Enlaces accesibilidad

La mortalidad de los inmigrantes que tratan de llegar a España se duplica en el primer trimestre

  • Entre enero y marzo murió 1 de cada 27 personas que intentaba alcanzar el país
  • Además, las llegadas han subido un 13% respecto al mismo período de 2017
  • Aumenta la peligrosidad del viaje desde Libia hacia Italia, según ACNUR

Por
Policías y bomberos recogen los cadáveres de seis inmigrantes en la playa Bastián de Lanzarote
El año pasado se registraron 28.000 llegadas de inmigrantes a territorio español, el doble que en 2016.

El número de muertos entre las personas que intentaron llegar a España entre enero y marzo de este año "se ha incrementado considerablemente", según el último informe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), que calcula que 1 de cada 27 inmigrantes fallecieron cuando trataban de alcanzar territorio español. En el mismo período de 2017, esa proporción era de 1 muerto por cada 52 personas que intentaban llegar.

Según el informe Travesías desesperadas que analiza los patrones de movimiento de los inmigrantes en 2017 y primeros meses de este año (ver informe en pdf, en inglés), la llegada de inmigrantes a España se duplicó el año pasado en comparación a 2016 (hubo 28.349 nuevas llegadas, frente a las 14.094 de un año antes) y esa tendencia se mantiene en el arranque de este año, ya que entre enero y marzo se ha registrado un alza del 13%.

Indica también que las dos principales nacionalidades de los llegados en 2017 fueron marroquíes y argelinos, además de registrarse un aumento del 67% en los procedentes de países del África subsahariana.

Los sirios siguieron siendo el grueso de los que llegaron por tierra, principalmente a través de la entrada por Melilla. La mayoría de los que vinieron eran familias y el 48%, niños.

Bajan las llegadas a Europa, pero aumenta la mortalidad

Respecto al conjunto de movimientos migratorios hacia Europa desde los paíse de la cuenca mediterránea, ACNUR denunciado que, aunque entre 2017 y 2018 ha descendido el número de inmigrantes llegados al Viejo Continente, también han aumentado las cifras de muertes en el Mediterráneo.

Desde la firma del acuerdo entre la Unión Europea y Turquía para el control de los flujos de refugiados, la cifra de personas arribadas a costas europeas ha bajado de más de un millón en 2015 hasta 364.000 en 2016 --según la agencia europea Frontex-- y 171.000 en 2017, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

Sin embargo, este descenso no se ha visto acompañado por una disminución de los refugiados que mueren en su camino hacia territorio europeo. ACNUR recuerda que 3.139 personas fallecieron tratando de cruzar el Mediterráneo en 2017 y 501 lo han hecho desde principios de 2018.

Además de las muertes en el mar, la agencia de la ONU señala que al menos otras 75 personas perecieron el año pasado en las rutas terrestres a lo largo de las fronteras exteriores europeas o en sus desplazamientos dentro de Europa.

Mujeres y menores, los más vulnerables

"Los viajes hacia y a través de Europa continúan cargados de peligros para refugiados e inmigrantes", ha declarado la directora de la oficina de ACNUR para Europa, Pascale Moreau. Y no sólo por los peligros que entrañan las rutas, sino también por "los abusos y las extorsiones de los que los refugiados a manos de redes de trata, tráfico y grupos armados a lo largo de su viaje", alerta el informe.

Las mujeres y los menores no acompañados "continúan particularmente expuestos a la violencia sexual y de género en las rutas y en algunas localizaciones del continente", avisa el Alto Comisionado para los Refugiados, que destaca que el año pasado llegaron a Europa más de 17.000 menores no acompañados.

Entre los riesgos y obstáculos que encuentran los inmigrantes, ACNUR añade "los continuos y preocupantes informes sobre devoluciones automáticas".

"El acceso al territorio y a procedimientos de asilo ágiles, justos y eficaces son vital para quienes buscan protección internacional. La gestión de fronteras no es incompatible con las obligaciones internacionales de los Estados de ofrecer protección a los refugiados", ha subrayado Moreau.

El viaje a Italia es ahora más peligroso

El informe analiza los flujos de inmigración en los países europeos con costa en el Mediterráneo y destaca el aumento de la peligrosidad en el viaje hacia Italia desde Libia, una ruta en la que las tensiones entre los guardacostas libios y los equipos de rescate civiles han hecho desaparecer a la mayoría de los barcos que rescataban personas del mar.

Así, aunque el número inmigrantes y refugiados llegados a las costas italianas en los primeros tres meses de este año ha descendido un 74% con respecto a igual periodo de 2017, la tasa de mortalidad se ha duplicado: murió una persona de cada 14 que trataba de llegar, mientras que entre enero y marzo de 2017 falleció uno de cada 29 inmigrantes.

Además, ACNUR alerta de que, en los últimos meses, "se ha observado un preocupante deterioro de salud en los llegados a Italia desde Libia, con más personas arribando en estado de extrema debilidad y delgadez, y en general con mala salud".

La reducción de llegadas a Italia se inició a partir de la aprobación en julio de un plan de acción de la Comisión Europea para reducir la inmigración irregular hacia ese país y de las medidas aplicadas por Roma en la misma dirección, incluido el aumento de apoyo a los guardacostas libios. Mientras las llegadas a las costas italianas bajaban, las registradas en España y Grecia subían, aunque en menor escala.

Así, en Grecia se redujeron drásticamente las llegadas el año pasado en comparación a 2016 (de 173.450 pasaron a 29.718). Sin embargo, entre mayo y diciembre de 2017, se produjo un incremento: llegaron 24.600 personas, frente a las 18.300 de igual período del año anterior. Ese alza se ha mantenido en los tres primeros meses de este año.

En este país, la mayoría de los llegados procedían de Siria, Irak y Afganistán, y muchos de ellos eran familias con niños. En estos casos, ACNUR incide en que los solicitantes de asilo "sufrieron prolongadas estancias en las islas griegas, en situación de hacinamiento y en precarias condiciones".

Los que trataron de cruzar hacia la UE por los Balcanes toparon con dificultades en Hungría -que aumentó sus restricciones a la entrada legal- y con devoluciones automáticas en muchos Estados, que les negaron la posibilidad de solicitar asilo y les devolvieron -"frecuentemente usando la violencia"- a países vecinos.

Aumento de los reasentamientos

Como puntos positivos, la agencia se congratula de que el número de refugiados reasentados en la Unión Europea aumentó un 54% en 2017 respecto al año anterior.

La mayoría de los 26.400 refugiados reubicados fueron sirios (el 84% del total) y los países europeos que acogieron a mayor número de inmigrantes fueron Reino Unido, Suecia y Alemania.

Asimismo, el Alto Comisionado para los Refugiados también celebra que pudiese comenzar a facilitar la evacuación de personas en situación vulnerable desde Libia hacia Níger e Italia. En concreto, sacó a 1.000 personas del país norteafricano, donde estaban recluidas en centros de detención que impedían darles la protección internacional que la ley internacional les garantiza.

Pese a esos avances, Moreau advierte de que "aún quedan importantes obstáculos que limitan el acceso a vías seguras y legales de entrada, por ejemplo en materia de reunificación familiar, por lo que pedimos más solidaridad" entre los Estados europeos y de éstos hacia los países de primer asilo y de tránsito.