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El entrenador del Zenit aparta a Arshavin del equipo hasta que decida su futuro

  • Chelsea, Arsenal y Barça están interesados en el delantero
  • La influencia de Abramovich le acerca a Londres

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Arshavin (a la izquierda del presidente ruso, Dimitri Medvedev) se aleja del Zenit de San Petesburgo.

El técnico del Zenit San Petersburgo, el holandés Dick Advocaat, ha declarado que la estrella del club, Adréi Arshavin, no volverá a jugará con el equipo hasta que no decida si se queda o se marcha a Inglaterra o España, según publica el diario Sport-Express.

"Andréi no jugará con el Zenit hasta que no se aclare con su futuro. Es una decisión conjunta. Mejor dicho, yo le comenté que no debería jugar, y él estuvo de acuerdo", dijo Advocaat a la prensa tras el entrenamiento del viernes, en el que Arshavin no participó.

El Zenit, dijo Advocaat, desea conservar al jugador en sus filas, pero reconoce que no lo podrán "detener" si algún otro club ofrece por él "un buen dinero, del orden de 25 ó 30 millones de euros".

Al parecer, esta es la lección que sacó Advocaat de su pulso con el ahora ex sevillista Alexandr Kerzhakov, al que confinó al banquillo sin dejar pisar el campo cuando aquél expresó se deseo de jugar en el extranjero, y aún así no logró detenerlo.

De acuerdo con fuentes de Sport-Express, Arshavin viajará en los próximos días a Londres para reunirse con representantes del Chelsea y el Arsenal.

El director general del Zenit, Maxím Mitrofánov, dijo al diario que Arshavin "tiene dos semanas" para decidir su futuro, si bien indicó que el club solo recibió por él una oferta formal del Barcelona, de 16 millones de euros, que les pareció insuficiente.

Otras filtraciones indican que el Zenit habría aceptado ya ceder a Arshavin al Chelsea por 12 millones de libras esterlinas, a pesar de que la dirección del gigante energético Gazprom, patrocinador del Zenit, está dispuesta a mejorar su contrato con tal de que se quede.

Según esas fuentes, un factor clave de esa decisión habría sido la figura del dueño del Chelsea, el magnate ruso Román Abramóvich, quien, tras haber invertido en su club 625 millones de libras, está dispuesto a seguir desembolsando para satisfacer los apetitos de su técnico, Luis Felipe Scolari, y quiere ver a Arshavin en el equipo.

Abramóvich, cercano al Kremlin, es precisamente el hombre que costea el contrato del técnico holandés Guus Hiddink, que sorprendió al mundo al conseguir con la selección rusa el tercer puesto en la Eurocopa 2008.