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De los 28 rehenes fallecidos, Israel ha recuperado 10. Al último lo han recibido en el Centro Nacional de Medicina Forense, en Tel Aviv, donde han confirmado que es Eliyahu Magalit, que vivía en un kibutz atacado el 7 de octubre. Ese mismo día fue asesinado. Por la entrega de este cuerpo, Israel ha entregado otros 15 cadáveres de palestinos que mantenía en su poder.

El alto el fuego es frágil, ambos bandos se acusan de romperlo. Israel quiere recuperar los restos mortales de todos los rehenes, Hamás sigue buscando 18. Este portavoz de la rama política de Hamás asegura que "recuperarlos requiere maquinaria pesada y no se puede obtener debido al bloqueo israelí". Hamás denuncia que Israel sigue matando en la Franja. Esta noche, el Ejército ha atacado a una familia que volvía a su casa en Ciudad de Gaza en un vehículo, al que acusan de cruzar la línea de retirada. Hay una decena de muertos.

La ayuda humanitaria sigue entrando, aún limitada por el Gobierno israelí. Gracias a la llegada de harina, levadura, azúcar y combustible, la ONU ha podido reabrir panaderías. Naciones Unidas exige que abran todos los pasos fronterizos porque, dicen, solo así llegará la ayuda a toda la población porque las carreteras están destruidas y la situación en el norte es especialmente crítica.

Foto: REUTERS/Dawoud Abu Alkas

En el hospital Nasser, en Jan Yunis, decenas de bolsas de plástico con cuerpos palestinos entregados por Israel se apilan a la espera de un nombre. Solo llevan un número. Las autoridades sanitarias de Gaza han asegurado que muchos presentan signos de tortura y mutilación, lo que complica su identificación en un territorio sin medios para realizar pruebas de ADN.

Entre los pasillos del hospital, madres y familiares buscan entre fotografías proyectadas alguna pista que les devuelva a los suyos. Algunos cuerpos fueron hallados con las muñecas atadas, lo que apunta a que podrían haber muerto bajo custodia israelí; otros, según las autoridades locales, serían víctimas directas de los bombardeos.

El acuerdo de alto el fuego incluía también un canje de cadáveres: 15 cuerpos palestinos por cada rehén israelí fallecido, el intercambio más doloroso de un proceso que intenta sostener una paz aún frágil.

Foto: OMAR ASHTAWY

El lunes se firmó el alto el fuego en Gaza. A día de hoy, a punto de terminar la primera semana, no parece que se esté cumpliendo lo pactado.

Las partes se acusan mutuamente de esos incumplimientos. Israel sigue sin abrir el paso de Rafah, junto a la frontera con Egipto, para que entre buena parte de la ayuda humanitaria. Ahora mismo están entrando unas 560 toneladas diarias por otros accesos, insuficientes para las grandes necesidades que tienen los gazatíes.

Israel, por su parte, exige a Hamás que entregue los restos de los 19 rehenes que siguen en la Franja. Por ahora ha entregado 9. La milicia esgrime dificultades para localizarlos entre tanta destrucción y culpa a Israel de matar a gazatíes durante este tiempo. También de haber cometido torturas y ejecuciones extrajudiciales durante los últimos dos años.

Imagen: AFP / OMAR AL-QATTAA

En una Gaza devastada, las familias comienzan a levantar tiendas entre los escombros de lo que fueron sus hogares. Los niños estudian sobre el polvo y celebran el alto el fuego, aunque la calma es frágil. En los últimos días se han multiplicado los ajustes de cuentas entre Hamás, milicias rivales y supuestos colaboradores de Israel. El presidente estadounidense, Donald Trump, ha advertido que, si Hamás no cumple, "alguien intervendrá", en referencia a Israel.

Mientras tanto, los cuerpos de palestinos que Israel ha devuelto como parte del acuerdo muestran signos de tortura, según las autoridades gazatíes. Hay más de un centenar de cadáveres sin identificar, muchos con manos atadas y ojos vendados. Las familias buscan a los suyos entre fotografías y listas. La ayuda humanitaria apenas avanza; los camiones del Programa Mundial de Alimentos logran entrar por el cruce de Kerem Shalom, pero las carreteras destruidas bloquean el acceso al norte de la Franja.

Foto: REUTERS

Los cadáveres de palestinos asesinados en prisiones israelíes tenían los ojos vendados, heridas de bala y podrían haber sido atropellados por tanques, según el ministerio de Salud de Gaza, que insiste en que identificar los cuerpos es extremadamente difícil. Las familias ven fotos de cadáveres no identificados en una pantalla. Es todo lo que tienen para reconocer a sus seres queridos.

La entrega de cadáveres enfrenta a Hamás e Israel. La milicia palestina sigue buscando bajo los escombros los 19 cuerpos que ha prometido devolver. Responsabilizan a Netanyahu de los retrasos en la entrega. Dicen que los ataques de Tel Aviv han destruido los túneles y edificios donde estaban.

Turquía ha anunciado que enviará a más de 80 expertos en rescate, y Estados Unidos estudia recompensar a los palestinos que ayuden en la búsqueda de rehenes. Para Israel es una excusa de Hamás. Netanyahu dice que la milicia está incumpliendo el acuerdo de paz. Mientras, Trump confía en que la primera fase salga adelante y ahora dice que no es necesaria una intervención estadounidense sobre terreno.

La tensión escala y la comida que entra en Gaza sigue siendo insuficiente para cubrir las enormes necesidades que tiene la población.

Diez días después del alto el fuego, Husam y su familia regresan a su hogar en la Franja de Gaza. Su casa aún resiste, pero alrededor solo queda destrucción: donde antes había edificios y mercados, ahora se extiende un paisaje de ruinas. “Solía tomar café aquí… pero la escena es horrorosa”, dice Husam desde su balcón.

En medio del caos, un hospital sigue funcionando con recursos mínimos. “Tratamos heridas por explosiones y balas; falta de todo”, cuenta un médico extranjero. Las familias carecen de agua, alimentos y medios para cocinar. Pese a la tregua, la vida sigue suspendida entre la desesperanza y la duda de si realmente se puede volver a empezar.

Los cuerpos de los dos últimos rehenes israelíes han llegado a Israel mientras continúan las tareas para localizar a los otros 19 cadáveres en Gaza. La búsqueda avanza lentamente entre los escombros y bajo la presión del Gobierno israelí y de las familias, que han comenzado a enterrar a los que ya han sido identificados.

Estados Unidos ha ofrecido recompensas a los gazatíes que ayuden a encontrar los cuerpos y ha insistido en que la demora no rompe el acuerdo de paz, pese a que Israel la usa como argumento para restringir la entrada de ayuda humanitaria.

Foto: ABIR SULTAN

Manifestantes encima de marquesinas, contenedores quemados y cargas policiales. Son algunos de los incidentes en las protestas de Barcelona. Ha sido el colofón de una manifestación multitudinaria y mayoritariamente pacífica, en la jornada de huelga en apoyo al pueblo Palestino.

En Valencia, tensión y cargas policiales para dispersar la concentración a las puertas del estadio donde el Valencia Basket juega un partido de la Euroliga contra otro equipo israelí.

Foto: David Zorrakino / Europa Press

La entrega e identificación de los cadáveres, tanto israelíes como palestinos, es una de las principales acusaciones que se lanzan tanto Israel como Hamás sobre el incumplimiento del acuerdo para Gaza. Tel Aviv ha denunciado que Hamas solo ha entregado 7 de los 28 cuerpos que retiene. Del lado palestino, hay quejas parecidas.

Otro problema es la entrada de ayuda humanitaria. Israel ha anunciado el retraso de la apertura del paso de Ráfah hasta la entrega de los cadáveres restantes, pero también ha exigido la desmilitarización de la Franja y el desarme de Hamas. Por su parte, las autoridades del enclave han denunciado que los israelíes siguen con sus bombardeos en algunos puntos de la región, lo que ha provocado la muerte de varias personas.

Foto: AP

Miles de personas continúan en las calles durante demostrando su apoyo a Palestina, en algunos casos con incidentes y cargas policiales en Valencia, o Barcelona, donde han volcado y quemado contenedores. Varios manifestantes han subido encima de marquesinas en las protestas de la Ciudad Condal.

Este ha sido el colofón de una manifestación multitudinaria, mayoritariamente pacífica, en la jornada de huelga en apoyo del pueblo Palestino. Manifestantes explican a TVE que "este acuerdo de paz lo consideramos una pantomima" y "una tregua ficticia".

En Valencia se han producido cargas policiales para dispersar la concentración a las puertas del estadio donde el Valencia Basket juega un partido de la Euroliga contra otro equipo israelí. En Manresa, los manifestantes han cortado las vías del tren en protesta por el partido de baloncesto entre el equipo local y uno israelí.

En Madrid, esta tarde, miles de personas han reclamado la ruptura de relaciones con Israel. Según la secretaria de acción social de CGT Confederal, Carmen Arnaiz, "no se puede hablar de final de un conflicto si no hay justicia".

Además de la huelga general convocada por CGT, UGT y CC.OO. han convocado paros parciales en centros de trabajo y concentraciones en las principales ciudades por la mañana. El secretario general de CC.OO., Unai Sordo, afirma "que hay que abrir un verdadero proceso de paz, un proceso político".

Imagen: EUROPA PRESS / DAVID ZORRAKINO

Una manifestación para apoyar a Palestina que ha comenzado a las 18.00 horas en la Estación de Sans de Barcelona ha empezado con disturbios, lanzamientos de objetos contra comercio, quema de contenedores y una manifestación que a las 19.00 continúa en medio de un gran despliegue policial. El punto de destino de los protestantes es el consulado de Israel en la ciudad, defendido por un gran dispositivo.

En esta manifestación se observa a más gente joven que en la protesta de la mañana que, según la Guardia Urbana, había unas 7.000 personas. Según fuentes gubernamentales hay 15.000 manifestantes en la protesta. Es una marcha más unitaria secundada por todos los sindicatos con diferentes perfiles, pero especialmente jóvenes, que principalmente son los que han estado causando los disturbios. El grueso de la manifestación avanza lentamente debido al despliegue policial y a los disturbios, que dificultan el paso.

Según cuenta uno de los manifestantes a RTVE, de nombre Joan, un contenedor "quemado es el resultado de una sociedad quemada" y explica que "hay mucha gente que está muy quemada y muy descontenta con todo lo que está pasando". Señala que los disturbios son "un pequeño incidente". Este incidente no es el primero de la jornada, pues antes de que comenzara la marcha las autoridades se vieron en la obligación cerrar la Estación de Sans.

La manifestación prosigue de manera más coordinada.

Imagen: REUTERS / ALBERT GEA