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Esfuerzo, disciplina y talento, las claves de Guardiola al frente del Barça

  • El técnico catalán cumple cien días como entrenador del Barcelona
  • El esfuerzo y el compromiso de los jugadores, sus principales retos

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Pep Guardiola sustituyó en el banquillo del Barcelona a Frank Rijkaard.
Pep Guardiola sustituyó en el banquillo del Barcelona a Frank Rijkaard.

El entrenador del Barcelona, Josep Guardiola, cumple cien días al frente del equipo desde que anunció su primera decisión el día de su presentación, el 17 de junio, cuando dejó claro que no contaría con Ronaldinho, Deco y Eto'o.

Había firmado un contrato de dos años, vinculado directamente a Joan Laporta, para ser el sucesor de Frank Rijkaard por delante de nombres que parecían asegurar títulos, como el de José Mourinho.

A Guardiola le esperaba un gran desafío: recuperar la cultura del esfuerzo sin dejar de apostar por el talento de un equipo que había nacido para hacer historia y que se quedó a medio camino, devorado por su propio éxito.

Cien días después, Guardiola procura transmitir una imagen de serenidad, trabajo diario y compromiso. Ha demostrado ser un entrenador intervencionista en las alineaciones y meticuloso en el estudio del rival y de la estrategia, aspectos del juego descuidados por su antecesor.

Antes incluso de ser presentado, el 'estilo Guardiola' empezó a quedar al descubierto, especialmente en cuanto a sus normas disciplinarias. Doble sesión de entrenamientos al menos una vez por semana, desayunos en el vestuario, prohibición de utilizar los coches para recorrer los 500 metros entre el Camp Nou y el Mini Estadi, gestos probablemente más simbólicos que eficaces para resaltar la nueva dinámica del equipo.

En su primer entrenamiento, el 15 de julio, el nuevo Barça atrajo a 3.000 personas. Comenzaba una nueva época y nadie mejor que el propio Guardiola representaba la ilusión de la regeneración. Su falta de experiencia pronto quedó difuminada ante su absoluta entrega al cargo.

Su nuevo objetivo: reconquistar a la afición

El 'caso Eto'o' marcó el verano de Guardiola. Mientras el equipo superaba trámites de pretemporada ante rivales de rango inferior, al técnico se le cuestionaba por el futuro del camerunés, inicialmente descartado y finalmente readmitido. "Su actitud dentro y fuera del campo ha sido ejemplar", explicó Guardiola, obligado a insistir en que su autoridad no había quedado en entredicho pese a su paso atrás con Eto'o.

Por lo demás, Guardiola ha procurado mantenerse ajeno al constante debate que genera. Se le coloca como icono del nacionalismo catalán y como hijo predilecto de Cruyff y Laporta. Su figura se asocia a una manera de entender el barcelonismo e incluso se discute su indumentaria. Pero cumplidos cien días, Guardiola ha intentado controlar el trato con la prensa y no alimentar debates más allá de lo futbolístico.

En su primer contacto directo con la grada, durante la presentación previa al Gamper, se marcó el "maravilloso reto de reconquistar a la afición". Cumplidos sus primeros cien días, Guardiola sabe cuál es el objetivo y qué camino seguir para alcanzarlo. Tiene claro su modelo de juego y su manera de gestionar al vestuario. Faltará por ver si los resultados y la afición también soplan a su favor.