y ha provocado el exilio de más de 5 millones. Los Maso son parte de esa elevada cifra de exiliados y, tras una larga travesía que les obligó a separarse, se han vuelto a ver en Tokyo 2020. Este emotivo reencuentro se selló con un abrazo y quedó congelado en una imagen que podría ser historia de estos Juegos.

Mohamad compite en Triatlón como representante de Siria y Alaa en Natación como parte del equipo olímpico de refugiados, modalidad en la que participa la famosa nadadora Yousra Mardini, abanderada en el país nipón y en Río 2016. Ambos han estado preparándose en los países que los acogen: Mohamad en Alemania y Alaa en Holanda. Y aunque han mantenido el contacto todos estos años, la pandemia les distanció nuevamente durante ocho meses.

Una historia de campeones

Ibrahim Hamidi, editor de Asharq Awsat, un medio de comunicación árabe con sede en Londres, se puso en contacto con Mohamad Maso a través de WhatsApp para conocer su historia. El mayor de los hermanos contó que cuando se mudaban de Alepo a Latakia, localidad donde estudiaban, pasaron "miedo" y por eso decidieron huir. "Viajamos a Beirut y de allí en avión a Turquía. Y después pagamos a un contrabandista turco alrededor de 110$", escribió.

Entonces, se subieron a un bote con otras 50 personas más entre los que se encontraban "niños pequeños y asustados". Maso no usó el chaleco salvavidas para dárselo a otro y transmitió un mensaje de tranquilidad al resto del grupo: "Mi hermano y yo somos nadadores profesionales y les dijimos: No tengáis miedo, estamos entrenados para salvar a los niños y a ustedes".

Es un momento histórico ¡Hagámonos una foto! Vamos a abrazarnos y a hacernos una foto bonita en los Juegos olímpicos

Cuando bajaron del "Death boat", el "barco de la muerte" -como describió Maso- lo destruyeron para que no les obligaran a regresar. De Grecia fueron a Atenas y luego caminaron hacia el norte de Europa durante 12 días. Su intención era llegar juntos hasta Holanda, pero la policía alemana les dijo que "la huella dactilar no tiene nada que ver con el asilo". Así que, los Maso tomaron rumbos distintos.

De niños soñaron con llegar a las Olimpiadas. Por eso, explicó Maso, "cuando Alaa entró en la ceremonia de apertura con el equipo de refugiados y yo entré con el equipo sirio, le dije a mi hermano: Es un momento histórico ¡Hagámonos una foto! Vamos a abrazarnos y a hacernos una foto bonita en los Juegos Olímpicos".

Su vida y huida de Siria

Ambos son originales de Alepo y sus vidas siempre han estado ligadas al deporte. Su padre era entrenador de natación, por lo que ambos hermanos comenzaron con este deporte. El primogénito comenzó con la natación a los 6 años mientras que Alaa comenzó a los 4 años.

Tras el estallido de la guerra en Siria su vida se complicaba por el conflicto, no podían entrenar por los daños sufridos en las infraestructuras de las instalaciones. Por lo que en 2015 decidieron abandonar el país partiendo hacia un viaje que duraría dos años hasta Europa. Tras vivir en Holanda, ambos hermanos han encontrado la estabilidad en la ciudad alemana de Hannover.

Así logró cumplir su sueño

Maso no ha perdido el tiempo. "Al día siguiente de llegar al campamento, me puse mi ropa de gimnasia y comencé a correr. Pregunté: ¿Tenéis piscina o gimnasio? Quería compensar el hecho de que dejé de hacer ejercicio entre 2013 y 2015", confesó el protagonista. Los hermanos Maso arriesgaron su vida y siguen luchando para llegar lejos. "Mi hermano y yo competimos en distintos campeonatos de Europa y del mundo", confesó. Este año, en Tokyo 2020, están cumpliendo un sueño y se apoyan a pesar de representar a dos equipo olímpicos distintos.

El conflicto en las redes sociales

Twitter y algunos medios extranjeros se hicieron eco de esta emotiva historia, y se viralizó. Tras el impacto, ambos decidieron dejar a un lado sus redes sociales para no inmiscuirse en política y centrarse en la competición olímpica. "No interferimos en la política. Si quisiera contribuir a la guerra, me quedaría en Siria. Me represento a mí mismo, a mi país y a mi gente. Nuestra gente es ambiciosa, no belicosa", concluía.

El sueño de infancia de aquellos jóvenes que abandonaron su país por la guerra se ha cumplido después de superar "obstáculos y desafíos". Estos hermanos refugiados son un ejemplo de superación y esperanza para los que cada día emprenden el mismo camino con la necesidad de encontrar un futuro mejor.