Enlaces accesibilidad
Juegos de Pyeongchang

Regino se une a los Fernández Ochoa en la corta lista de medallas españolas

  • Hasta ahora España sólo había logrado dos preseas en los Juegos de invierno
  • 'Paquito' fue el precursor y Blanca fue la primera mujer medallista olímpica

Por
Blanca Fernández Ochoa, su hermano Paco y Regino Hernández, celebran sus medallas olímpicas.
Blanca Fernández Ochoa, su hermano Paco y Regino Hernández, celebran sus medallas olímpicas.

Regino Hernández, bronce en la prueba de snowboard cross en los Juegos de Pyeongchang, unió su nombre al de los hermanos Fernández Ochoa al convertirse en el tercer medallista olímpico invernal de España.

El inmortal Paquito ganó el oro en el eslalon de esquí alpino hace 46 años y su hermana Blanca consiguió el bronce en esa misma disciplina hace 26.

El tercer puesto de Regino Hernández este jueves en la estación de Phoenix se ha convertido, por tanto, en un momento histórico para el deporte español, que también confía en Javier Fernández, doble campeón mundial y séxtuple de Europa de patinaje artístico, que competirá este fin de semana.

Pero ha sido el ceutí el que ha roto con la sequía de 26 años, desde que Blanca capturase el bronce en el eslalon de los de Albertville, idéntica disciplina en la que su hermano Paco --fallecido de un cáncer en 2006, a los 56 años-- había asombrado al mundo al convertirse en el primer campeón olímpico español en los Juegos de Sapporo.

El popular Paquito situó a España en el mapamundi del deporte invernal al protagonizar la gran sorpresa en Japón, donde relegó a la segunda plaza a uno de los mitos del esquí alpino, el italiano Gustav Thöni, cuyo primo Roland logró ese día el bronce.

Ganar ese oro le convirtió de forma automática, con 21 años, en héroe nacional, en una España en la que, de aquella, apenas llegaban triunfos en el plano internacional.

Antes de su gesta (que en la televisión española se vio en blanco y negro) apenas lucían las del ciclista Federico Martín Bahamontes, en el Tour de 1959; las del tenista Manolo Santana, ganador de Wimbledon en 1966; o las del motociclista Ángel Nieto, que por aquel entonces había ganado tres de sus '12+1' mundiales. Y por equipos sólo brillaba la Eurocopa de fútbol de 1964, ganada ante la extinta Union Soviética en Madrid.

Una rareza

El del mayor de la saga de los Fernández Ochoa supuso en aquel momento el tercer oro olímpico de toda la historia de España, después del de Amezola y Villota en pelota vasca (cesta punta) en los Juegos de París 1900 y el de hípica, por equipos, en Amsterdam 1928.

Paco no ganó por casualidad en Sapporo. Mejoró en un segundo y una centésima --un 'mundo', en un eslalon-- a Thöni, oro olímpico de gigante en esos Juegos, quíntuple campeón mundial y cuatro veces ganador general de la Copa del Mundo y firmó una proeza que él mismo describió "como si un austriaco hubiese triunfado en (la plaza de toros de) Las Ventas".

Tuvieron que pasar veinte años para que su hermana menor, Blanca, volviese a ganar otro trofeo en Juegos de invierno, al convertirse en la primera mujer de toda la historia del deporte español --tanto en Juegos de verano como de invierno-- en ganar una medalla olímpica.

Eso, después de recuperarse del duro golpe psicológico que le supuso rozar el oro en el gigante de los Juegos de Calgary'88, en Canadá, cuatro años antes.

Blanca lideraba tras la primera manga y, surcando la nieve de Nakiska en busca de oro, se cayó en la segunda. Esa prueba en España ya se vio en color y en prime time, por la diferencia horaria con Canadá. Esa bajada posiblemente haya sido la de mayor audiencia de una prueba de esquí alpino en lo que a la televisión española se refiere.

El cambio del 92

La campeona de Cercedilla (Madrid) que pretendía retirarse después de esos Juegos, sucumbió a los ruegos y las presiones y decidió seguir cuatro años más, para que el deporte hiciese justicia con ella y la convirtiese en pionera entre las mujeres españolas en subirse a un podio olímpico, en Albertville'92.

Su bronce en las montañas francesas llegó sólo unos meses antes de la eclosión definitiva del deporte español en la cita veraniega de Barcelona'92.

"Lo de Calgary fue un auténtico jarro de agua fría para mí", comentaba Blanca Fernández Ochoa. "Albertville supuso el pago a un trabajo bien hecho", afirmó la esquiadora, que ahora tiene 54 años, recordando la prueba disputada en Meribel, que ganó la austriaca Petra Kronberger por delante de la neocelandesa Annelise Coberger.

"El trabajo siempre paga. Y cuando te caes, tienes que levantarte. Siempre", indicaba Blanca, que este jueves, gracias al bronce de Regino Hernández en Pyeongchang ya ha dejado de ser la única medallista invernal española viva.