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David García Dapena da al Xacobeo Galicia la victoria de etapa que se le escapó a Mosquera

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Crónica de la 15ª etapa de la Vuelta

David García Dapena se impuso en la meta de Ponferrada en la 15ª etapa de la Vuelta a España. El ciclista ha dado a su equipo, el Xacobeo Galicia, la victoria de etapa que se le escapó ayer a Ezequiel Mosquera en el alto de Fuentes de Invierno.

El corredor español, que invirtió un tiempo de 5:02.27, iba con otros tres corredores cuando lanzó un ataque a falta de cuatro kilómetros para meta, que a la postre resultó definitivo. El hachazo resultó demoledor para, entre otros, el belga Nick Nuyens, del Cofidis, que lo había intentado dos kilómetros antes, dejándose sus últimas fuerzas. Con ellos dos iban en la escapada David Arroyo (Caisse d'Epargne) y Juan Manuel Gárate (Quick Step).

Nuyens entró en la meta a 15 segundos del vencedor, junto a Gárate. Arroyo, que terminó pagando otro intento de ataque anterior, entró por su parte a más de 30 segundos, precedido de Mikel Astarloza (Euskaltel) y el italiano Paolo Tiralongo (Lampre).

Los escapados, sin relevancia en la general, obtuvieron una ventaja final de más de 14 minutos sobre el pelotón, comandado por el Astana de Contador. La victoria de García Dapena podría echar agua sobre el fuego iniciado en la etapa anterior entre el Xacobeo y el conjunto del líder.

El director del primero, Álvaro Pino, se quejó amargamente de la poca colaboración que ofrecieron Contador y Lepiheimer, compañeros de escapada de Ezequiel Mosquera en la subida a Fuentes de Invierno. La etapa la acabó ganando el líder de la general, tras pegar un tirón a dos kilómetros de la meta.

Pino, no obstante, declaró al final de la etapa a los enviados de TVE que seguía manteniendo su opinión sobre la actitud poco ética del Astana en la subida final al puerto asturiano en la jornada anterior.

Día tranquilo para Contador

Tuvo un día plácido Alberto Contador, sin sobresaltos, con sus rivales acogotados tras dos días sometidos a los ataques del ganador del Giro. La general no se movió en la zona noble. El madrileño mantiene a su compañero Leipheimer a 1:17 y a Sastre a 3:41. No se esperan cambios hasta la cronoescalada de Navacerrada, donde se espera otro "show" del "pistolero" del Astana.

No tardó en formarse una numerosa excursión de 17 corredores, en el kilómetro 37, todos ellos perdidos en la general. Se metieron en la aventura, entre otros David Arroyo y Xavier Zandio (Caisse D'Epargne), José Luis Arrieta (Ag2r), Mikel Astarloza (Euskaltel), David García (Xacobeo) y Juan Manuel Gárate (Lampre). También se apuntaron expertos clasicómanos como los belgas Nuyens y Gilbert, doble vencedor de la Het Volk, y el ruso Ignatiev, un torpedo en los kilómetros finales.

La disposición del pelotón se reflejó con el retraso de 10 minutos en el Alto de Somiedo (1ª) y de 12 en el Alto del Corral de los Lobos (2ª, km. 140). El cartel del cuarto de hora se lo enseñaron a estos modestos guerrilleros en la cima del Ocero (3ª). De ahí a Ponferrada, un peregrinaje salpicado de maniobras tácticas. Unos por salir en solitario, otros por aguantar. Contador tuvo tiempo para ir a la consulta médica para curarse una herida en la rodilla. Los campeones también se caen, aunque en esta ocasión sin consecuencias.

José Luis Arrieta, de solo 37 años y 15 en la profesión ciclista, arrancó a 30 kilómetros de meta, sin suerte, ya que fue alcanzado en el circuito ponferradino, donde esperaba una trampa inesperada que decidió la etapa.

Se trata del Lombillo, un repecho de 3 kilómetros con rampas de hasta el 15%, en una carretera estrecha y chisposa, de esas que se pegan a las ruedas. Allí se sucedieron los ataques. Arroyo, Nuyens, David García y Gárate abrieron hueco, coronaron en la cuesta y bajaron a saco en zona parcheada por el asfalto. Un final de clásica de primavera.

Tras un serio intento de Nuyens, saltó con determinación García Dapena a 4 kilómetros de la capital templaria. Los demás se dedicaron al marcaje, a mirarse, y claro, el gallego, mientras, aprovechaba para largarse. Esta vez no dependía del Astana. Buena noticia. Ya no necesitaba relevos de nadie.

Tuvo fuerzas para llegar hasta la meta, y tiempo para festejarlo. Por fin la fiesta en la casa del pobre, y sin hacer daño a nadie, como debe ser. Llegaron las lágrimas. Pero de alegría.