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Susto para Djokovic

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El tenista serbio Novak Djokovic devuelve una bola
El tenista serbio Novak Djokovic devuelve una bola

Jesse Witten, un desconocido en el circuito profesional, fijado por la ATP en el puesto 276 del ránking mundial, puso en entredicho al serbio Novak Djokovic, cuarta raqueta del mundo, que padeció un calvario para superar la tercera ronda del Abierto de Estados Unidos 6-7(2), 6-3, 7-6(2) y 6-4.

El tenista de Florida, de veintiséis años, con aspecto poco cuidado, sobrado de kilos, tuteó al balcánico, aspirante, finalista hace dos años, descentrado por la resistencia del rival y la adversidad de la grada, fiel a su representante.

Uno y otro transitan por polos opuestos. Viven en polos opuestos. La presencia de Witten en el cuadro principal fue una sorpresa. Llegó de la previa y las insospechadas victorias ante el ruso Igor Andreev (6-4, 6-0 y 6-2), en primera ronda y contra el argentino Máximo González (6-7, 6-4, 7-5 y 6-2) en segunda, han sido los únicos resultados positivos en la temporada del norteamericano, que no había ganado un encuentro en el circuito antes de llegar a Flushing Meadows.

Jesse Witten, con un juego alocado y sin dirección, a base de golpes suicidas, se gana la vida en los challengers y futures. Tampoco sobresale aquí, donde cumple su segunda aventura en un Grand Slam después de que la anterior no sobrepasase los límites de la ronda de clasificación.

Djokovic pasó un mal rato ante el tenista con el ránking más bajo en la tercera ronda del último Grand Slam del curso desde el suizo Marco Chiudinelli, hace tres años, que lo disputó con el 306.

El serbio, cuarto del mundo, que siempre ha alcanzado en Nueva York la tercera eliminatoria, en los cinco que ha disputado, y en los dos últimos estuvo, al menos, en la semifinal, jugó desorientado. Se enredó en un duelo que contempló como un trámite y fue incapaz de templar la tensión durante algunos momentos. Eso enervó al público. Que le dejó de lado.

Con el marcador contra corriente y la pérdida del primer set, el balcánico jugó atenazado. Con vértigo. Sólo la falta de calidad de su rival le privó de un disgusto mayor a Djokovic, que ganó con cierta solvencia el segundo set pero que estuvo contra las cuerdas de nuevo en el tercero. Pero le tembló el pulso a Witten, cuando ganaba 6-5 y servía para ganar el set.

El desempate devolvió al tenista de Belgrado, que no encontraba sosiego

Witten, al menos, ya ha encontrado premio. La proyección para el público y un buen puñado de puestos de mejora en su ránking. Aparecerá el 206, setenta por encima. Hubiera mejorado cien, de haber doblegado a Djokovic.

Sharapova dice adiós

El cuadro femenino abrazó la sensación de la sesión. La local Melanie Oudin, de diecisiete años, se ganó la admiración las cerca de 15.000 personas presentes en el Arthur Ashe Stadiun y que respondieron con una gran ovación al memorable triunfo que logró frente a la rusa Maria Sharapova, a la que batió por 3-6, 6-4 y 7-5 para situarse en los octavos de final del último Grand Slam del año.

La estadounidense más joven en alcanzar la tercera ronda del Abierto de Estados Unidos desde que lo hizo Serena Williams en 1999 sigue escribiendo páginas de ensueño en su carrera. Tras eliminar a la cuarta favorita, la rusa Elena Dementieva y ahora a Sharapova, campeona en el 2006 y ex número uno del mundo, que pretende regresar a las alturas del circuito, la norteamericana de ascendencia francesa se ha convertido en la sensación del torneo.

Mucho contribuyó la rusa, que acabó con veintiuna dobles faltas y 63 errores no forzados. Números de derrota.

De manera impensable Melanie Oudin alcanzó los octavos. Allí se encontrará con la ganadora del choque entre la china Jie Zheng, vigésima primera favorita y la rusa Nadia Petrova, decimotercera.

Mientras, la argentina Gisela Dulko firmó su mejor papel en un Grand Slam tras avanzar a octavos de final. Venció a la kazako Yaroslava Shvedova por 6-3 y 6-4.