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El cineasta Diego Buñuel, nieto del legendario director Luis Buñuel, ha sido este año el encargado de romper la hora en Calanda, Teruel, cuna del cineasta. Es uno de los momentos más esperados de la Semana Santa, además del más estruendoso. Llega a las 12 del mediodía, cuando al unísono los tambores suenan para romper el silencio.

La tradición de este Viernes Santo también se ha vivido en procesiones como la de los Salzillos, en Murcia, o en la pasión viviente de Castro Urdiales, en Cantabria, donde se recrean las últimas horas de la vida de Jesús.

En Zaragoza, el Santo Entierro ha reunido a 16.000 cofrades. Y en Lorca, Murcia, el desfile bíblico pasional se convierte en una puesta en escena con 3.000 figurantes que representan distintas escenas de la historia sagrada.

En el archivo y en la memoria están otras celebraciones de este Viernes Santo que este año la lluvia ha impedido realizar en lugares como Ferrol, Toledo o Valladolid, que se ha quedado sin ver su popular procesión general.

FOTO: EFE/ Antonio García

Las calles de la localidad turolense de Calanda han recibido a los tambores y bombos que resuenan durante más de 26 horas ininterrumpidas de percusión. El inicio lo marca cada año la 'Rompida de la Hora' en su plaza principal a mediodía del Viernes Santo. Durante los instantes previos, reina el silencio para dar paso al atronador sonar de los instrumentos. Diego Buñuel, nieto de Luis Buñuel, ha encabezado el acto por el 125 aniversario del nacimiento del célebre cineasta.

A lo largo de la noche, más de 15.000 nazarenos han copado las calles de Sevilla en su Madrugá, uno de los momentos más emblemáticos de su Semana Santa. En total, 12 pasos y seis cofradías han desfilado entre silencios solemnes y gritos de júbilo. La procesión de la Macarena recorre la capital hispalense durante 13 horas.

La localidad barcelonesa de L'Hospitalet de Llobregat cuenta con una tradición muy singular y es que desfila la única cofradía laica de España. Las procesiones están organizadas por una entidad social y no participa ningún representante eclesiástico. Tampoco salen de una iglesia, sino de su propia sede, y no peregrinan hasta un templo.